Canarias pierde un 30% de sus establecimientos turísticos en la última década

La disminución de la oferta reglada afecta sobre todo a los apartamentos, muchos de los cuales pasan al alquiler vacacional o al mercado residencial

Panorámica de un hotel de la zona de Troya, en Adeje, al sur de Tenerife.

Panorámica de un hotel de la zona de Troya, en Adeje, al sur de Tenerife. / Delia Padrón

M. Á. Montero

El auge del alquiler vacacional y el trasvase de muchos inmuebles de la oferta turística a la residencial están detrás de la notable pérdida de establecimientos que viene sufriendo el motor de la economía regional: el turismo. Esta es una de las conclusiones de las Jornadas de Renovación y Modernización Turística de Canarias celebradas el pasado marzo, conclusiones que las patronales sectoriales del Archipiélago (la tinerfeña Ashotel, la grancanaria FEHT, la majorera Asofuer y la lanzaroteña Asolan) explicaron este martes en detalle. Según el informe en el que se recoge el trabajo llevado a cabo durante las jornadas, la oferta reglada, es decir, los hoteles, apartamentos, bungalós y demás establecimientos de toda la vida (en contraposición con el boom del alquiler vacacional como negocio digamos a gran escala), «ha sufrido una importante minoración en la última década». Una merma de alojamientos turísticos que oscila entre el 30 y el 45% en función de la isla, municipio o localidad sobre la que se ponga la lupa. El fenómeno afecta sobre todo al subsector extrahotelero, básicamente a los apartamentos, y esto ha supuesto a su vez la pérdida de «muchos miles de plazas alojativas».

El diagnóstico de las jornadas parte de una aparente paradoja. Canarias tiene una «magnífica» planta hotelera tanto por su calidad como por su «diversidad», esto es, por la existencia de una oferta que abarca desde establecimientos de gran lujo, lujo y cinco estrellas hasta otros de inferiores categorías pero con los máximos estándares dentro de su división. Sin embargo, los hoteles tan solo representan entre el 15 y el 20% de toda la oferta turística. El resto, la mayor parte, es negocio extrahotelero: villas, casas rurales y, sobre todo, apartamentos. Y ocurre que la planta extrahotelera, a diferencia de la hotelera, se caracteriza por categorías muy bajas, de tan solo una o dos llaves, por su antigüedad y por su «atomización», lo que significa que dentro de un mismo complejo pueden encontrarse inmuebles de calidades diametralmente opuestas. Es aquí donde las patronales ven un «problema estructural» para el futuro del Archipiélago como destino turístico de primer orden. No en vano, esa obsolescencia y ese bajo nivel que, en general, presentan los apartamentos y similares los hacen cada vez menos apetecibles para el potencial cliente, lo que de facto supone su expulsión del mercado. Se convierten así en «caldo de cultivo», reza el informe, para la oferta residencial y, «en un alto porcentaje», para el alquiler vacacional. En definitiva, pasan de estar dentro de la oferta reglada a alimentar el boom del arrendamiento turístico. Y esto, según las conclusiones a las que llegó el sector durante las jornadas de renovación y modernización, conlleva cambiar «de un plumazo» el modelo turístico de Canarias. «Y no precisamente para mejor».

Preocupación

Ante este «preocupante panorama», las patronales sectoriales se temen que en unos «pocos años», en muchos de los principales destinos de la región, el porcentaje de inmuebles que habrá dado el salto de la oferta turística al mercado residencial o al alquiler vacacional será «ampliamente mayor» que la oferta reglada o convencional. Una oferta reglada, se precisa en el informe, que «ya ha sufrido una importante minoración en la última década que ha oscilado entre el 30-45% de pérdida de establecimientos alojativos, esencialmente extrahoteleros, y de muchos miles de plazas». En este sentido, ya solo entre los años 2015 y 2022 desaparecieron hasta 685 establecimientos extrahoteleros, una reducción de un 38,4%. Y con estos desaparecieron también 68.209 camas (-16,3%). Gran Canaria, y por mucha diferencia, es la isla que más ha sufrido este fenómeno de la residencialización turística y del trasvase de inmuebles al alquiler vacacional, hasta el punto de que más de la mitad de esas 68.209 camas que se perdieron en los últimos años, un total de 35.000, eran parte de la oferta extrahotelera de la isla redonda.

