La facturación de las tiendas experimenta en 2023 la mayor subida de la historia

El comercio emplea en las Islas a más personas que nunca pese a que los cierres continúan

Lola Pérez, directora general de la Cámara de Comercio tinerfeña.

Lola Pérez, directora general de la Cámara de Comercio tinerfeña. / ED

Los comercios de Canarias facturaron el año pasado un 7,3% más que en 2022. Se trata del mayor incremento interanual de ventas de la historia, empatado con el 7,3% registrado precisamente en 2022. Las tiendas del Archipiélago encadenan así dos ejercicios consecutivos con la cifra de negocios creciendo al mayor ritmo de siempre, o cuando menos al mayor de los últimos 18 años, ya que el Instituto Nacional de Estadística (INE) viene publicando estos datos desde 2006. Hasta este bienio virtuoso, la mayor subida de facturación era la anotada en 2016, cuando los comercios de la Comunidad Autónoma aumentaron sus ventas un 5,8%, un punto y medio por debajo del alza récord de los dos últimos ejercicios.

Hay que precisar, eso sí, que este sensible y generalizado incremento de las ventas no necesariamente significa que los beneficios de las empresas del ramo estén también en máximos.

Una cosa es la facturación o cifra de negocios, es decir, los ingresos que las tiendas obtienen por la venta de ropa, calzado, juguetes, enseres, bebidas, alimentos o cualquier otro bien o producto, y otra distinta son los beneficios, que dependen de que esos ingresos superen a los gastos en suministros, proveedores o el alquiler del local. En todo caso, y también conviene recordarlo, una mayor facturación es indicador de mayores beneficios.

El problema para muchos negocios de las Islas es que a ese histórico crecimiento de las ventas de los dos últimos años lo precedieron otros dos ejercicios no ya malos, sino nefastos. La facturación cayó en 2020 la friolera de un 15% por culpa de la pandemia, y en 2021 apenas subió un 1,8% desde los mínimos del año anterior. De hecho, la covid le dio un nuevo impulso al proceso de concentración que el sector atraviesa desde hace más de una década.

Cada vez hay menos tiendas, pero dan trabajo a más personas y tienen un mayor volumen medio de negocio. Una realidad que, por tanto, muestra al mismo tiempo una cara negativa, la de los cierres y la progresiva desaparición de los pequeños comercios de toda la vida, y otra positiva, la del crecimiento del sector en términos de facturación y empleo.

En lo anterior hizo ayer hincapié la directora general de la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, Lola Pérez, en la presentación del Boletín sectorial del último trimestre de 2023. La economista, a quien acompañó en la presentación el director del área de Riesgo Global de Cajasiete, Luis Díaz, subrayó que hay «algún factor que está afectando a la competitividad del tejido comercial» y «llevando al cierre a un número mayor de establecimientos en el último año».

No en vano, el pasado año finalizó en el Archipiélago con 13.829 empresas comerciales –empresas propiamente dichas, esto es, con asalariados, e incluidas las dedicadas a la venta y reparación de vehículos–, 208 menos que en 2022. Es más, si se echa la visto algo más atrás, hasta 2019 –el último ejercicio antes de la doble crisis de la covid y la inflación–, resulta que el número de comercios que han bajado la verja para siempre llega a los 1.031.

Y la tendencia es la misma si en el análisis se incluyen los negocios de trabajadores autónomos, cuya cifra también viene en franca decadencia. En total, avisó la directora general de la Cámara de Comercio, en los últimos 15 años, y de acuerdo con los datos del Directorio Central de Empresas (Dirce), que abarca hasta 2022, desaparecieron en Canarias en torno a 10.000 firmas del sector.

Una «sangría», insistió Pérez, que puede paliarse con medidas fiscales específicas en favor de una actividad que, recordó, supone el 22% del tejido productivo regional y un 18% de la mano de obra ocupada. En este sentido, la economista avanzó que representantes de la Cámara ya han mantenido conversaciones con la Consejería de Hacienda del Gobierno de Canarias para solicitarle la puesta en práctica de esas medidas tributarias, unas medidas de las que se beneficiaría el comercio minorista tradicional –las tiendas de siempre– para de este modo ayudarlo a competir en cierto plano de igualdad con las grandes firmas nacionales e internacionales.

Es justo la progresiva y desapercibida desaparición del pequeño comercio de proximidad, junto con el desembarco de esas grandes empresas capaces de dar trabajo a un mayor número de personas, la que está detrás de ese proceso de concentración que vive el sector. Un sector, por lo tanto, «en constante evolución y cada vez más agresivo y dependiente de las economías de escala».

Y por eso, cabe insistir, los cierres contrastan con las cifras de la facturación y la ocupación. En lo relativo a las ventas, ya no solo se trata de ese doble incremento interanual del 7,3%, sino de que, además, la subida está muy por encima de la experimentada por el sector a nivel nacional, que fue de un 6,1% en 2023 y de un exiguo 0,7% en 2022. Y en cuanto a la ocupación, los 165.537 afiliados a la Seguridad Social –incluidos asalariados y autónomos– contabilizados en diciembre –en promedio mensual– son la mayor cantidad, también, de la serie histórica, que con la nueva metodología arrancó en 2009.

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