Opinión | Día Mundial de la Niña y la Mujer en la Ciencia

Desafíos y avances para la mujer y la niña en la ciencia

Es crucial que se tomen medidas integrales para abordar las desigualdades de género en la ciencia y garantizar la plena participación de las mujeres en todos los niveles

Desafíos y avances para la mujer y la niña en la ciencia

Desafíos y avances para la mujer y la niña en la ciencia / ED

Antonia M. Varela Pérez

Días como el 11 de febrero en el que se celebra el Día Mundial de la Niña y la Mujer en la Ciencia, y otros muchos en los que reivindicamos, no privilegios, sino derechos de las mujeres, han nacido con la intención de extinguirse rápidamente, pero mientras la igualdad no sea plena y real, debemos seguir recordando las desigualdades existentes y reivindicando políticas que ayuden a erradicar el sesgo de género que perdura en el campo científico.

Si nos pidieran mencionar nombres destacados en la historia de la ciencia, es probable que recordáramos a figuras como Isaac Newton, Charles Darwin, Nikola Tesla, Louis Pasteur o Albert Einstein.En el mejor de los casos probablemente nos vengan a la memoria nombres de mujeres como Marie Curie, Jane Goodall o Rosalind Franklin. Pero es posible que no estemos al tanto de que, son numerosas las historias, en ocasiones olvidadas y otras veces anónimas, de mujeres que, con su dedicación y pasión han contribuido en los mayores avances científicos y al progreso de la sociedad. A lo largo de diferentes épocas, los condicionamientos sociales, culturales y políticos no han podido impedir que muchas de ellas dedicaran su vida a la investigación o a la enseñanza.

En campos como las matemáticas y la astronomía, las mujeres han sido principalmente reconocidas como «asistentes familiares» de hombres dedicados a estas disciplinas, lo que ha dado lugar a una narrativa parcial y sesgada sobre su participación en la ciencia.

Roles esenciales

Desde la biología, la astrofísica, la informática o la medicina entre otras, muchas mujeres han desempeñado roles esenciales en la expansión de nuestro conocimiento del mundo. Permítanme que dada mi especialidad me centre en hacer un breve recorrido de historias, muchas veces desconocidas, de mujeres «estelares» que han contribuido al conocimiento del Universo y cuyos descubrimientos incluso han sido atribuidos a sus colegas varones. Uno de los primeros ejemplos documentados es Enheduanna (2300 a.C.), poetisa y suma sacerdotisa del dios luna, primera en escribir sobre el acoso sexual que ella misma sufrió por parte del rey de Ur, pero que pudo dedicarse al estudio de los cielos debido a su estatus como princesa.

Una historia notable es la de Agnodice de Atenas, en el año 350 a.C., conocida principalmente en el campo de la medicina y la obstetricia, quien desafió las leyes atenienses al hacerse pasar por un hombre para poder estudiar y ejercer la medicina y que se convirtió en una de las mejores obstetras de su época y en la protagonista de una de las primeras rebeliones femeninas.

Otra figura más conocida probablemente por haber ha sido llevada a la gran pantalla, es Hipatia, nacida en 355aC. en Alejandría, quien destacó en matemáticas y astronomía, impartiendo clases en su propia casa. Su brutal asesinato a manos de un grupo de cristianos la convirtió en mártir de la ciencia y símbolo de la lucha contra la irracionalidad.

Pioneras

A pesar de las limitaciones impuestas por su género en los siglos siguientes, mujeres como Caroline Herschel o Henrietta Leavitt, una de las más reconocidas mujeres «computadoras» de Harvard, continuaron haciendo importantes descubrimientos en astronomía, aunque a menudo su trabajo fue infravalorado o atribuido a sus colegas masculinos. En el siglo XX, científicas como Margaret Burbidge, Vera Rubin o Jocelyn Bell entre tantas, han hecho contribuciones fundamentales al campo de la astronomía, aunque enfrentaron obstáculos significativos debido a su género.

La exclusión histórica de las mujeres de la educación universitaria y el acceso limitado a instalaciones científicas hasta tiempos relativamente recientes han contribuido a la escasa representación femenina en la ciencia. Los condicionamientos sociales, políticos y culturales han perpetuado estereotipos de género que han restringido las oportunidades y la visibilidad de las mujeres en este campo, generando desigualdades en la educación, la toma de decisiones y el reconocimiento profesional.

