Recta final

Rescatados los 41 obreros atrapados durante 17 días en un túnel en la India

El domingo empezó la perforación desde la colina boscosa bajo la que se construía el túnel

Rescatan con éxito a los 41 trabajadores de un túnel en India

Agencia ATLAS / Foto: EFE

Adrián Foncillas

Habrán sido los 17 días más agónicos de 41 tipos curtidos en la vida árida. Los trabajadores atrapados en un túnel en la India fueron este martes rescatados con éxito del lugar en el que se encontraban atrapados. Durante el día se habían terminado de perforar la sesentena de metros de escombros que los separaban de la libertad. Otras veces se había anunciado el inminente final en estas dos semanas largas pero esta vez era la definitiva. En la boca del túnel cantaban los equipos de rescate, se declaraba el estado de júbilo en los familiares y esperaban las ambulancias con 41 camillas.

A media tarde vieron los atrapados la primera cara nueva desde que el derrumbamiento en una montaña del estado septentrional de Uttarakhand (India) les aisló del mundo. Aplaudieron y gritaron, explicó un rescatista. Tras conseguir encajar los últimos segmentos de la tubería de 90 centímetros de grosor, empezaron a salir los obreros tumbados sobre camillas con ruedas y arrastradas desde el exterior con cuerdas. El proceso fue ágil.

Al desenlace feliz contribuyeron tanto las manos indias como la tecnología estadounidense. La semana pasada, cuando arribó desde Nueva Delhi una potente perforadora despiezada en tres aviones militares, el colofón inminente se dio por descontado. Avanzó con brío durante decenas de metros hasta que los pilares metálicos desprendidos del techo del túnel quebraron primero su plataforma y después sus hojas. Faltaban los últimos 10 metros y la máquina estaba arruinada. Y acudieron a la minería de ratonera, una técnica centenaria en la India, ilegal pero vigente, peligrosa y reservada a los más sufridos. Son equipos de tres tipos: uno excava, otro aparta los escombros y el último los retira al exterior. Usan picos, palas y cestas y por las angostas galerías, poco más anchas que las de un cuerpo humano, se mueven con cuerdas o escaleras de bambú. Es habitual en el estado central de Megalaya, rico en carbón, y muchas veces involucra a niños. No son raras las muertes por derrumbes o inundaciones súbitas. India prohibió la práctica nueve años atrás pero la precariedad y la falta de alternativas la ha mantenido. La misión en el túnel, había aclarado uno de los mineros desplazados a la zona, era pan comido: "No tendremos problemas de claustrofobia, hemos trabajado en galerías más estrechas".

Perforadoras y maquinaria

Aquel colapso de la perforadora estadounidense había desolado a familiares y rescatistas y empujado a las autoridades a explorar alternativas. El domingo empezó la perforación desde la colina boscosa bajo la que se construía el túnel. La vía vertical se había descartado al principio porque las vibraciones podían desestabilizar un terreno ya delicado y provocar desprendimientos fatales. Esta mañana ya habían sido horadados la mitad del centenar de metros que separaban a los atrapados de la cima. También habían empezado las perforaciones desde el extremo opuesto del túnel, casi medio kilómetro más allá. La desesperación explica que se emprendieran esas vías tan arriesgadas como arduas.

Los 41 trabajadores, inmigrantes de las provincias rurales, permanecieron 17 días en las entrañas de la montaña. Podría haber sido peor: la galería de dos kilómetros impidió las apreturas y les cobijó del frío himalayo. Desde el principio estuvieron en contacto con rescatistas y familiares a través de una estrecha cañería por la que recibieron alimentos, agua, medicinas e incluso teléfonos móviles y tarjetas de memoria con películas nacionales y juegos. Con paseos, yoga y meditación mitigaron la ansiedad.

La aventura de los 41 ha monopolizado la atención nacional y subrayado problemas estructurales. Uno es la seguridad de las infraestructuras. Muchos geólogos alertaron de que la construcción febril está debilitando el subsuelo del frágil escenario himalayo pero el primer ministro, Narendra Modi, antepuso las conexiones con los célebres santuarios hindúes y las estratégicas regiones fronterizas con China. Otro es la realidad de los inmigrantes laborales, tan necesario como despreciado combustible para la locomotora económica. Del rural estado oriental de Jharkand provienen 15 de los 41 y su ministro principal, Hemant Soren, se lamentaba esta semana: "Llevan a trabajadores de estados pobres y atrasados para proyectos tan arriesgados y si les pasa algo allí, ¿a quién le importa?".