Ayer se inauguró una escultura, obra de Melchor Alonso, con la que se recuerda, 25 años después, la travesía atlántica de la Expedición Atlantis, que partió del puerto tinerfeño el 22 de mayo de 1984, y que llegó a La Guayra, Venezuela, 52 días después.

En un emotivo acto celebrado frente al barrio de María Jiménez, parte de la tripulación de la rudimentaria embarcación, que se utilizaba en África hacía más de 3.500 años, con su capitán al frente, Alfredo Barragán, se recordó el papel que jugó la Isla para que esta aventura científica llegara a buen término, pues los cinco participantes en la travesía, todos jóvenes argentinos, "sólo contábamos con la palabra", recordó Barragán.

Ahora quedará presente la gesta de estos expedicionarios con esta escultura junto a la autovía de San Andrés, una réplica de la balsa en la que reza en su vela la leyenda "Que el hombre sepa que el hombre puede", acuñada por el capitán y que ayer volvió a repetir en su intervención en la inauguración.

El reto de la expedición Atlantis era mostrar al mundo y a la comunidad científica que los pueblos americanos pudieron recibir influencias de los africanos hace más de 3.500 años, apoyados en rudimentarias embarcaciones como la empleada por estos expedicionarios hace 25 años, que llegó a su destino en compañía de las corrientes y sin timón.