Los clásicos del rock tienden a acomodarse en el régimen de giras sin necesidad de entregar material nuevo, pero Judas Priest sigue refrescando su obra: ahí está ‘Invincible shield’, su 19º álbum de estudio, un ‘escudo invencible’ para protegerse de los proyectiles y objetos arrojadizos que, dicen, han debido encajar a lo largo de más de 50 años. “Nos han tirado muchas cosas encima, gente que ha tratado de matar el heavy metal antes incluso de que fuera heavy metal”, explica Ian Hill, bajista y miembro histórico de esta banda autora de himnos del género como ‘Metal gods’, ‘Breaking the law’ o ‘Victim of changes’.

Hill se refiere a “las afirmaciones de que el metal estaba muerto y a otras muchas cosas, demandas incluidas”, apunta en alusión al proceso judicial que tuvieron que afrontar en los 80, cuando fueron acusados de propiciar, con los mensajes oscuros de sus canciones, el suicidio de dos fans (litigio del que salieron inocentes). “Pero aquí seguimos, no solo nosotros, sino el heavy metal en general”. A todos sus enterradores dedican este álbum de metal sin concesiones, en el que repiten producción (ahora en solitario) de su guitarrista de gira Andy Sneap y que elaboraron en buena parte en los días pandémicos. “Por ello no pudimos estar mucho tiempo juntos en el estudio y trabajamos individualmente, pero el parón nos permitió trabajar más relajados, sin presión, dándoles vueltas a las canciones”.

Dios del metal en la sombra

‘Invincible shield’ levanta el tradicional muro de sonido, combinando estribillos expeditivos, como en el tema de apertura, ‘Panic attack’, con estructuras más aventuradas, caso de la canción titular o ‘Giants in the sky’, esta en homenaje a los desaparecidos Lemmy (Motörhead) y Ronnie James Dio. Al frente, la venerable voz de Rob Halford, y en una de las guitarras se puede seguir distinguiendo el toque del ‘metal god’ Glenn Tipton, baja en los ‘tours’ desde 2018 a causa del párkinson. “Él está todo lo bien que cualquiera de nosotros podría estar en su situación. Siempre ha sido un luchador. Su enfermedad es degenerativa, pero la medicación de histamina hace que paren sus temblores. Y sus oídos no han cambiado, él sigue ahí y aporta sus ideas, que son importantes”.

Judas Priest representa la quintaesencia del heavy metal, un género cuya primera formulación sitúa Ian Hill en otra banda también originaria de Birmingham. “Si alguien inventó el metal, seguramente sería Black Sabbath, aunque entonces no se le llamaba así. Le llamaban hard rock, progressive rock…”, explica. “Nosotros éramos entonces como esponjas. Mi mayor influencia fue Jack Bruce, de Cream. Para Ken (K. K. Downing) era Hendrix, y para Rob, diría que David Bowie”. En los 70, la banda desarrolló su estilo hasta culminar con un álbum considerado el faro por excelencia, ‘British steel’ (1980). “Todo cuajó ahí: la dirección musical, la imagen… Y era el momento en que estaban apareciendo bandas como Iron Maiden, Saxon o Def Leppard”.

Los ‘otros’ Priest

En aquellos tiempos, completaba la dupla guitarrera K. K. Downing, miembro original que bajó de la nave en 2011 por discrepancias. “Fue un gran ‘shock’ para todos, porque Ken era parte integral de la banda. Creo que se equivocó y se lo dije de muchas maneras, pero él lo tenía claro. Nadie lo deseaba. Solo él”, responde Ian Hill. Ahora, el guitarrista aborda el repertorio de Judas Priest con su banda K. K.’s Priest, junto a otro exmiembro del grupo, el cantante Tim ‘Ripper’ Owens (que en los 90 había ocupado la plaza de Halford). “No pasa nada”, despeja el bajista. “Él fue troncal en la creación de ese material y tiene toda la legitimidad para tocarlo”.