El Gobierno de La Laguna apuesta por la peatonalización total de Heraclio Sánchez

En mayo de 2020, en plena pandemia, la calle Heraclio Sánchez pasó a ser peatonal. Posteriormente dio otro paso más con la incorporación del coloreado del pavimento, en lo que desde el Ayuntamiento de La Laguna indicaron que se trataba de una actuación de «urbanismo táctico». Ahora, la definitiva peatonalización está a la vuelta de la esquina. Desde Urbanismo apuntan que los trámites necesarios para llevarla a cabo comenzarán el próximo año.

En el último pleno municipal, la concejala del Partido Popular (PP) Eva María Cólogan realizó una pregunta por escrito sobre el «estado en que se encuentra el estudio de urbanización de la calle Heraclio Sánchez, anunciado el pasado mes de marzo por este consistorio». La respuesta del concejal de Ordenación del Territorio y consejero-director de la Gerencia de Urbanismo, Adolfo Cordobés (PSOE), fue contundente: «Se prevé iniciar la contratación de la redacción de la propuesta en el primer semestre de 2024».

Se trata de una acción que viene desde bastante atrás en el tiempo, pero que el pasado mandato empezó a tomar cuerpo. En septiembre de 2019, coincidiendo con la Semana Europea de la Movilidad, el Ayuntamiento lagunero presentó un proyecto para que la calle Heraclio Sánchez pasase a ser semipeatonal. El objetivo era crear un «eje importante peatonal y llano» desde la plaza del Cristo hasta la Universidad, según explicó el por entonces concejal de Urbanismo, Santiago Pérez, que precisó que la actuación no requeriría de obras de pavimentación, sino que se recurriría al denominado urbanismo táctico. Entre los mecanismos que se podían utilizar con ese objetivo citó el dibujo sobre el suelo, las barreras tipo New Jersey o la instalación en la vía de elementos comerciales.

Y en el punto anterior quedó la actuación por algunos meses. Posteriormente, la pandemia y el estado de alarma dieron el impulso definitivo. En mayo de 2020 fue peatonalizada. Desde el Consistorio aseguraron que se buscaba aplicar medidas para el «distanciamiento social». Se implementaron instrumentos del citado urbanismo táctico (maceteros, unos grandes delimitadores plásticos de color rojo y blanco, y vallas metálicas amarillas) que modificaron la fisonomía de esta vía. A partir de ese momento quedó en exclusiva para los peatones y los vehículos que entrasen o saliesen de los garajes de esta calle.

Pérez anunció desde aquel momento que la peatonalización tenía un carácter «irreversible», y añadió que sí se irían produciendo modificaciones en los mecanismos usados para la limitación al tráfico y en su disposición. «Lo que pretende el urbanismo táctico es propiciar una ciudad más amable, con la recuperación inmediata del espacio público a favor del ciudadano, favoreciendo la movilidad sostenible y los hábitos de vida saludable, y con la garantía de que es una intervención que no requiere de una costosa inversión en obras y un alto impacto, que puede ser testada de forma rápida, de manera que en caso de no funcionar, es fácilmente reversible si fuera necesario», manifestó la por entonces concejala de Movilidad Sostenible, María José Roca (Unidas).

El proyecto fue consolidándose, si bien la gestión de la participación llevó a quejas vecinales y hasta a la creación de una especie de plataforma vecinal. Después se llevó a cabo una acción con la que se dio color al pavimento, que se degradaría después. El paso más importante, si acaba por llevarse a cabo, es el próximo.