Maestras y maestros de ayer

El hermano Ramón, un maestro lasaliano que vio crecer la calle La Carrera

En 1925, su hermano mayor, Antonio, lo matriculó en el Colegio Nava, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, cuando apenas tenía 10 años

El hermano Ramón, un inolvidable maestro y religioso de La Salle, que estuvo siempre animado a que el amor por el conocimiento creciera entre los jóvenes de La Laguna. | | DOMINGO J. JORGE

El hermano Ramón, un inolvidable maestro y religioso de La Salle, que estuvo siempre animado a que el amor por el conocimiento creciera entre los jóvenes de La Laguna. | | DOMINGO J. JORGE / Domingo J. Jorge

Domingo J. Jorge

La página Maestras y maestros de ayer se escribe este lunes como una muestra de la propia realidad del magisterio. Sí, ese oficio que nos hace a todos portadores de conocimientos desde la más temprana edad, conocimientos que nos son enseñados por personas que con el paso del tiempo se convertirán en verdaderos olvidados o desconocidos.

En San Cristóbal de La Laguna, si paseas cualquier tarde o mañana, como lo harán los miles de habitantes y visitantes que ahora la pueblan, por aquello de haberse convertido en ciudad de moda, al pasar por una pequeña plaza en la calle Viana n.º 2, aparece el llamado Monumento al Hermano Ramón, al lado de la Casa de los Capitanes, esta personalidad inolvidable para la juventud de la Ciudad de los Adelantados de más de cuatro décadas, pero para la mayoría de quienes pasan por allí día a día poco o nada significa.

Este reportaje pretende ser un recuerdo al hermano Ramón Padilla y a todos esos maestros y maestras que han quedado en el olvido de los años, a pesar de lo mucho que dieron y ahora otros muchos siguen aportando para que esta sociedad crezca con personas hechas en conocimientos, y en el más admirado de ellos, los valores.

Para profundizar en la vida y oficio del hermano Ramón hemos acudido a dos fuentes, una de ellas ha sido un maestro también hoy jubilado, Pablo Reyes, exalumno del Colegio Nava La Salle, quien nos ha abierto su escritorio de trabajo y nos ha aportado la cantidad de documentación que necesitábamos para conocer quién fue el hermano Ramón. Por otro lado, también hemos podido contar con el propio Colegio La Salle La Laguna, que desde el primer momento en que tuvo conocimiento de este proyecto a través de su secretario, José Antonio Martín, nos pusieron a nuestro servicio un extenso archivo fotográfico dedicado al hermano Ramón.

Monumento al Hermano Ramón en la calle Viana, n.º 2, al lado de la Casa de los Capitanes.   | | DOMINGO J. JORGE

Monumento al Hermano Ramón en la calle Viana, n.º 2, al lado de la Casa de los Capitanes. | | DOMINGO J. JORGE / Domingo J. Jorge

De La Gomera a La Laguna

En San Sebastián de La Gomera, nace el 13 de marzo de 1913 Ramón Padilla González. Su familia mantuvo su arraigo en San Sebastián, pero también pagó el tributo de la emigración, habiendo de marchar primero a La Palma y luego a Tenerife. De esta forma, Ramón permanece en La Gomera hasta los nueve años, viajando entonces a La Palma. Su padre, Buenaventura Padilla, había sido alcalde de la capital de la Isla Colombina en varios periodos. Murió en 1920, cuando Ramón apenas contaba con siete años. Su madre, doña Concha, viuda aún joven, hizo frente a la vida y a la educación de sus ocho hijos supervivientes. Ramón era el más pequeño de todos aquellos hermanos de familia numerosa que habría llegado a contar con 12 componentes. Dicen que de pequeño su forma de ser lo mostraba como un poco tímido, pero fiel cumplidor de sus deberes. En sus años infantiles en La Gomera, asistió a la Escuela Nacional, donde aprendió las primeras letras que pudo ampliar posteriormente en la Isla de La Palma, en donde acudió a un colegio privado de los Padres Paules.

