Opinión | El recorte

Morcillas contra misiles

Los huevos fritos con morcilla de Landa.

Los huevos fritos con morcilla de Landa.

En esa maravillosa película de Harold Ramis, Groundhog Day, asesinada como es habitual en su traducción al español como Atrapado en el tiempo, Phil (Bill Murray) es un cínico y descreído hombre del tiempo de una cadena de televisión que es humillantemente enviado un año más a Punxstawnwey, para cubrir la información del festival del Día de la Marmota. Pero termina atrapado en un bucle temporal, donde el mismo día se repite una y otra vez. En una de las muchas hilarantes escenas de la película, Phil (Murray) acaba en la barra de un bar con Rita (Andie MacDowell) brindando «por la paz mundial» y poniendo la sonrisa de una candidata a Miss Universo.

La inocencia o la candidez, cuando se produce fuera de contexto, suele provocar una sonrisa. Hace muchos años, cuando los dinosaurios de la transición habitaban esta tierra de conejos llamada Spania, en algunos ayuntamientos de este país se aprobaban cosas muy estrambóticas. El de La Laguna, creo recordar, tomó un acuerdo plenario para felicitar al dirigente ruso Brezniev en su cumpleaños. Pero por toda la nueva geografía municipal, los ediles disfrutaban de la libertad política como niños en una guardería proponiendo y debatiendo asuntos que en vez de referirse a las farolas, las calles y los servicios municipales entraban en el terreno de la política nacional o internacional.

La democracia creció y se hizo carne entre nosotros. Y aquella candidez desapareció de los debates sustituida por los navajazos de carácter local. Hasta que ha llegado el Ayuntamiento de Burgos para lanzar una evocadora chorrada sobre el panorama informativo: en un acuerdo plenario votado por PSOE y Ciudadanos, con la abstención del PP y la oposición de Vox, se ha aprobado solemnemente la abolición de las armas nucleares.

El mundo puede dormir mucho más tranquilo después de una noticia así. Burgos abandona la carrera nuclear y lanza al mundo la orden de desmantelar los misiles que amenazan la paz mundial. Mientras la copia del acuerdo llegaba a la residencia oficial de Vladímir Vladímirovich Putin, las redes sociales se incendiaron con miles de memes de ciudadanos que se partían la caja. Inexplicablemente, la decisión del pleno municipal había sido tomada a risa.

Debe ser porque uno echa de menos aquellos años de la transición, pero no me parece mal que algunos políticos sigan siendo tan cándidos que puedan ser tomados por idiotas. Es verdad que cobran por gestionar el dinero de los impuestos de los ciudadanos dándoles los servicios que se merecen, entre los que no está el desarme nuclear. Pero, oye, una coña al año no hace daño. Más morcillas y menos misiles.

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