Despido sin indemnización: esta es la razón que lo avala

Existen razones que pueden motivar que la empresa no pague una indemnización al empleado tras perder su puesto

Despido sin indemnización: esta es la razón que lo avala

Despido sin indemnización: esta es la razón que lo avala / Canva

Perder un empleo en el que uno se encuentra bien es uno de los peores golpes que se puede llevarse una persona. No sólo a nivel económico, sino también emocional.

Al finalizar un trabajo hay que cambiar las rutinas, se pierde el contacto con los antiguos compañeros y uno puede hasta ver disminuida su autoestima.

En el plano económico, como es lógico, el cambio también es radical, ya que las personas ven mermadas sus ingresos, mientras que los gastos siguen siendo los mismos: hipotecas, facturas, cesta de la compra... no bajan a pesar de que sí lo hagan los ingresos.

Cuando uno lleva muchos años en una misma empresa y, por determinadas circunstancias, pierde su empleo, siempre puede pensar en que la indemnización le ayudará a continuar con su nivel de vida mientras encuentra otro empleo, aunque existen casos en los que la compañía puede prescindir de sus trabajadores sin pagar esta indemnización.

Tipos de despido

Existen diferentes tipos de despido que pueden afectar a un trabajador:

  • Objetivo
  • Disciplinario
  • Improcedente
  • Colectivo
Despido sin indemnización: esta es la razón que lo avala

Despido sin indemnización: esta es la razón que lo avala

Despidos con indemnización

De estos tres casos, existen tres en los que la empresa está obligada a indemnizar al trabajador que pierde su empleo: despido objetivo, colectivo e improcedente.

Los dos primeros se producen por desafíos económicos, técnicos, organizativos o productivos de la empresa; mientras que el tercero sucede cuando la empresa no puede demostrar la motivación del despido o si incumple los requisitos legales.

Despido sin indemnización

El único motivo por el que una empresa puede despedir a un trabajador y no pagarle una indemnización es cuando se trata de un despido disciplinario. Esto puede deberse a una actitud intimidante, violenta o amenzante por parte de un empleado, aunque también puede darse el caso de que la persona contratada falte a su puesto de trabajo o llegue tarde de manera reiterada y sin justificación.

Situaciones como esta avalan claramente que la empresa pueda evitar el pago de la indemnización.