Para empezar a corregir este rumbo, las cuatro patronales coinciden en que es fundamental empezar a sacarle todo el jugo posible a la Ley 2/2013, de 29 de mayo, de renovación y modernización turística de Canarias. ¿Cómo? Pues a través de los Planes de Modernización, Mejora e Incremento de la Competitividad, los PMM, una herramienta que permite reducir los engorrosos trámites administrativos que se exigen a las actuaciones y proyectos de renovación turística. Los PMM se tramitan de forma abreviada y en fase única, lo que daría la agilidad necesaria al proceso de renovación de los alojamientos, en especial los extrahoteleros. Esto, concluye el análisis del sector, «debe constituir el eje fundamental de la cualificación de la oferta turística canaria». De hecho, los empresarios califican de «exitosos» los cuatro PMM que desde 2013, y hasta la fecha, han salido adelante en Fuerteventura, Lanzarote, Gran Canaria y Tenerife. Se trata, en definitiva, de recuperar o revitalizar «con urgencia» los planes de modernización, de modo que los núcleos eminentemente turísticos, sobre todo los llamados maduros, se «reinventen» y se evite así esa progresiva merma en la calidad y la cantidad de la oferta reglada. Hay que tener también en cuenta que la renovación y modernización requieren de inversiones, y en esto también ayudan los PMM, ya que esa agilidad que le imprimen al procedimiento administrativo garantiza a los potenciales inversores que no van a tener que esperar años hasta ver materializado su proyecto.

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  • El informe con las conclusiones de las recientes Jornadas de Renovación y Modernización Turística de Canarias califica de «nefastas» las consecuencias de la ‘residencialización’, es decir, del trasvase de establecimientos turísticos, fundamentalmente extrahoteleros, al mercado residencial. Supone, continúa el informe, la pérdida de puestos de trabajo y de actividad económica. El estudio cita una investigación que calcula en casi 600 millones de euros al año la merma en los ingresos del sector a causa de la ‘residencialización’ de un solo municipio: San Bartolomé de Tirajana, en Gran Canaria.
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  • Las patronales recordaron que de un tiempo a esta parte, la burocracia, o más bien la falta de medios materiales y humanos en la Administración pública para lidiar con esa burocracia, acaba por desatender las demandas del sector privado, «de tal forma que los planes o licencias tramitados se enquistan en el tiempo y se pierden claras oportunidades de inversión para las islas».
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  • En las jornadas sectoriales también se concluyó que existen notables deficiencias en los servicios de inspección turística. Esto «genera un campo abonado para el intrusismo y la competencia desleal hacia los establecimientos que cumplen con la normativa vigente».
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  • Al margen de lo relacionado con el alojamiento, las patronales hicieron hincapié en la obsolescencia que sufren los centros comerciales de los núcleos turísticos, muchos en régimen de multipropiedad, lo que complica sobremanera cualquier actuación o proyecto de mejora. Es otro de los retos a resolver.
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  • Los empresarios entienden que se ha llegado a un punto de no retorno en el que se hace impostergable la renovación y modernización de la planta turística, especialmente de la extrahotelera, que es la que acaba ‘residencializándose’ o dando el salto al alquiler vacacional. ¿Cómo lograrlo? Pues con planes, decretos, ordenanzas o cualquier otro instrumento, si bien desde la patronal ponen énfasis en los Planes de Modernización, Mejora e Incremento de la Competitividad, una herramienta de «extraordinario» potencial de cara a esos objetivos y que, apuntan, está siendo infrautilizada.

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