San Sebastián de la Gomera cumplirá este miércoles 571 años desde su fundación, allá por el 20 de enero de 1450, siendo entonces señor de la Isla Hernán Peraza el Viejo, llamado así en la historia, para distinguirlo del que fuera su nieto, Hernán Peraza el joven, de tan nefastos recuerdos, acaecidos desde 1477 hasta aquel 20 de noviembre de 1488, cuando fue justamente vengado por el noble pueblo gomero aborigen de entonces. Tras el ajusticiamiento del tirano este pueblo padeció tiempos de sufrimiento para los habitantes de esta Villa y su Isla, protagonizados por su casquivana viuda, Beatriz de Bobadilla, y su protector, el cruel Pedro de Vera, gobernador de la Gran Canaria.

Fue sin duda el viejo Peraza, hombre de dotes diplomáticas, pues supo granjearse al pueblo gomero de esta zona de la Isla. Fue él quien trae la civilización occidental hasta estas costas de la Isla y en San Sebastián lo atestiguan sus más preciados monumentos que hoy lucen gallardamente su longevidad en nuestra histórica Villa (la capital de Isla más antigua de Canarias), y que son: la Ermita de San Sebastián, donde se le rindió culto desde entonces al Santo Patrón de las nueve saetas (traído sin duda por la gran devoción que entonces se tenía a este mártir centurión romano en la baja Andalucía, cuna de los Peraza); la Casa de Colón, el histórico Templo de la Asunción, la Torre de los Peraza, luego tildada como la Torre del Conde (la construcción militar más antigua de Canarias) y la Aduana Condal o Casa de la Aguada.

Se inicia desde entonces el planeamiento urbanístico de la Villa con su calle central, la hoy llamada del Medio (anteriormente Real, de Alfonso XIII, de La República y General Franco), y las paralelas a la misma, Ruiz de Padrón y Virgen de Guadalupe (anteriormente de Romanones).

Era la barranquera, que discurría detrás de la calle Ruiz de Padrón, la que marcaba la frontera entre el casco urbano y la fortificación militar de la Torre y más tarde también, a partir del 1533, con el Convento franciscano de los Santos Reyes.

También contó la Villa en aquellos finales del XVI con fortificaciones de defensa como fueron el Castillo de los Remedios y el del Buen Paso así como la batería de cañones de la Punta de los Canarios. Algunas ermitas se sumaron a las construcciones religiosas comenzadas en el siglo XV, como la de la Concepción, en la ribera del barranco de su mismo nombre, la del Buen Paso al lado del castillo citado y la de San Cristóbal en la meseta o Lomada de la Villa.

La bien trazada y segura bahía de San Sebastián la hizo protagonista de los acontecimientos histórico-marinos más importantes de los siglos XV y XVI, hasta el punto de que la Torre y la más tarde denominada Aduana Condal (hoy Casa del Pozo de la Aguada y con anterioridad la Casa Fuerte), sirvieron de despensa de las mercancías venidas desde el otro lado del Atlántico, tierras que ya había hecho cercanas el almirante de la Mar Océana, quien desde aquel 6 de septiembre de 1492 comenzara a diseñar la que sería la Ruta de los Descubridores, teniendo el honor esta Noble e invictaVilla de haber sido testigo de su partida desde su rada, después del consabido avituallamiento en tres de los cuatro derroteros que hizo el almirante en sus azarosas singladuras.

Para hacer llegar a mis paisanos, de dentro y de fuera, la felicitación en esta día y fecha tan emblemática e histórica para nuestro municipio, muestro esta composición literaria que atrevidamente compuse hace unos años (1988) como letra de un Himno a Nuestro municipio de San Sebastián de la Gomera (musicalizado por J. Abilio Alonso), deseándoles a todos, en este año especial, salud, paz y bienestar.

Himno a San Sebastián

En la costa este de La Junonia menor en el Cantón Grande cuyo nombre es Ipalán en medio de un valle en que su cumbre es el verdor surge nuestro pueblo desde el monte hasta la mar.

En el siglo XV Bethencourt lo adueñará feudo de Castilla su cultura va a heredar un veinte de enero nuevo nombre va a estrenar y por santo y seña se llamó San Sebastián.

Noble pueblo era aquel, que el viejo Peraza halló, una raza valiente con honor, aborigen del mejor.

Dio su hospitalidad a una nueva nación, logrando pronto y bien así encajar su civilización.

Pero el tirano opresor pronto sus garras mostró, Guahedum su final mortal donde el gánigo se rompió.

Y el joven Peraza halló castigo por su mal Hautacuperche con su vida acabó, de Iballa se sirvió.

Seis de septiembre entra mi pueblo en la historia, mil cuatrocientos noventa y dos. Un gran navegante rumbo a lo desconocido, Colón se llama, va con tres navíos.

Y de nuestra rada se produce la partida nace otra ruta, va al occidente con agua y simientes de esta tierra bendecida crece otro pueblo, “La América del Sol”.