En 1925, la familia se traslada definitivamente a La Laguna, y su hermano mayor, Antonio, que hizo con él las veces de padre, lo matriculó en el Colegio Nava, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, que animaban al Patronato Nava de las Escuelas Católicas, en la céntrica calle Carrera, desde hacía apenas una docena de años. Lo hizo, sobre todo, porque al estar regido por una comunidad religiosa de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, se aseguraba la continuidad de una formación cristiana para Ramón, quien entra en el Nava con 10 años.

La comunidad de Hermanos de aquel entonces en Escuelas Cristianas estaba formada por seis hermanos de unos 33 años de media, cuatro de ellos franceses y dos españoles. Ramón se encontraba muy a gusto con el tipo de educación que recibía en el Nava. Al concluir los estudios primarios en dicho centro, se matricula en el Instituto Cabrera Pinto, donde, a su vez, había estudiado su padre, y allí terminó el Bachillerato Elemental. Era un arduo devoto del Cristo de La Laguna. A pesar de ya no estudiar allí, en las Escuelas Cristianas, continuaba con sus visitas diarias al Colegio Nava y manteniendo un trato asiduo con los hermanos lasalianos. Allí buscaba amparo y consejo de su adolescencia, sobre todo del hermano Alberto, director del Colegio Nava, quien le guió por los sentidos e inicios de su llamada vocacional.

Llamada vocacional

A sus 16 años cumplidos y en posesión del Bachillerato Elemental, fue el propio hermano Alberto, director del Colegio, quien en nombre de Ramón solicitó a su madre, doña Concha, el permiso materno necesario para seguir adelante en las etapas vocacionales que se le avecinaban. El 25 de julio de 1929 salió con rumbo a la Península, con destino a la Casa de Formación de Pont d’Inca, en las Islas Baleares, para iniciar su noviciado.

Tras su formación religiosa y progreso en la adquisición docente para impartir también su primer magisterio, el hermano Ramón llega como primer destino en la Isla al Colegio La Salle en La Orotava. Tenía 18 años cumplidos, y habían transcurrido dos años y medio de su salida de la familia y de su tierra, cuando vuelve de nuevo a las Islas Afortunadas, con destino a La Orotava, el 23 de septiembre de 1931. Allí tendría que impartir a dos niveles: primaria elemental y secundaria y comercial en ciclos no cerrados. Repitió luego un segundo periodo en La Orotava, desde 1933 hasta 1935. Los Hermanos de las Escuelas Cristianas permanecieron en la Villa de La Orotava hasta 1941.

Su siguiente destino será Arucas, de 1932 hasta 1933. El Colegio funcionaba regularmente a dos escalas: tres clases de Primaria, Cuarto, Tercero y Segundo; dos gratuitas: Quinto y Sexto, tres o cuatro años de Bachillerato y la Clase de Comercial.

Finalmente, el hermano Ramón llega al Patronato de Nava de La Laguna el 13 de diciembre de 1935. Allí se ocupó de la segunda clase gratuita, donde tuvo como alumnos medio centenar de muchachos comprendidos entre los ocho y doce años.

También es destacable desde su llegada al Nava La Salle el interés sacramental mostrado por responsabilizarse de las celebraciones entre los niños de su Primera Comunión. El hermano Ramón quería apoyar y formar parte de la vida de aquellos pequeños que crecían con el sencillo espíritu de colaborar con ellos en su crecimiento, quizás esa es una de las señas de identidad que aún quedan vivas en todos aquellos que conocieron o fueron alumnos del hermano Ramón Padilla González.

Este lunes hemos logrado abrir algunas ventanas sobre este hombre, este religioso y amante del magisterio, que sigue vivo en las mentes de muchos laguneros. El próximo lunes continuaremos adentrándonos en su ayer que es nuestro hoy. Lo haremos aquí en las páginas de EL DÍA – La Opinión de Tenerife.