Opinión

Con Jerónimo Saavedra en la promoción cultural de Canarias

Jerónimo Saavedra y El Hierro

Jerónimo Saavedra y El Hierro

A Jerónimo Saavedra lo conocí en la etapa política española después de la Transición de 1977-79 y su paso por el mundo universitario de La Laguna. Siendo concejal de La Orotava en la primera etapa de la democracia 1979-83 le saludé en las Fiestas Patronales del Corpus y Romería de San Isidro cuando visitó el municipio con algunos compañeros socialistas que disfrutaron de lo lindo, como le sucedió a Juan Alberto Martín, recordado economista palmero.

Años más tarde, en 1987, coincidí con el abogado y profesor universitario Saavedra en el mundo laboral y sindical, así como en el Parlamento de Canarias después que fuera el primer Presidente del Gobierno de Canarias. Tuve la oportunidad de compartir algunos años de Senador por la Comunidad Canaria, en un ejercicio político de time sharing, así como la etapa en que fue derogado como presidente del Ejecutivo Canario por una moción de censura que le planteó Manuel Hermoso desde la vicepresidencia, en marzo de 1993, por culpa del incumplimiento político financiero del ministro de Hacienda español respecto a una agenda canaria comprometida en el mundo de las carreteras. No obstante ello me permitió conocer el saber hacer del amigo Jerónimo Saavedra a pesar de las diversas incidencias políticas que habían surgido en la aprobación de la Ley de Aguas para Canarias en los primeros años de su presidencia en el Gobierno canario. Recuerdo que entonces le regalé una caricatura que le había dibujado mi suegro portuense, inmerso en el mundo socialdemócrata, Vicente Jordán.

En 1992 fui electo por un año como diputado del Parlamento Europeo y luego designado por el presidente Manuel Hermoso como viceconsejero de Relaciones Institucionales del Gobierno canario y coincidí con Jerónimo siendo ministro de Administraciones Públicas del Ejecutivo de Felipe González. Si no recuerdo mal, Salvador García atendía los servicios administrativos del flamante ministro canario. Mientras consigo ser electo de nuevo eurodiputado entre 1994 y 1996 y Jerónimo Saavedra, en 1995, vuelve a ser nominado ministro de Educación aunque luego pierde las elecciones a la presidencia del Ejecutivo canario en junio de 1999. Fecha en la que consigo ser elegido nuevamente diputado europeo por cuatro años terminando mi etapa política en 2003. A partir de entonces y una vez conocido el nuevo orden internacional derivado en 2001 por el ataque terrorista a las Torres de Nueva York Jerónimo apuesta por participar en la vida municipal de Las Palmas de Gran Canaria y sale elegido Alcalde en mayo de 2007, con 71 años de edad, para cerrar posteriormente su actividad política como Diputado del Común.

A partir de entonces un grupo de canarios repartidos por el mundo europeo y liderado por un lanzaroteño afincado en Berlín, Damián Peña, decidimos conformar una sociedad que tendría como objeto principal la Promoción Cultural de Canarias en Europa. Elegimos como Presidente de la Sociedad a Jerónimo Saavedra, del PSOE, y a este relator como vicepresidente, de CC. Entre los demás directivos, el funcionario de la Embajada de España en Berlín, Damián Peña, así como los escritores Elsa López y Félix Hormiga entre otros. En el Consejo Asesor contamos con personajes como el portugués Nobel de Literatura, José Saramago, que residía en Lanzarote, y Benito Cabrera, timplista conejero. Lo cierto fue que hice cierta amistad con Jerónimo y supe muchas cosas de su vida. Solo me llevaba 6 años de edad y había estudiado en la universidad de La Laguna, él Derecho y yo selectivo de Ciencias. Ambos residíamos en colegios mayores, en La Laguna al igual que más tarde en Madrid. Seis años de diferencia en esa época era mucho. Jerónimo estudió con los jesuitas en Las Palmas e Isidoro con los salesianos en La Orotava. Tenía claro que Jerónimo era mucho, todo un personaje extraordinario. Un hombre culto y melómano además de un auténtico demócrata en el mundo de la política.

Entre 2006 y 2011 pude incorporarme al mundo cultural de nuestra Sociedad y en el recuerdo mantengo los viajes a Europa y a África con Jerónimo Saavedra. De manera particular a San Petersburgo para profundizar en el conocimiento del legado del ingeniero canario don Agustín de Betancourt en la Rusia zarina, y a París y a Berlín para conocer a jóvenes valores canarios del mundo musical. En Canarias formalizando convenios culturales con los ayuntamientos de Teguise y Arrecife en Lanzarote, y de La Orotava en Tenerife, al igual que con la Fundación Fundoro sobre viajeros científicos europeos. En África recuerdo en Casablanca, con Luis Planas de embajador, compañero exdiputado europeo y hoy ministro de agricultura, la participación cultural con el Instituto Cervantes y el colegio de España. También en Cabo Verde, donde no faltó la música caboverdiana ni la visita a la universidad de Praia con la lluvia horizontal y el libro Garoé por bandera. No puedo terminar sin evocar de Jerónimo Saavedra Acevedo la masonería como ejemplo de su coherencia humanista. ¡Descansa en paz!

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