La victoria de Lula fue proclamada oficialmente por el titular del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, que lo consideró "presidente electo".

También recibió un fuerte reconocimiento institucional, por parte de los titulares de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, y del Senado, Rodrigo Pacheco, y de los magistrados de la Corte Suprema.

Otras importantes figuras del bolsonarismo también reconocieron la victoria de Lula, incluso la senadora Damares Alves y el pastor evangélico Silas Malafaia, que forman parte de su núcleo de colaboradores más estrechos.

Pero tanto el jefe del Estado como sus hijos permanecieron en silencio, sin llamar a Lula ni reconocer la derrota en público. Las luces del palacio de la Alvorada, donde siguió el recuento, ya estaban apagadas dos horas después de la proclamación del resultado.

Desde el extranjero, Lula recibió la rápida felicitación de los Gobiernos de Estados Unidos, España, Francia, Portugal y de la Unión Europea, así como de la gran mayoría de los líderes latinoamericanos.