El balance del Año I de la pandemia en Canarias es demoledor. Cada día desde el estallido de la crisis se destruyen en las Islas 374 empleos y 232 personas se suman a la cola del paro. El mercado laboral del Archipiélago no había sufrido un deterioro tan vertiginoso en toda la historia de la Comunidad Autónoma. Tampoco, por tanto, tras el crac financiero de finales de 2007. No hay antecedentes de situaciones similares. Canarias despidió 2020 con 279.000 parados, con 113.000 puestos de trabajo desaparecidos y con casi 100.000 hogares en los que no entra ni un solo sueldo, es decir, donde se vive gracias a las ayudas sociales.

Desempleo.

La Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al cuarto y último trimestre del año pasado, publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística, revela que la cifra de desempleados aumentó en 2020 en 61.600 personas, un 28,3%. Y eso que el año comenzó bien. 2019 había finalizado con 217.400 isleños en la cola del paro, pero al término del primer trimestre de 2020 se habían reducido a 215.300. Justo entonces estalló la pandemia en España. Pedro Sánchez decretó el estado de alarma nacional el 14 de marzo, y el desempleo no ha dejado de crecer desde entonces. Esos 215.300 parados que se contabilizaban en el Archipiélago al acabar el primer trimestre ya eran 225.900 al cierre de junio; 273.700 al finalizar septiembre; y 279.000 a 31 de diciembre. El desempleo se ha incrementado así en las Islas en 63.700 personas desde la irrupción del coronavirus. O lo que es lo mismo: cada día de pandemia se va al paro una media de 232 trabajadores canarios. Para hacerse una idea de la magnitud de este aumento, basta con apuntar que el desempleo creció en 2020 en todo el país un 16,5%, aproximadamente la mitad de lo que lo hizo en la región.

Tasa de paro.

No sorprende, por tanto, que Canarias sea la Comunidad Autónoma con la tasa de paro más alta del país. Hasta un 25,2% de los isleños que quieren trabajar no pueden hacerlo, esto es, uno de cada cuatro. Solo otras dos regiones tienen desempleado a más de un 20% de los ciudadanos con disposición para trabajar: Andalucía, con una tasa de paro del 22,7%, y Extremadura (21,3%). Es verdad que son las tres comunidades que ya soportaban los mayores porcentajes de desempleo a comienzos de 2020, cuando la pandemia apenas era una noticia menor de la lejana China, pero no es menos cierto que también están entre las autonomías donde más creció la tasa de paro el año pasado. Y, de nuevo, el Archipiélago es el territorio que peor parado sale de todo el país. El desempleo aumentó en 6,4 puntos en 2020 –la tasa de paro pasó del 18,8 al 25,2%–, cuando la media nacional se incrementó en 1,7 puntos y en la segunda región en que más creció, Cataluña, lo hizo en 3,2 puntos, la mitad que en las Islas.

Desempleo juvenil.

Si las cifras del desempleo son preocupantes, aún más lo son las del paro juvenil, es decir, el que sufren los menores de 25 años. No en vano, Canarias vuelve a ser la Comunidad Autónoma que se lleva la peor parte. La tasa de desempleo juvenil ya es del 57,7% –una vez más el peor dato del país–, lo que significa que seis de cada diez isleños de menos de 25 que quieren trabajar no encuentran un puesto. El Archipiélago ya soportaba a finales de 2019 una de las tasas de paro juvenil más elevadas de España –35,3%–, y de hecho este es uno de los problemas más graves que desde hace años sufre el mercado laboral de la región. Pero es que la pandemia y el cero turístico la han disparado en más de veinte puntos en solo un año, algo que tampoco tiene antecedentes en la estadística oficial. En definitiva, a comienzos de 2020 había en el paro 29.200 canarios menores de 25 años; hoy ya suman 35.400, un 21,2% más.

Ocupados.

La destrucción de puestos de trabajo fue en 2020 –o más bien está siendo– extraordinaria. El año pasado comenzó en las Islas con 940.300 ocupados. Y acabó con tan solo 827.400. Desaparecieron 112.800 empleos, un 12%. La pandemia y las medidas de los Gobiernos para contener su avance, con el parón de la actividad productiva durante el confinamiento de la nación y con las sucesivas e intermitentes restricciones tras la desescalada, se llevaron por delante en el Archipiélago más de uno de cada diez puestos de trabajo. Una masiva destrucción de empleo que tampoco tiene parangón, ni de lejos, con la experimentada en las demás comunidades autónomas. Frente a ese 12% de ocupados que perdió Canarias, en el otro archipiélago del país, Baleares, solamente se destruyó un 8,1% del empleo, cuatro puntos menos pese a ser la segunda que más puestos de trabajo perdió en términos relativos. En todo el país, el número de ocupados se redujo un 3,1%, un porcentaje que incluso podría considerarse positivo teniendo en cuenta la gravedad de la crisis. Si el análisis se ciñe estrictamente a los meses de la pandemia –de marzo a diciembre–, los empleos destruidos suman 102.800. Dicho de otro modo: cada día desaparece una media de 374 puestos de trabajo desde la aparición de la Covid-19. Más aún: la paralización económica se llevó por delante en 2020 en toda España un total de 622.600 empleos, con lo que hasta un 18% de los puestos de trabajo perdidos en el país –uno de cada cinco– estaba ocupado por canarios. Solo Cataluña –137.500– perdió más ocupados que las Islas en términos cuantitativos, lo que evidencia la magnitud de la caída.

ERTE y hogares.

El hecho de que los empleos perdidos –112.800– superen con creces el aumento de los parados –61.600– se debe a la evolución de la población activa, esto es, la suma de quienes tienen trabajo y quienes lo están buscando. Canarias perdió 51.200 activos en 2020. Es así la región donde más disminuyó la población activa tanto en términos cuantitativos –la siguiente es Castilla y León, con 25.700 activos menos– como relativos –la caída es de un 4,4%, diez veces más que en el país–. Y a todo lo dicho hay que recordar que los 83.000 canarios en suspensión de empleo, en ERTE, cuentan como ocupados pese que de facto son parados. La situación es tan grave que de los 650.500 hogares del Archipiélago donde hay al menos un activo, en hasta 98.800 –el 15,2%, otra vez el peor dato del país– no entra ni un sueldo.