Opinión | Sangre de drago

Feliz Pascua

Pascua Florida

Pascua Florida / Carsten W. Lauritsen

Ayer terminaba la Semana Santa. Quienes la atravesamos en todo su misterio de amor, dolor y gloria, terminábamos felicitándonos la Pascua. Feliz Pascua, feliz paso, de la muerte a la vida, del pecado a la libertad, del dolor a la salud, del sepulcro a la gloria de la resurrección. El paso que simboliza la primavera, que nos hace retoñar las varas secas con el augurio de la fruta del verano, se hace historia de la Salvación en Jesús, muerto y resucitado. Lo creas o no, lo hayas vivido o no, te deseo una feliz Pascua. Permíteme este atrevimiento que quiere ser respetuoso, pero que quiere compartir los motivos que hacen bellos todos los días de mi vida. Una compartida felicitación que salpique de alegría tu vida. Lo deseo de todo corazón.

Muchas veces los respetos humanos y un mal entendido respeto a la libertad ajena nos limita la posibilidad de compartir lo que hemos descubierto. Como si nos costara hacer partícipes a los demás de nuestras experiencias de gozo. El bien se comparte, no se guarda escondido para uno como si compartirlo lo empequeñeciera. Todo lo contrario; compartirlo lo hace más grande. Si has descubierto sentido en tu vida y has logrado alcanzar el gozo de un amor infinito, guardarlo escondido solo para nuestro bien es una atrocidad. Por eso te deseo Feliz Pascua.

La experiencia de haber conocido la sepultura vacía de Jesús en el testimonio de sus amigos ha sido una asombrosa sorpresa. Lo imposible ha ocurrido y el asombro ha iluminado mi vida. El radical miedo que paraliza toda psicología humana ha sido vencido por el triunfo de aquella víctima. Ya lo recordaba el autor de la carta a los Hebreos, que muchos pasamos la vida como esclavos por miedo a la muerte. Pues resulta que, si la muerte ha sido vencida, la libertad es posible. ¡Cómo no compartirlo! Feliz Pascua.

En el crisol de propuestas de vida buena que nos hemos ido dando a lo largo de la historia, uno va revisándolas y extrayendo de ellas piezas de un puzzle que se acoteje a lo que somos. A mí me faltaba la pieza pascual y la he encontrado. Ahora sí que sí. Ahora si es completa la propuesta de vida buena que anhela, como sedienta de infinito, mi alma. La propuesta que viene tan de dentro como de fuera. Una propuesta que es puente entre lo grande y lo pequeño, entre lo bello y lo feo, entro lo amplio y lo estrecho. Un puente que supera toda paradoja y dilema. Que acoge lo peculiar y amplía lo común. Cómo no compartir su grandeza. Feliz Pascua.

Quienes buscamos la emancipación la encontramos allí, donde la libertad respeta las decisiones eternas. Quienes necesitamos entender las cosas que ocurren y precisamos que la verdad sea la meta de toda búsqueda, allí la encontramos. Es camino, vida y verdad. No le basta que nos salvemos si no llegamos al conocimiento de la verdad. Y descubrirla es descansar. Es experimentar la frescura del árbol que nos da sombra porque tiene los brazos crucificados. Y su dolor es tan real como su muerte, y su muerte ha dado muerte a la mía dándome la libertad que no podía ni imaginar. La locura de una libertad que solo tiene el límite del amar.

Feliz Pascua.

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