La falta de camareras de piso obliga a los hoteles a buscar fuera de Canarias

La patronal exige que se permita traer personal extranjero y se vigilen las bajas

Las ‘kellys’ confirman una «estampida» por las «excesivas cargas de trabajo»

Una trabajadora realiza el cambio de sábanas en la habitación de un hotel.

Una trabajadora realiza el cambio de sábanas en la habitación de un hotel. / David Revenga

Clara Morell

Clara Morell

Sábanas que huelen a limpio, espejos relucientes y ni un objeto fuera de su sitio. Ese es el trabajo casi invisible que realizan miles de mujeres en los hoteles de Canarias. Cuando el huésped llega a su habitación ni siquiera imagina la fuerza y el detalle con los que trabaja el personal para hacer que su estancia sea lo más cómoda posible. Unas trabajadoras que, pese a ser esenciales en el sector económico más pujante de las Islas, escasean. Para la patronal, la falta de camareras de piso se debe al alto grado de absentismo laboral, mientras que los sindicatos culpan de esto a las elevadas cargas de trabajo y a salarios «que no compensan».

El presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat) Jorge Marichal considera que el índice de absentismo laboral en Canarias, que sitúa entre el 15% y el 20% en el sector turístico, es «brutal» y que «no hay empresa que lo aguante». Para él, esta falta de trabajadores, que se habría duplicado en el último año, puede deberse a dos factores: «Que las cargas de trabajo no estén bien acomodadas o que el servicio sanitario, que debe hacer seguimiento de esas bajas, no esté controlando».

Para evitar la escasez de camareras de piso, Marichal asegura que una de sus primeras peticiones al nuevo Ejecutivo nacional que se conforme será «que ponga cartas en este asunto» porque no hay en las Islas «personas que quieran trabajar». Y pone como ejemplo al sector de la construcción: «Sé que existe la vía del contingente de trabajadores extranjeros, sobre todo en algunos países sudamericanos».

En cuanto a las cargas de trabajo, el presidente de la Cehat asegura que no aumentan porque los empresarios sean «cicateros» y premediten escatimar en recursos, ya que «desean tener plantillas estables y controladas en base a los estudios ergonómicos», sino que se incrementan debido al poco margen de maniobra con el que cuentan en un momento de alta demanda. Así, al «no encontrar trabajadores», son «las personas que se quedan en el hotel quienes pagan el pato». 

Las ‘kellys’ desisten

La lucha de las camareras de piso se organizó, hace unos siete años, en torno al colectivo denominado las ‘kellys’. Estas camareras de piso reconocen ahora que la «falta de respuesta» a sus exigencias les ha hecho «perder movilización» y, representantes del colectivo en Canarias como Angelines Martín aseguran que «en lo único en lo que piensan ahora las camareras de piso es en cómo dejar el trabajo e irse a otro sector».

La propia Martín anima a sus compañeras a «buscar otro oficio en el que sean más felices» y así «dejar de sufrir». Advierte además de que «la gran renuncia» en el sector ya se está produciendo.

Para esta camarera de piso, si los empresarios «no valoran» el trabajo que realizan, «ellas son las menos indicadas para darle ese valor». Así, anticipa que en Canarias el sector hotelero sobrevivirá «trayendo a trabajadores extranjeros, como ya ocurre en Andalucía».

La culpa de todo esto es, según Martín, de unas cargas de trabajo que «siempre han sido excesivas» pero que se han incrementado en los últimos meses debido a la alta ocupación hotelera –de en torno al 90% este verano– y tacha al actual turismo de «insostenible».

En cuanto a los salarios, Martín señala que «no compensan» porque se sitúan «en torno a los 1.200 euros» en Santa Cruz de Tenerife, que es «prácticamente lo mismo que se cobra en cualquier otro trabajo que requiera menor esfuerzo físico». A esto, la trabajadora suma el hecho de que los alquileres en las zonas turísticas de Canarias se hayan elevado de forma considerable debido al aumento de viviendas vacacionales, lo que obliga a las trabajadoras a «perder horas en las guaguas o gastar mucho dinero en gasolina para desplazarse hasta sus puestos de trabajo».

Los sindicatos negocian

Para Javier Fernández, secretario de Acción Sindical de Sindicalistas de Base, la falta de camareras de piso es el caso de «la pescadilla que se muerde la cola»: «Los empresarios pusieron como excusa la pandemia para no reforzar las plantillas, sobrecargaron a las camareras de piso, estas cogieron la baja y, ahora, las que siguen trabajando están más sobrecargadas y enfermarán».

Para el sindicalista, basta con mirar el número de horas trabajadas y compararlo con el nivel de ocupación para observar que, mientras que los visitantes ya están en cifras prepandemia, el personal es mucho menor que entonces: «Si antes en un hotel de 180 trabajadores se hacían 7.000 horas de trabajo, ahora esas horas oscilan entre 3.500 o 4.000.

Por otro lado, Javier Travé, responsable de hostelería de la Federación de Servicios de Comisiones Obreras en Canarias, asegura que, en el caso de Las Palmas de Gran Canaria, donde el convenio no limita el número de habitaciones que puede hacer una camarera de piso en cada jornada como sí ocurre en Santa Cruz de Tenerife, se están produciendo reuniones con la patronal con el objetivo de regular las cargas de trabajo. 

Ahora mismo, las camareras de piso se ven «obligadas» a permanecer en su centro de trabajo hasta que terminen el número de habitaciones que les fue asignado. Eso implica que, cuando encuentran habitaciones «destrozadas o donde ha dormido mucha gente durante un largo período», tengan que hacer más horas para «evitar ser sancionadas». En uno de los últimos hoteles que ha investigado en Gran Canaria –revela– «una camarera de piso hace diariamente entre 60 y 80 camas».

Otra de las cuestiones que los sindicatos están negociando son los salarios de las camareras de piso, que en la provincia de Las Palmas rondan los 1.500 euros. En un año en el que la hostelería «ha triplicado sus beneficios», Travé no entiende que las subidas de sueldo contempladas se limiten al índice de precios de consumo: «No puede ser que durante años los trabajadores de los hoteles no vean prácticamente mejoras en sus condiciones y se vean abocados a la negociación colectiva».

Por último, Travé sentencia que «si Canarias quiere seguir presumiendo de que vive del turismo, debe pagar a sus trabajadores en base a los beneficios de un sector en el que se han disparado los precios en los últimos meses».

Sin camas plegables en las Islas

Las camareras de piso de Baleares amenazaban la semana pasada con organizar manifestaciones si los hoteleros continúan negándose a cumplir con la ley turística que les obliga a renovar todos los establecimientos con camas plegables que les reduzcan las cargas de trabajo. En Canarias, la instalación de camas plegables y otras innovaciones en los hoteles no es obligatoria –pero sí recomendable–. Sobre la falta de mejoras ergonómicas se quejan tanto desde el colectivo de ‘kellys’ de las Islas como desde los distintos sindicatos. Jorge Marichal, presidente de la Cehat, se opone a la obligatoriedad de este tipo de medidas y apunta que «debe ser cada empresa quien se reúna con las trabajadoras y pacte los medios para reducir las cargas de trabajo». | C. M.

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