Los orígenes

Juan Francisco Negrín, responsable de Negrín Seguros, decidió comenzar por cuenta propia su andadura profesional en el año 1996, tras una larga y dilatada experiencia adquirida durante aproximadamente 20 años como comercial en diferentes aseguradoras. Así nació una empresa que, con el paso del tiempo, se ha convertido en un referente dentro de su sector. Precisamente NEGRÍN Seguros inició su actividad en el sector de los seguros náuticos cuando aún no era de obligado cumplimiento la contratación de un seguro de responsabilidad civil de suscripción obligatoria para embarcaciones de recreo o deportivas. De este modo, Juan Francisco Negrín tuvo la oportunidad de desarrollar su labor en este campo, dedicando mucho tiempo, trabajo y esfuerzo en asesorar sobre seguros náuticos, en los diferentes estamentos así como en el sector privado. Con la implantación del R.D. 607/1999, de 16 de abril, la dedicación y preocupación de NEGRÍN Seguros ha sido aún mayor, debido al auge que la náutica deportiva ha tenido en las islas en los últimos años.

En la actualidad la empresa familiar cuenta con el asesoramiento y la profesionalidad de Juan Francisco, el cual ha conseguido transmitir a sus dos hijos Alejandro y Raúl la pasión por la misma y el buen trato a los clientes.

La empresa

Negrín Seguros pone a disposición de sus clientes una amplia gama de Seguros Náuticos, con gran variedad de coberturas y las mejores tarifas, conscientes de que las Islas Canarias cuentan con un litoral y unas condiciones propicias para la navegación de recreo y la práctica del deporte náutico.

Estudian, con mucho esmero, cada caso en particular. Atendiendo al uso de las embarcaciones, estudian, asesoran y facilitan la contratación más adecuada. De esa forma, garantizan que las coberturas y las primas se adaptan a las necesidades de aseguramiento de sus clientes.

Precisamente Juan Francisco Negrín asegura que el éxito de la actividad profesional de su empresa se basa en “permanecer constantemente al lado de nuestros clientes, en el caso de suceder algún siniestro damos un trato preferente personal, ya que lo que más agradece un asegurado, es el hecho de que se sienta atendido y, por qué no, que si en algún momento del trámite del mismo, que tenga la oportunidad, si así ocurriera, de que nos solicite más implicación en la defensa de sus intereses”.