La policía de Bruselas arrestó este domingo a 488 personas en distintos puntos de Bruselas por asistir a actos convocados a través de las redes sociales contra las medidas que se aplican en Bélgica para tratar de contener el avance del coronavirus.

Las concentraciones, en las que no hubo incidentes, se produjeron en los alrededores de las tres grandes estaciones de tren de Bruselas (norte, central y midi), así como en la zona del Atomium.

Las fuerzas de seguridad habían preparado un gran despliegue en los puntos donde sabían que podían darse cita los manifestantes.

A las 15:00 hora local la mayoría de los arrestados habían sido liberados, explica el diario "Le Soir".

A la entrada de la estación central de Bruselas se produjo la mayor concentración, en la que, con la ayuda de altavoces, los participantes corearon consignas en contra del confinamiento y pidieron "libertad", informó la agencia Belga.

La policía retiró a los presentes distintos tipos de objetos que podían haber sido utilizados como proyectiles.

Entre las personas que asistieron a los actos había muchos hinchas de cinco clubes de fútbol del país, de la región de Valonia y Flandes, según Belga.

Más detenciones en Países Bajos

Por otro lado, la Policía neerlandesa detuvo este domingo a al menos 34 personas en dos manifestaciones en Ámsterdam y Apeldoorn convocadas contra las restricciones aplicadas por la pandemia, en especial el toque de queda, aunque ambas transcurrieron en un clima muy diferente a la tensión que desembocó en los disturbios del pasado fin de semana.

En las dos ciudades se había declarado la situación de emergencia municipal por temores a que estas protestas desembocaran en nuevos enfrentamientos con la policía, por lo que los agentes estaban ya movilizados y listos para actuar si las manifestaciones generaban disturbios como los registrados entre el sábado de la semana pasada y el martes.

En la plaza Museumplein de la capital neerlandesa, se dieron cita unas 600 personas con pancartas contra las restricciones a la movilidad, y se encontraron con numerosos oficiales con escudos y porras y camionetas antidisturbios que actuaron para dispersar la protesta en cuestión de minutos.

El Ayuntamiento ya había advertido a los vecinos que no se acercasen a esta zona del centro de Ámsterdam por una cuestión de seguridad.

Los manifestantes se marcharon fuera del centro, pero también se encontraron con agentes movilizados para evitar disturbios, y finalmente al menos treinta personas fueron arrestadas en las proximidades de Valeriusplein, cerca del Rijksmuseum.

En Apeldoorn, los manifestantes abandonaron el recinto de Zwitsal, una zona de festivales, donde se habían reunido unas 400 personas para protestar contra el toque de queda, y, aunque finalmente se marcharon sin contratiempos, la policía detuvo a cuatro de ellas, tres por tenencia de armas punzantes y uno por insulto a un agente, según la policía.

El Ayuntamiento de Ámsterdam justificó la situación de emergencia en "la violencia de las últimas semanas y la posibilidad real de que hoy la gente vuelva a darse cita en la plaza con armas y esté dispuesta a cometer actos de violencia", mientras que el de Apeldoorn habló de que fue el "miedo a graves disturbios y vandalismo" lo que llevó a tomar medidas de prevención en toda la urbe.

Esta declaración supone que la policía puede realizar registros preventivos y las personas que no tengan motivos justificados que les permitan estar en la zona afectada por la situación de emergencia, corren el riesgo de ser expulsadas.

Durante los últimos tres días, la policía detectó numerosos llamamientos en las redes sociales a protestar en diferentes ciudades con la intención de provocar disturbios, lo que llevó a varias detenciones por incitación a la violencia y a varios municipios a no autorizar manifestaciones.

El Gobierno neerlandés saliente mantuvo este domingo una reunión para decidir si amplía las restricciones o empiezan a relajarlas dentro de una semana, y decidió reabrir los colegios de Primaria y las guarderías a partir del 8 de febrero, cuando llevan cerradas -al igual que los institutos de Secundaria- desde mediados de diciembre, antes de las vacaciones de Navidad.

Según el ministro de Educación Primaria y Secundaria, Arie Slob, la reapertura irá acompañada de varias medidas para prevenir contagios, como la realización de pruebas rápidas a los profesores y, en caso de que un estudiante dé positivo en una prueba PCR, toda la clase deberá someterse a una cuarentena de cinco días.

Sin embargo, todavía no hay una decisión sobre la posible prórroga del confinamiento total, con el cierre de toda la actividad no esencial, y del toque de queda, que se aplicará en principio hasta la noche del 9 al 10 de febrero, algo que el primer ministro saliente, Mark Rutte, y su ministro de Sanidad, Hugo de Jonge, explicarán el próximo martes en rueda de prensa.