Como en el cuento del zapatero de los hermanos Grimm, España necesita un milagro. Unos duendes que, mientras dormimos, salgan de su mundo mágico para fabricar maravillosos productos que podamos exportar al mundo. O incluso, para ser más prácticos, que nos impriman papel moneda para encontrarnos millones de euros cuidadosamente ordenados al lado del desayuno.

Estamos aterrizando en el viejo sueño comunista por la vía de los hechos consumados: el 44% de la población española está viviendo gracias a un sueldo o subsidio del Estado. Lo publicaba ayer el periódico El Mundo. Más de 21 millones de personas dependen ahora mismo, para vivir, de los presupuestos públicos: casi nueve millones de pensionistas, tres millones doscientos mil empleados públicos, tres millones setecientos mil parados y cuatro millones cien mil afectados por ERTE y casi un millón de autónomos que cobran la prestación extraordinaria.

Escuchamos a muchos, políticos, en estas aciagas semanas, reclamando que necesitamos más gente trabajando en la Sanidad pública -porque solo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena- para poder asumir las listas de espera sanitarias que se han multiplicado con la pandemia y para enfrentarnos a crisis como la del coronavirus. Necesitamos, pues, contratar a miles de nuevos profesionales sanitarios. También deberíamos aumentar el gasto en educación pública, que es una inversión de futuro, contratando más profesorado. Y por supuesto, invertir en I-D y en las universidades españolas. Y contar con una red pública y gratuita de residencias de mayores, porque es una vergüenza que no atendamos a nuestros ancianos. Debemos crear una renta básica que ayude a los más necesitados. Y hay que pagar los alquileres de las familias que no tienen suficientes recursos. Sostener a nuevos los parados y pensionistas. Subvencionar el transporte público de viajeros... Una lista inacabable.

Nuestra vida se parece cada vez más a ese viejo chiste con el que se representa la realidad de España: una zanja de obra en la que hay siete personajes opinando sobre cómo hay que hacerla, cuánta profundidad debe tener y cómo debe ser de ancha, y un tipo trabajando con un pico y una pala, que es el único que la está haciendo. ¿Cómo se soporta la riqueza de un país cuando hay cada vez menos músculo en el sector privado que es el que genera la riqueza y paga los impuestos para sostener todo lo demás?

Mantener las nóminas públicas y las prestaciones sociales está ahora mismo por encima de los 25.000 millones mensuales. España, durante los últimos años, ha seguido recaudando muchos menos recursos de los que necesita gastar cada año en mantener el actual estado del bienestar, lo que le ha llevado a superar los objetivos de déficit y a seguir endeudando el país sin remedio. No aprovechamos los años de crecimiento para hacer caja y para sanear las cuentas públicas y llegaremos endeudados y debilitados al mundo postcoronavirus. El ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Y el español, es el único que lo hace en la misma crisis.