Según recientes datos de las Naciones Unidas las mujeres suelen recibir menos ayudas a la investigación que sus colegas masculinos y, aunque representan el 33,3% de todos los investigadores, sólo el 12% de los miembros de las academias nacionales de ciencias son mujeres.

A pesar de la escasez de competencias en la mayoría de los campos tecnológicos, las mujeres siguen representando sólo el 28% de los licenciados en ingeniería y el 40% de los licenciados en informática y ciencias de la computación. En campos punteros como la inteligencia artificial, sólo uno de cada cinco profesionales (22%) es mujer.

Proyección de futuro

Según datos ofrecidos en la Conferencia sobre el Estatus de la Mujer celebrada en las Naciones Unidas en Nueva York en marzo de 2023, en el año 2050 el 75% de las profesiones estarán vinculadas con carreras STEM (acrónimo en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Si a los porcentajes anteriores añadimos que a nivel mundial el 50% de las mujeres no tienen aún acceso a internet, si no se toman medidas globales urgentes, la brecha salarial se agravará al seguir ocupando las mujeres los puestos y trabajos peor remunerados.

Algunos aspectos clave relacionados con el estatus de las mujeres y las niñas en la ciencia son los estereotipos de género que persisten en el ámbito científico, lo que puede influir en sus elecciones profesionales. La percepción sobre las capacidades y roles apropiados a cada género puede limitar la diversidad en esos campos. Otra clave es el acceso a la educación. Aunque se ha avanzado en el acceso de las mujeres a la educación científica, todavía existen desafíos en muchos lugares del mundo. Las niñas a menudo se enfrentan a barreras culturales y sociales que limitan su acceso a la educación en general y a la ciencia en particular.

Las mujeres a menudo están infrarrepresentadas en puestos de liderazgo y en la toma de decisiones en instituciones científicas y académicas. Esta falta de representación puede limitar las oportunidades para que las mujeres influyan en las políticas y en la dirección de la investigación científica. Otra causa importante es la falta el reconocimiento y visibilidad en comparación con sus colegas masculinos. Esto puede deberse a sesgos de género en la selección de conferenciantes, premios y publicaciones.

Conciliación

Numerosas científicas se han enfrentado a la dificultad de compaginar la investigación y la crianza de hijos y mayores, desafiando la noción de que el éxito profesional y la vida familiar son incompatibles. Sin embargo, son pocas las que logran equilibrar una vida profesional altamente competitiva con responsabilidades familiares. De hecho, la conciliación familiar y la renuncia a una carrera profesional siguen siendo predominantemente asociadas con las mujeres, llegando hasta el 85% de los casos. Algunas instituciones y empresas están liderando el camino hacia un entorno laboral más amigable con las mujeres científicas, pero es importante reconocer que la conciliación familiar no solo beneficia a las mujeres científicas individualmente, sino que también tiene un impacto positivo en la ciencia y la sociedad en general.

La inclusión de las mujeres en la ciencia no solo es una cuestión de justicia social, sino que también es fundamental para impulsar la innovación y resolver problemas globales complejos como el cambio climático y la salud pública de manera integral. La inclusión de mujeres contribuye a la igualdad de oportunidades al eliminar barreras y prejuicios de género en el campo científico, garantizando que las mujeres tengan acceso equitativo a recursos, reconocimiento y desarrollo profesional.

Es crucial que se tomen medidas integrales para abordar las desigualdades de género en la ciencia y garantizar la plena participación de las mujeres en todos los niveles. La declaración del 11 de febrero como el Día Internacional de las Mujeres y las Niñas en la Ciencia por parte de la ONU es un paso importante para reconocer y celebrar el papel de las mujeres en la ciencia, al tiempo que se promueve la igualdad de género en este ámbito. Sin embargo, aún queda mucho por hacer para superar los obstáculos que enfrentan las mujeres en la ciencia y construir un futuro más inclusivo y equitativo para todos. Es necesario seguir impulsando medidas para garantizar la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres en todos los ámbitos científicos, así como buscar fórmulas para conciliar la vida profesional y familiar. Como dijo Rosalyn Yalow, médica estadounidense: «El mundo no puede permitirse la pérdida de los talentos de la mitad de las personas, si estamos aquí es para resolver la multitud de los problemas que nos preocupan».