Opinión | El recorte

Asuntos muy exteriores

Visita de Ángel Víctor Torres a Cuba

Visita de Ángel Víctor Torres a Cuba / ACFI PRESS

El presidente canario, Angel Víctor Torres, anda de viaje por Cuba y Venezuela, echando la pandorga en la comunidad de ciento veinte mil canarios emigrantes que pueden votar en las elecciones municipales y autonómicas. No hay nada como ir de cartero para anunciar el aumento de ayudas económicas para la gente que malvive en la penuria del socialismo real.

Para un ciudadano cubano o venezolano comer es un milagro que no pasa todos los días. Ni siquiera si tienes el suficiente dinero para comprar en el mercado negro de la alimentación; sencillamente, porque el desabastecimiento que padecen Cuba y Venezuela es dramático. Los habituales cortes de luz, la carencia de un trabajo digno y la ruina de todos los sectores productivos han convertido la vida cotidiana en pura supervivencia.

Vivimos en un mundo sin principios. Dictaduras petroleras medievales como Qatar organizan mundiales de fútbol o, como Arabia, tiene de rodillas a todos los países democráticos de Europa. Regímenes políticos igualmente totalitarios, como la Venezuela bolivariana o la Cuba comunista, también son distinguidos con el beneplácito de partidos y gobiernos que se supone que defienden una libertad política que allí tampoco existe. En fin. Es lo que hay.

Pero el viaje más importante que tiene previsto el presidente canario, si no se lo cargan desde Exteriores, es el que va a realizar próximamente a Marruecos. Un desplazamiento que sigue a la reunión de alto nivel y bajo resultado que celebró el Gobierno de España con su homólogo marroquí. Aunque todos los ojos estaban puestos en el resultado de ese encuentro, por lo conocido no pudo ser más decepcionante para Canarias. Ni una sola palabra en relación con los asuntos que más preocupan a las islas, como es eso de que te pinchen el suelo oceánico que nos queda justo al lado.

Es cierto que el futuro de la economía de las islas pasa, nos guste o no, por el de los países más próximos del vecino continente. Gran parte del tomate se fue a Marruecos, que tiene menores costes de producción. Y si no andamos con ojo, lo mismo nos puede ocurrir con el turismo o el comercio internacional. Europa y España deberían entenderse con Marruecos a través de Canarias, dándole a las islas un papel protagonista en las políticas y las relaciones con el reino de Mohamed VI. Pero hasta ahora somos actores extremadamente secundarios de una película de cine mudo. Y por la pinta que tiene la cosa, lo seguiremos siendo. Madrid y Bruselas siguen a su bola, pasando de nosotros. Así que no sé qué piensa el presidente canario que puede conseguir él solo en Marruecos. Igual un milagro. Tengamos fe.

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