Pulso por la seguridad en Europa

Las policías de la UE prevén un aumento del tráfico de armas por la guerra de Ucrania

Para las cúpulas policiales y de Interior en Europa, el riesgo de un mercado renovado de armas ilegales en Europa es equiparable a la otra amenaza derivada de la guerra de Ucrania: el paulatino retorno del frente de combatientes extranjeros que fueron al Donbás como voluntarios y volverán a sus países de origen con experiencia militar operativa

Un visitante se prepara para disparar un rifle de asalto AK-12.

Un visitante se prepara para disparar un rifle de asalto AK-12. / EFE

Juan José Fernández

De once millones de pistolas y fusiles que en este momento circulan en Ucrania en manos del Estado o de particulares, 3,5 millones no están registradas. Son cifras del ultimo informe hecho público por la plataforma de observación global del armamentismo Gun Policy, apoyada por UNSCAR, el programa de Naciones Unidas para la regulación de las armas.

Con semejante stock concentrado en un territorio -un país europeo en guerra- tarde o temprano alguno de los temores de las fuerzas de seguridad europeas podría verse confirmado. Para las cúpulas policiales y de Interior en Europa, el riesgo de un mercado renovado de armas ilegales en Europa es equiparable a la otra amenaza derivada de la guerra de Ucrania: el paulatino retorno del frente de combatientes extranjeros que fueron al Donbás como voluntarios y volverán a sus países de origen con experiencia militar operativa.

De estos riesgos se ha hablado en la reunión informal de ministros del Interior celebrada en Logroño en el marco del turno español de presidencia europea; de esto y de requerir la colaboración de Estados Unidos en la prevención de una proliferación fuera de las fronteras ucranianas. Pero, a la salida de la reunión, tanto el ministro español Fernando Grande-Marlaska como la comisaria Ylva Johansson limitaron sus declaraciones en torno al asunto a una expresión del apoyo a Ucrania sin fisuras y “mientras sea necesario”.

Más beneficios, más mafiosos

La última operación coordinada por Europol contra los renacidos cárteles del tráfico de armas, el pasado 3 de abril, precisó de la colaboración de 31 países -liderados esta vez por Bulgaria y Rumanía- y se saldó con la detención de 22 traficantes que vendían su mercancía en Europa. Se les incautaron más de 1.600 armas y de 24.000 rondas de munición diversa. Entre las policías participantes, la de Ucrania, por el origen de parte del arsenal.

Una de las constataciones policiales de esta operación acredita que, al extremarse el control precisamente por el peligro que representa la guerra de Ucrania, el precio de las armas ilegales ha subido en Europa, y la posibilidad de más beneficios atrae al crimen organizado.

Desde que, en octubre de 2022, la Unión Europea y Ucrania establecieron un “marco de Diálogo Estructurado de Seguridad”, los tres principales temas de conversación a nivel de Interior entre Bruselas y Kiev han venido siendo la seguridad en las fronteras del país y el ya mencionado posible retorno a Europa de fanáticos excombatientes no ucranianos, pero sobre todo la prevención del tráfico de armas.

Hasta ahora el control funciona. La comisaria Johansson reportó en mayo pasado que la UE no tiene contados apenas casos de tráfico de armas, “ningún contrabando significativo”, dijo a su llegada, el pasado 11 de mayo, a una reunión del G7.

Pero se refería al mercadeo más industrial, del que Europol tiene certificados siete casos desde que comenzó la actual fase de la invasión rusa de Ucrania; “el goteo individual es mucho más difícil de controlar, y un solo lanzagranadas Javelin que salga de la zona de guerra es por sí un peligro enorme”, explica un experto policial implicado en España en la lucha antiyihadista.

Peligro a la vista

Pero contra el optimismo tranquilizador de los políticos está la inquietud, menos políticamente correcta, de los agentes de policía. La proliferación de armas individuales, y también otras más pesadas, en Ucrania preocupa en las Fuerzas de Seguridad del Estado. “Es un peligro potencial que no se puede dejar de atender”, explica el oficial operativo en la lucha antiterrorista.

Y lo dice no porque en este momento consten entradas en España para surtir, por ejemplo, a los narcos del Campo de Gibraltar o a los vigilantes de las plantaciones de marihuana del llamado “creciente verde”, sino porque el tráfico de esas armas desde Ucrania “puede establecer canales nuevos de distribución, que no son los que habitualmente tenemos controlados en Europa”, explica en referencia a las viejas rutas de los Balcanes.

Puede que armamento procedente de Ucrania aparezca de repente, por sorpresa para las autoridades europeas, en manos de actores del crimen organizado, principalmente el narcotráfico. Pero el peligro más temido no es tanto el de que narcos se hagan con armas más fácilmente como que un porcentaje de fusiles, pistolas y, sobre todo, lanzacohetes individuales anticarro o antiaéreos, acaben en manos de yihadistas.

Armas incontroladas hay, y en gran número, en el interior de Ucrania. De hecho la requisa de armamento no reglado en manos de civiles es una de las ocupaciones principales de la policía ucraniana. A menudo son fusiles de la era soviética, viejos pero operativos. En la primavera pasada, hubo una semana en que las fuerzas de seguridad ucranianas se incautaron de más de un millar de fusiles no registrados… y de once viejos tanques T soviéticos que se guardaban en prados y graneros.

Ruta moldava

Entre las nuevas rutas que pueden construir los mercaderes ilegales de armas, no pocas pasan por Moldavia hacia Europa, y otras podrían buscar el viejo continente dando una vuelta primero por África.

Sobre Moldavia ya existe un operativo europeo en marcha para atajar el riesgo. Ya en abril de 2017, cuando la primera fase de la invasión rusa de Ucrania llevaba tres años, agentes policiales de España tomaron parte junto a otros de Grecia, Rumanía, Moldavia y Ucrania en la primera gran investigación que, al margen del valor de lo aprehendido, constataba una ruta moldava de exportación ilegal de armas.

Fueron entonces incautadas en la frontera entre Ucrania y Moldavia 578 armas de fuego, 776 piezas de munición, cinco paquetes de explosivos y otro de material radiactivo. La operación se había montado precisamente para la prevención del tráfico no solo de pistolas o fusiles: también de material susceptible de ser usado en ataques químicos, biológicos, radiológicos o nucleares.

Hoy el precio de un fusil Kalashnikov usado ronda los 3.000 dólares en la dark web, según fuentes policiales. Considerable aumento: los terroristas que atacaron la sala parisina Bataclan en noviembre de 2015 se hicieron con una de estas armas de guerra procedente de Serbia por algo más de 1.000 euros, según publicó Forbes en el verano de 2017.

El interés de redes criminales que ofrecen armas como producto complementario en sus otros trapicheos se ha hecho especialmente preocupante en Holanda, confirman esas fuentes, y paralelo al auge narco en ese país. Hay oferta, hay demanda… Y la UE trata de que no haya en su territorio producto que comprar y vender.

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