Los tiempos extraordinarios requieren personas excepcionales. Durante algunas décadas, nuestro país ha vivido del movimiento inercial que produjo el empuje de una generación de hombres y mujeres que afrontaron grandes cambios y enormes sacrificios y que realizaron un excelente trabajo para legarlo a las generaciones futuras.

La prosperidad que hemos vivido en España y en Canarias durante las pasadas décadas no fue fruto de la casualidad. Fue hija del sacrificio de los sindicatos y los trabajadores que firmaron acuerdos para mejorar las condiciones de nuestra competitividad en el exterior. Fue fruto del empuje y la habilidad de unas patronales que se lanzaron con entusiasmo a fabricar el que luego se conocería como "el milagro español". Y todo eso fue el resultado del acuerdo de la predisposición de los ciudadanos y también de dirigentes políticos lo suficientemente inteligentes como para saber en qué cosas había que estar de acuerdo.

Coalición Canaria nació como una fuerza política destinada a servir a los intereses de estas Islas y de sus habitantes. Porque si algo nos ha enseñado la historia es que para obtener la comprensión, el apoyo y la solidaridad de quienes tenían el poder y lo ejercían a dos mil kilómetros de distancia, había que ir hasta ellos y explicar, convencer y, a veces, exigir. Gran parte del éxito económico y social de Canarias en los últimos años es gracias a los nacionalistas. Y gran parte de la responsabilidad por los errores cometidos también es nuestra.

Los más viejos recordarán cómo eran y cómo son nuestras Islas. Hemos mejorado mucho. Se ha invertido mucha riqueza en Canarias y hemos logrado un enorme desarrollo. Pero nos dormimos en los laureles. O se tomaron decisiones que no fueron afortunadas. La gran crisis mundial de la economía nos ha golpeado con fuerza y nos cogió con la guardia baja. Miles de familias canarias lo han pagado con desesperación y dificultades mientras Madrid nos ha dado la espalda, porque el poder central está ocupado y preocupado por otras zonas políticamente más "calientes". No deja de ser sospechosamente coincidente que cuando menos fuerza de representación han tenido los nacionalistas de Canarias en Madrid mayores han sido los olvidos y los desprecios de la Administración central.

Hace falta empezar un cambio en la manera de hacer las cosas. Hacen falta sangre nueva y nuevas fuerzas. Fernando Clavijo no es el cambio en Coalición Canaria. El cambio es el espíritu que Clavijo quiere llevar hasta nuestro partido para que pase a convertirse en movimiento que agrupe a personas comprometidas, que se sientan parte de la calle, de nuestros pueblos y de nuestros barrios. Hemos llegado a tocar el fondo y hace falta apoyar los pies con fuerza y dar un empujón hacia arriba.

Llevamos ya un tiempo diciendo que esto no puede seguir así. Que no podemos seguir con los brazos cruzados mientras miles y miles de personas viven condenadas a no tener un trabajo digno y la esperanza de poder contribuir con su esfuerzo al progreso de nuestra tierra. Que no podemos comportarnos como si fuéramos un partido político como los estatales, dependiendo de Madrid y obedeciendo dócilmente las instrucciones y los vaivenes que nos marquen otros. Debemos ser un movimiento sin profesionalizarnos en la política, conscientes de que esto que hacemos no vale para nada si no vale para nuestra gente.

Tiempos excepcionales necesitan de medidas extraordinarias. Ya no basta con las palabras, hay que pasar a la acción. Una acción que primero debe ser política. De fortalecimiento de nuestro gran partido nacionalista. Tenemos que escuchar para volver a recoger el aliento y la fuerza de nuestra gente. Hablar con ellos de corazón a corazón. Ser su fuerza, su brazo, su voz, su bastón. Canarias nos necesita más que nunca. Tenerife nos necesita más que nunca. Y nos toca, a nosotros, a todos los que hoy militamos en Coalición Canaria, hacer lo mismo que hicieron otros antes que nosotros: abandonar la comodidad, salir a la calle y cambiarlo todo. Luchar desde la mañana a la noche para que esta tierra vuelva a ser y a contar. Para que Canarias tenga el peso de su propia fuerza.