Mientras la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) eleva el nivel de alerta a «riesgo extremo» por lluvias, previendo precipitaciones acumuladas en 12 horas de hasta 180 litros por metro cuadrado, lo cierto es que en la jornada del sábado de afección de Hermine llegó de forma moderada y con ausencia de viento a la isla de La Palma, aunque se mantiene la preocupación por las posibles escorrentías de material volcánico en el Valle de Aridane.

Sólo en la comarca este de la Isla, en las estaciones meteorológicas ubicadas en San Andrés y Sauces, se recogieron precipitaciones acumuladas durante las 24 horas del sábado que superaron los 70 litros por metro cuadrado. La lluvia llegó de forma generalizada a todo el territorio insular, pero dejando registros muy dispares, desde los poco más de 3 litros en Fuencaliente y Villa de Mazo, en el sur de la Isla, a los 55 litros en el Roque de Los Muchachos o 50 en Barlovento y Santa Cruz de La Palma. Los datos facilitados por la web HD Meteo La Palma situaron la media de precipitaciones en poco más de 20 litros por metro cuadrado.

La Palma vive un sábado pasado por agua pero sin sobresaltos

Pero siempre lo hizo de forma moderada, sin grandes aguaceros, que más allá de algunos desprendimientos en las vías no dejó consecuencias. Lo positivo de esta primera jornada de temporal estuvo en la ausencia de vientos, registrándose rachas máximas de 41 kilómetros por hora en el Roque de Los Muchachos.

La Isla mantiene activo el Plan Territorial Insular de Emergencias de Protección Civil por meteorología, a través del cual se ponen en marcha medidas de prevención, en previsión de que lo peor llegue durante la jornada de hoy, domingo. En esta línea, está cerrada la Red Insular de Senderos, las áreas recreativas, pistas forestales y puntos limpios; el tráfico en las vías LP-1 Roque de Los Muchachos, la LP-214 Los Brecitos, LP-302 La Cumbrecita, LP-105 Los Tilos, desde la intersección de la antigua LP-1, y la LP-109 Las Mimbreras.

Se ha prohibido hacer uso de cualquier instalación dependiente de la misma, áreas recreativas, red de senderos y red de pistas para la circulación de vehículos de motor con finalidad recreativa. También se mantienen suspendidan de manera cautelar las jornadas de caza mayor y menor prevista para el fin de semana.

Para prevenir posibles escorrentías y derrumbes se ha movilizado maquinaria en los puntos críticos de la Isla en los que se han producido los incidentes más destacados en situaciones de alerta previos, como la zona de La Muralla, en Puerto Naos, o la vía que une La Laguna y Las Norias, donde, además, se ha reforzado la vigilancia.

En La Palma hay tres zonas señaladas por Emergencias como «inundables»: los barrancos de La Paloma, Las Angustias y Las Nieves. También en la capital insular hay barrios como el de Maldonado, al norte de la ciudad, que es habitual que se inunde con fuertes lluvias o subidas del nivel del mar, para lo que se han dispuesto barreras con sacos llenos de arena para evitar avenidas de agua.

Además, en la noche de ayer llegaba a la Isla un destacamento de la Unidad Militar de Emergencia (UME), además de efectivos de la Policía Canaria, quienes como medida preventiva se sumarán a los equipos de vigilancia y de intervención en caso de ser necesario durante lo que reste de alerta climatológica.

Las autoridades recomiendan a la población la limpieza de canalones y desagües, así como recoger toldos, sombrillas y otros objetos susceptibles de que puedan ser llevados por el viento, circunstancias que no se podrán realizar en las zonas declaradas de exclusión del volcán Tajogaite.

El peligro para las edificaciones está en el peso que puede acumular ese material arrojado por el volcán, y que aún no ha sido retirado en estas ubicaciones, al mezclarse con la lluvia, generando un sobrepeso que muchas de esas estructuras no podrán soportar. Y es que el agua mezclada con la ceniza puede formar una pasta, como el cemento, capaz de obstruir alcantarillas o derrumbar tejados.

Es por ello que desalojados de los barrios de Puerto Naos y La Bombilla denuncian el estado en el que se encuentran no sólo los tejados de los edificios de las zonas de exclusión, también las vías y accesos a locales y garajes, en los que se siguen acumulando montañas de ceniza que no han sido retirados diez meses después de que terminara la erupción.

Algunos de ellos incluso se atrevieron durante la jornada de ayer a adentrarse en esa zona de exclusión, sin los permisos requeridos, saltándose las recomendaciones y los controles de seguridad, pudiendo acceder a sus viviendas para poder realizar esa labor de limpieza y protección. Además, la existencia de cientos de toneladas de ceniza aún en el territorio, en espacios públicos y privados a los que en muchos casos aún no se ha podido tener acceso por tierra, genera la problemática creciente de escorrentías.

Las lluvias pueden movilizar las cenizas acumuladas en las zonas afectadas por la erupción y provocar flujos de lodo a través de la pendiente natural del terreno. Por ello, se recomienda a la población no caminar por barrancos, vaguadas o cauces, tanto naturales como artificiales y que alguien se ve sorprendido por una escorrentía o flujo de lodo, es necesario resguardarse en un lugar alto.

En las zonas de costa del Valle de Aridane han recordado en estas últimas jornadas lo ocurrido tras el incendio del verano de 2009 en los montes de Fuencaliente, produciéndose a finales de ese año una gravísima escorrentía de material procedente desde el monte del municipio hasta la costa, sepultando completamente viviendas, infraestructuras y dañando una importante zona agrícola.

Ahora, en esos espacios afectados por el volcán, también se teme que, a los habituales desprendimientos por lluvias en la zona entre Puerto Naos y El Remo, en este episodio de temporal se sumen los materiales que emitió el Tajogaite durante sus 85 días de actividad visible.

Las coladas y el mar de brumas

Las precipitaciones que ya han caído sobre la Isla, y principalmente sobre las coladas del volcán, han contribuido a su enfriamiento y al proceso de desgasificación, generando un mar de brumas, compuesto principalmente por vapor de agua El calor de las coladas, que aún mantienen temperaturas de varios cientos de grados centígrados, hace que las gotas de lluvia se evaporan.

Las lluvias que están por llegar también preocupan porque hay que tener en cuenta que las coladas formadas por la lava han cambiado el relieve de la Isla y, en consecuencia, han variado los cauces por donde discurrirá a partir de ahora el agua de lluvia.

En materia agrícola, las lluvias caídas hasta ayer sábado han sido bienvenidas por los beneficios que generan tras un periodo de varios años de escasez de recursos hídricos y, sobre todo, por lo que se refiere al Valle de Aridane, donde las coladas volcánicas interrumpieron el riego de muchos espacios.

A pesar de los esfuerzos de la administración, con la implantación de nuevas canalizaciones y la instalación de desaladoras, estas lluvias representan un alivio para esos agricultores porque van a permitir recargar los acuíferos palmeros, que también se han visto diezmados en los últimos años. Y es que las lluvias han incrementado el nivel de gases en la zona de Puerto Naos, lo que ha provocado que se evacúe al personal que se encontraba en este lugar, lo que ha supuesto la paralización momentánea del funcionamiento de las desaladoras.

Los más preocupados en estos días han sido los viticultores, que han tenido que apresurarse en terminar la temporada de vendimia para no verse perjudicados por las lluvias y perder de esta manera parte de su cosecha.