Más devotos en torno a La Siervita

Las colas de fieles y visitantes para ver el cuerpo incorrupto son mayores que hace un año

Más devotos en torno a La Siervita.

Más devotos en torno a La Siervita. / MARÍA PISACA

Como cada 15 de febrero, cientos de personas volvieron a congregarse como ayer a las puertas del monasterio de Santa Catalina de Siena, en La Laguna, para honrar el cuerpo incorrupto de sor María de Jesús, la Siervita, en el 293 aniversario de su muerte. Desde primera hora de la madrugada y durante toda la jornada, una larga cola de fieles procedente de distintos puntos de la Isla rodeaba los muros del templo y serpenteaba a lo largo de la calle La Carrera.

Especialmente numerosa fue la presencia de peregrinos procedentes de El Sauzal, pueblo natal de la venerada religiosa. Los más avezados se animaron a recorrer a pie los 13 kilómetros que separan el municipio de La Laguna, entre ellos el alcalde, Mariano Pérez, mientras que el Ayuntamiento habilitaba un servicio de guaguas para dar respuesta a la demanda de quienes no querían perderse la cita anual con su célebre paisana.

«Llegué a las seis de la mañana con mi madre, porque lleva 35 años acudiendo. Es devoción». Palabras de María Jesús (El Sauzal) que sintetizan las de otra decena de quienes formaban la cola que superó, con creces, la Casa de los Capitanes. Los hubo que acudieron por primera vez, como Juan Antonio (Santiago del Teide): «Vengo por curiosidad. Creo que es parte de nuestra historia y hay que pasar por aquí una vez, al menos», explicó mientras Sofía (Tacoronte) asentía y señalaba a su hija, Soledad, «a la que he podido arrastrar hasta aquí con ese mismo argumento. Yo vengo porque lo hago desde que era chiquitita».

Más devotos en torno a La Siervita

Más devotos en torno a La Siervita / J. A. M.

Esta «maestra» depositó su petición a la Siervita: «Salud y menos crispación. A este paso no sé qué le espera a mis nietos». Uno de ellos tiene siete años, dijo, y también Luis Andrés (La Matanza), que esperó pacientemente junto a su padre casi 45 minutos, «pero hace mucho calor». «Lo traigo porque quiso venir. Estoy aquí por él. Yo nunca he estado aquí», explicó el papá, Manuel.

Protección Civil veló por mantener el orden en el acceso a la iglesia y dio las indicaciones pertinentes en una jornada en la que el buen tiempo facilitó la espera, al menos hasta las primeras horas de la tarde.

En el interior del templo se sucedían las escenas de recogimiento y devoción y las expresiones de religiosidad popular ante la Sierva de Dios: ojos humedecidos por la emoción, labios musitando una oración, promesas formuladas en silencio o escritas en un papel y depositadas tras las rejas de metal del coro bajo, ante la mirada atenta y serena de las monjas de clausura. No deja de sorprender la presencia de fieles de todas las edades.

Más devotos en torno a La Siervita

Más devotos en torno a La Siervita / J. A. M.

Ofrenda floral

Por la tarde tuvo lugar la tradicional ofrenda floral de El Sauzal, donde nació el 23 de marzo de 1643, y La Laguna, municipio al que se trasladó siendo niña tras la muerte de su padre y donde se consagró a la vida contemplativa de clausura en el monasterio de Santa Catalina de Siena. Los alcaldes de ambos municipios, Mariano Pérez y Luis Yeray Gutiérrez, acompañados por miembros de ambas corporaciones, depositaron una corona de flores a los pies de la urna de cristal donde se expone el cuerpo incorrupto de Sor María de Jesús.

«Esta es una jornada llena de emotividad, de reencuentro, también de hermanad entre dos municipios que tienen en la Siervita una seña de identidad, una persona que ya en vida tuvo fama de santidad y que, casi tres siglos después de su muerte, sigue despertando una enorme devoción en multitud de personas que cada 15 de febrero acuden a La Laguna», indicaba Luis Yeray Gutiérrez. Su homólogo sauzalero, Mariano Pérez, hizo hincapié en el carácter especial de esta jornada y destacó «la gran cantidad de personas que se han congregado, pese a ser un día laboral».

Más devotos en torno a La Siervita

Más devotos en torno a La Siervita / J. A. M.

Su historia

Nacida en el seno de una familia humilde de El Sauzal, la vida de María de Jesús de León Delgado se vio pronto condicionada por la muerte de su padre, un hecho que sumió al hogar en una situación de pobreza. Al fallecer también su madre, se traslada a vivir con sus tíos en La Laguna, donde, según las crónicas, destacó por su naturaleza inclinada al bien, la prudencia y la discreción, además de por sus inquietudes espirituales. Renunció a la dote que le ofrecían sus tíos para consagrarse a la vida de clausura y de pobreza, al ser admitida en el convento de Santa Catalina de Siena, en La Laguna, donde permaneció el resto de su vida.

Transcurridos tres años desde su fallecimiento, ocurrido el 15 de febrero de 1731 con 88 años de edad, fue exhumado su cuerpo incorrupto y depositado en un artístico sarcófago policromado ubicado en el coro situado bajo del monasterio, donde se venera desde entonces, hace ya 290 años. El domingo volverán a abrir el sarcófago y las puertas de la iglesia (6:00 horas) en otra jornada para visitar a la Siervita. Su cuerpo, «considerado incorrupto, ha sido tomado como hipotético signo de santidad», expone el Obispado.

Muchos esperaron en cola (arriba) para visitar el cuerpo de la Siervita, como cada año, ante la que mostraron mucha emoción y fervor en el convento de Santa Catalina de Siena. |