Superado el episodio del juicio político a Donald Trump, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se centra ahora en impulsar su agenda, donde tiene prioridad la lucha contra la pandemia y el deterioro de la economía, con sus esfuerzos enfocados en aprobar un nuevo paquete de estímulo por valor de 1,9 billones de dólares.

Tras meses de drama y posdrama electoral en los que Trump ha estado omnipresente en los medios de comunicación, Biden, que se encontraba este lunes en la residencia de Camp Davis pasando el festivo que conmemora el nacimiento del primer presidente de EEUU, George Washington (1789-1797), dejó claro este lunes que toca hablar de la pandemia, la economía y de las medidas de su Gobierno.

En ese sentido, anunció en un comunicado la activación de la página web HealthCare.gov, donde pueden apuntarse todos aquellos que no tengan asistencia sanitaria y quieran acogerse a la Ley de Cuidado Asequible (ACA, en inglés), conocida popularmente como Obamacare, que en su día Trump intentó tumbar.

Biden hizo, además, un alegato para defender el rescate: "Conforme más estadounidenses reciben cobertura (médica), es motivador ver al Congreso moverse rápidamente para aprobar el Plan de Rescate Estadounidense, que redoblará los tests, el rastreo y nuestro programa de vacunación para lograr que se administre el mayor número de dosis posibles tan rápido como podamos", dijo.

Rebajar los costes

El paquete de estímulo "también tomará grandes pasos para rebajar los costes sanitarios y expandir la atención a todos los estadounidenses, incluyendo aquellos que han perdido sus trabajos. Incrementará los subsidios federales y bajará las primas para garantizar que nadie pague más del 8,5%".

El plan de estímulo logró a principio de este mes un gran avance en el Congreso, donde las dos cámaras dieron el visto bueno al borrador, aunque sin el apoyo bipartidista que anhelaba el mandatario, y que podría ser aprobado de manera definitiva en las próximas semanas.

La propuesta engloba la distribución de cheques de 1.400 dólares a los contribuyentes, una prestación semanal por desempleo de 400 dólares y 350.000 millones de dólares para ayudar a los gobiernos estatales y municipales a afrontar los efectos de la pandemia del coronavirus.

Asimismo, contempla un aumento del salario mínimo a 15 dólares la hora para todo el país, y más fondos para el cuidado infantil, la financiación de las escuelas y la distribución de las vacunas. En marzo, el Congreso aprobó un rescate de 2,3 billones de dólares -el mayor de la historia de EE.UU.- y en diciembre otro de 900.000 millones, con cheques para los contribuyentes, protecciones ante los desahucios y aportes para prolongar las ayudas al desempleo.

Desde su investidura el pasado 20 de enero, Biden se ha esforzado por imprimir un tono distinto al de su predecesor en la lucha contra la pandemia en el país, el más afectado del mundo por la covid-19, con más de 27,6 millones de casos y más de 485.000 muertos. A diferencia de Trump, que tardó meses en llevar mascarilla en público, el presidente ha emitido un mandato federal para el uso del tapabocas, entre otras medidas.

Biden ha revertido decenas de medidas

Pero Biden no solo está adoptando un enfoque distinto para afrontar la pandemia, sino que también ha revertido muchas de las políticas de su predecesor, emitiendo decenas de órdenes ejecutivas para dar marcha atrás a medidas en distintos ámbitos, como la inmigración, la crisis climática, la sanidad y política exterior.

Todo esto ha sido mientras se desarrollaba en el Congreso el proceso para celebrar un juicio político contra Trump, acusado de "incitar a la insurrección" por el asalto al Capitolio del mes pasado, donde murieron cinco personas. Después de semanas de preparativos y de un proceso que ha durado menos de una semana, el expresidente fue absuelto el sábado en una votación en el Senado.

Cerrado el 'impeachment', como se dice en inglés juicio político, y con Trump silenciado por el veto de las principales redes sociales, Biden regresa este lunes de Camp David a la Casa Blanca para encarar una semana en la que hará sus primeros viajes dentro del país, como presidente.

El martes se trasladará a Milwaukee (Wisconsin) para participar en un evento organizado por la cadena de televisión CNN para responder a preguntas de ciudadanos, con la pandemia y la crisis económica de trasfondo. El jueves, irá a Kalamazoo, en Michigan, donde tiene previsto recorrer una de las plantas de fabricación de la vacuna contra la covid-19 de la farmacéutica Pfizer.

Y el viernes tomará parte en sus primeras reuniones internacionales -un encuentro del G7 y la Conferencia de Seguridad de Munich-, que debido al coronavirus serán telemáticas. Según la agenda proporcionada por la Casa Blanca, el presidente estadounidense asistirá a la reunión virtual del G7 "para hablar de los planes para derrotar la pandemia de covid-19 y reconstruir la economía global". Después, Biden "hará declaraciones sobre la importancia de nuestros lazos trasatlántico en un evento virtual auspiciado por la Conferencia de Seguridad de Munich".