Opinión

Narrativas

Colocación de las urnas y papeletas para las próximas Elecciones Generales del 23 de Julio.

Colocación de las urnas y papeletas para las próximas Elecciones Generales del 23 de Julio. / Jordi Otix

El conjunto de discursos enfangados que se van sucediendo en esta campaña electoral constituyen un relato de las cosas cuyo significado profundo está por descifrar. Tendrá que pasar un cierto tiempo hasta poder interpretar con precisión todo lo que se está diciendo y su efecto sobre la realidad política y social del país, y aunque el resultado de las elecciones será determinante a esos efectos, este no será el único elemento a tener en cuenta para el análisis postrero. Ese relato tan contextualizado en la batalla política entre dos bloques ideológicos y sus diferentes formas de ver el mundo, que solo en determinados aspectos se identifica claramente en los programas electorales, apenas vislumbra lo que realmente está en juego para una sociedad democrática, porque la narrativa subyacente en él se muestra opaca y torpe respecto a su verdadero contenido y objetivo.

La narrativa del debate político en España está dominada de forma tan simple y mendaz por cuestiones anecdóticas que se convierte ella misma en mentirosa y manipuladora, porque no desvela el verdadero hilo conductor que la impulsa o la sostiene, ni el lugar hacia el que se dirige como modelo social y de convivencia. Su sentido profundo se oculta bajo polémicas estériles y una palabrería incesante que deja huérfano de información y de contextualización todo lo que se dice, y desamparados a los supuestos destinatarios de los discursos, los ciudadanos llamados a las urnas.

Y eso afecta tanto a las cuestiones prácticas que deben dilucidarse en unas elecciones, es decir, el tipo de gobierno y de gestión que cada partido o candidato propone, como a las consecuencias profundas que esta dinámica producirá en un futuro próximo y en el devenir histórico del país en el marco de una crisis de la democracia liberal tal como la entendemos ahora. Es decir, que se atiende con frecuencia más a los elementos técnicos formales del discurso que a su verdadera esencia, decididos su autores a imponer la dialéctica del ruido sobre la consistencia del mensaje.

El resultado del 23-J será una anécdota comparado con su significado profundo en el marco del avance de la internacional cavernícola en todo el mundo, la narrativa a la que verdaderamente responde

Esa narrativa de efectos narcotizantes está dominada en estos momentos por una derecha que vuelve a dar muestras de considerar ilegítimo todo aquello que escapa a su control y poder, que ha impuesto su marco mental en el enfoque de la campaña y las elecciones, y que ha sembrado el campo de minas explosivas como hitos con los que despistar el verdadero territorio hacia el que se dirige. Y es una narrativa que la izquierda no está sabiendo contrarrestar porque se ha detenido más de la cuenta mirando el árbol que el bosque.

La derecha española, que nunca ha estado cultural e intelectualmente especialmente vinculada al liberalismo europeo, está asumiendo a gran velocidad esa narrativa del movimiento neoconservador y trumpista internacional, no ya solo en la formulación de un ideario que cuestiona muchos de los derechos incorporados y libertades conquistadas desde la mitad del siglo pasado (40 años después en España), sino también en la utilización de herramientas ajenas al debate democrático y a una cultura de la convivencia. Todo ello desemboca en lo que el escritor Antonio Muñoz Molina ha denominado “La era de la vileza”. Del resultado de estas elecciones no dependerá tanto la composición y orientación política del próximo gobierno, cuanto el tipo de sociedad a la que se aspira; no es una mera decisión sobre la posible alternancia en el poder, que formalmente no debería cambiar lo esencial de la política del país pese a sus diferentes recetas de gobernanza en determinados aspectos, sino que por primera vez desde la Transición se vislumbra un cambio de orientación en la concepción profunda del modelo de sociedad y de las reglas del juego democrático.

Ese es el relato dominante que se oculta en esta campaña electoral, más allá de las valoraciones que cada cual haga sobre el perfil o la capacidad de gestión de los candidatos. El resultado del 23-J será importante a efectos parlamentarios y de gobierno, pero una anécdota comparado con su significado profundo en el marco del avance de la internacional cavernícola en todo el mundo, la narrativa a la que verdaderamente responde.

Suscríbete para seguir leyendo