Una de las tres cofradías de La Laguna que salían en procesión sin mujeres permite su acceso

La Cofradía del Lignum Crucis contará en esta edición de la Semana Santa por primera vez con féminas tras 70 años de historia

Las nuevas integrantes son seis

La Cofradía del Lignum Crucis, durante una procesión.

La Cofradía del Lignum Crucis, durante una procesión. / El Día

D. Ramos

La Cofradía del Lignum Crucis y Nuestra Señora de la Piedad, una de las tres de la Semana Santa de La Laguna que han venido procesionando sin mujeres, ha decidido dar el paso de permitir su acceso. Así lo confirman desde este colectivo religioso, y precisan que las nuevas integrantes son seis y que está previsto que varias de ellas participen ya en los desfiles que realizará la hermandad el próximo Viernes Santo.

Las otras dos cofradías laguneras que no cuentan con presencia de mujeres son la Muy Antigua y Venerable Hermandad de la Sangre de Cristo y de la Santa Cruz, por un lado, y la Pontificia, Real y Venerable Esclavitud del Santísimo Cristo de La Laguna, por otro. Esta última ha abocado a una mujer, María Teresita Laborda, a acudir a los tribunales para intentar conseguir la entrada de las mujeres después de años de desoír sus solicitudes. El caso en cuestión se encuentra ahora mismo en el Tribunal Constitucional.

El maestro de ceremonias del Lignum Crucis, José Ángel Salas, detalla que los primeros pasos los empezaron a dar antes de la pandemia. Se celebró entonces una reunión y decidieron en ella aprobar la entrada de mujeres. Quedaba por delante un proceso de cambio de estatutos. Terminado aquel, inicialmente no recibieron ninguna petición. Pero al final apareció una primera mujer interesada en inscribirse. «Me estuvo contando que su abuelo había sido fundador de la Cofradía y yo le dije que habíamos modificado los estatutos y que ya podían entrar mujeres. Se emocionó y ella fue la primera que presentó la solicitud», detalla Salas.

Este representante de la hermandad pone de relieve que la decisión de que se sumasen mujeres recibió el respaldo unánime de todos los presentes en la reunión y que el párroco también estuvo de acuerdo «En el Obispado nos dieron el visto bueno a la primera», destaca. También considera José Ángel Salas que se trataba de un paso necesario.

«Años atrás no hubo ninguna demanda de ninguna mujer que quisiera entrar en la Cofradía, pero ahora sí», puntualiza Salas, antes de expresar que en algunos casos se trata de féminas que han visto desde la infancia los desfiles de esta cofradía o que han tenido familiares vinculados a ella.

Otro de los aspectos que Salas pone sobre la mesa es que en los últimos años se ha producido una significativa caída de cofrades en todas las hermandades. «En la nuestra llegamos a salir solo 17 personas, si bien anteriormente desfilábamos 40 y pico», apunta. En paralelo, rememora que en los años 80 hubo también una crisis de participantes en las hermandades laguneras y que las mujeres tuvieron entonces un papel fundamental para reflotarlas.

Una cofradía de 1955

Según explica la web de la Junta de Hermandades y Cofradías (JHC) de La Laguna, el Lignum Crucis y Nuestra Señora de la Piedad «retoma una antigua devoción» y que, «aprobados sus estatutos por el obispo Pérez Cáceres, salió por primera vez en procesión en 1955». Y añade: «Además de las imágenes titulares, en el cortejo se porta bajo palio una reliquia de la Cruz de Cristo (Lignum Crucis), que durante el año se custodia en una pequeña hornacina en el retablo de La Piedad».

Destaca José Ángel Salas que la Cofradía cumple este año su 70 aniversario, y se detiene en que el fin principal de esta entidad, que tiene su sede en la parroquia de La Concepción, es el culto a Jesucristo y a la Virgen María.

Según los datos de la JHC, el hábito penitencial de la Cofradía del Lignum Crucis varía con respecto al resto de las hermandades de la Ciudad de los Adelantados, dado que usa una vestimenta de carácter monacal, «típicamente castellano, sin capirote, con capucha franciscana y de color negro», y cuenta como cíngulo con un cordón de soga que se anuda al cuello y a la cintura. Los hermanos van descalzos con cadenas, lo que se muestra como uno de los elementos que más identifican a esta hermandad lagunera.

Su trono representa a la Virgen con Jesús muerto en brazos tras ser descendido de la Cruz. El paso fue donado en 1688 a la Hermandad del Santísimo de la Iglesia de la Concepción por Bernardo Martín de Fleitas. «Ambas imágenes deben ser las originales y se atribuyen al escultor Lázaro González de Ocampo, natural de Güímar», detalla la Junta de Hermandades, que apunta que con ellas se escenificaba antiguamente la ceremonia del Descendimiento.