Entrevista | Alexis Quesada, Rubén García y Gabriel de Blasio Investigadores del grupo Ciperbig del Instituto de Ciencias y Tecnologías Cibernéticas de la ULPGC

«El ‘toque humano’ impedirá que la IA sustituya a los trabajadores»

(L)  | JOSÉ CARLOS GUERRA

(L) | JOSÉ CARLOS GUERRA / miguel ayala

Parece que es un término surgido ayer, sobre todo a raíz de la popularidad alcanzada con el ChatGTP, pero la inteligencia artificial forma parte de nuestras vidas desde hace tiempo.

Ya desde la antigua Grecia existían mitos sobre robots, y los antiguos chinos y egipcios construyeron autómatas. Las primeras investigaciones en el siglo pasado se atribuyen a Warren McCullough y Walter Pitts en el año 1943, con la publicación del artículo A Logical Calculus of Ideas Immanent in Nervous Activity, intentando modelar el comportamiento de una red neuronal. También Alan Turing en el año 1950 publicó el artículo Computing machinery and intelligence en la revista Mind, donde se hacía la pregunta: ¿pueden las máquinas pensar? y proponía un test, denominado test de Turing, para determinar si una máquina puede pensar. En 1952, Arthur Samuel creó un software capaz de aprender a jugar al ajedrez de forma autónoma. Sin embargo, el término fue acuñado formalmente en 1956 por John McCarthy, Marvin Minsky y Claude Shannon durante la conferencia de Dartmouth denominada Dartmouth Summer Research Project on Artificial Intelligence (Proyecto de investigación de verano de Dartmouth sobre inteligencia artificial).

Durante lo que se considera los períodos de inverno de la IA, décadas de los 60, 70 y 80, se realizaron muy pocos avances en relación con las expectativas e inversiones realizadas hasta el momento. Sin embargo, en la década de los 90 ocurren varios hechos que vuelven a reavivar el interés general por la IA, por ejemplo, en 1997 el triunfo de la IA Deep Blue de IBM sobre el campeón mundial de ajedrez Gary Kasparov. A partir de entonces, ha sido un no parar en la consecución de hitos que ponen de manifiesto la explotación de la IA en todos los ámbitos.

¿Es tan lista la inteligencia artificial como para que se pueda llevar por delante los puestos de trabajo humanos en profesiones como el periodismo, la educación...?

Está claro que el impacto de la IA no es uniforme en todos los ámbitos. Si a nivel empresarial se decide implantar una solución basada en IA para resolver un determinado problema, se estará desplazando de esa tarea probablemente a humanos que con anterioridad estaban encargados de llevarla a cabo. Por tanto, es obvio que la IA ha tenido, tiene y tendrá un impacto en el mercado laboral. Por ejemplo, la industria automotriz y de ensamblaje, así como de telecomunicaciones fueron dos de los sectores con más recortes de plantilla debido a la adopción de tecnologías de inteligencia artificial, según una encuesta global realizada en 2019. Sin embargo, en muchos casos ocurrirá que muchos profesionales y trabajadores podrán dedicar su esfuerzo a la realización de otras tareas que incluso puedan tener un mayor impacto económico en los resultados empresariales. Todo ello sin menoscabo de los puestos que la propia IA crea en el ámbito tecnológico, tanto directos como indirectos.

Por otro lado, aunque es cierto que la IA puede automatizar muchas tareas que actualmente realizan los humanos, es poco probable que sustituya por completo a los trabajadores humanos en un futuro próximo, ya que sus capacidades todavía son limitadas. Otra razón por la que no es probable que la IA sustituya a los trabajadores es que muchos trabajos requieren un toque humano, por ejemplo, en aquellos en donde sean importantes las habilidades interpersonales: los algoritmos de IA todavía no reproducen este tipo de cualidades, por lo que hoy en día sigue existiendo la necesidad de trabajadores humanos en estos campos.

«En las Islas ya hay muchas empresas en el sector tecnológico que trabajan diseñando soluciones y productos basados en IA»

La inteligencia artificial en su conjunto está llamada a ser el motor del desarrollo económico de los próximos años, una herramienta crucial para alumbrar la cuarta revolución industrial. ¿Resulta un negocio tan boyante?

Actualmente la industria relacionada con la IA representa casi un 20% del PIB de Estados Unidos y alrededor de un 25% del de China. El mercado mundial de la IA creció un 154% en 2019 y en 2025 está previsto que aumente hasta los 126.000 millones de dólares. Por tanto, la inteligencia artificial es una de las áreas tecnológicas con mayor proyección económica a corto y medio plazo. Tanto es así que el valor de mercado podría rebasar la barrera de los 300.000 millones de dólares estadounidenses en 2025, según datos aportados por Statista. La estadística muestra también que la inteligencia artificial mejorará el producto interior bruto de la industria de energía, servicios públicos y minería en un 5,5% en términos de productividad.

Por otro lado, y en relación con la pandemia de covid-19 que hemos padecido y seguimos padeciendo, indicar que algunos estudios demuestran que muchas empresas tuvieron que recurrir a la automatización para garantizar la continuidad de su actividad: la gestión de nóminas, el diagnóstico de la experiencia del cliente y los problemas de los servicios informáticos tuvieron que automatizarse mientras las oficinas estaban cerradas. Otras empresas están incluso invirtiendo en robots para que formen parte de su plantilla, asumiendo trabajos que pueden ser demasiado arriesgados para los humanos.

¿Hay financiación suficiente para nuevos proyectos?

Con las cifras que acabamos de ver sería ilógico decir que no hay financiación suficiente para abordar nuevos proyectos. Desde el momento que hay un sector en alza en cuanto a su volumen de negocio, donde además las previsiones son de un incremento en su crecimiento y volumen de negocio importante a lo largo de los próximos años, la financiación privada, que por otro lado es el tipo de inversión mayoritario en este sector, está garantizada. En 2020, la inversión mundial en inteligencia artificial rondó los 68.000 millones de dólares estadounidenses, de los cuales 42.200 millones procedían de inversores privados. En cada uno de los años, la aportación privada representó el mayor porcentaje del total.

¿Qué es lo más imponente que veremos a corto plazo?

Desde luego que ChatGPT de OpenIA nos ha impresionado a muchos en los últimos tiempos. Nosotros mismos en la Universidad lo hemos sometido a modo de prueba a resolver preguntas de exámenes y/o prácticas y los resultados en ocasiones son sorprendentemente acertados. Es especialmente destacable el hecho de que sea capaz de resolver cuestiones de ámbitos muy variados y con un nivel de expresión en castellano bastante correcto. Si ese nivel de desarrollo inteligente somos capaces de trasladarlo a un hardware con actuadores, es decir, a robots, realmente sí podríamos empezar a ver con normalidad una universalización del uso de la robótica de forma cotidiana, algo que hoy en día claramente todavía no se ha conseguido. También está en auge el empleo de soluciones de IA para la generación de creaciones artísticas como imágenes a partir de unas especificaciones dadas o incluso la generación de vídeos artificiales con personajes reales que están generando una gran controversia. ¿Quién nos dice que en un futuro no muy lejano en el sector del cine no nos anuncien la primera película generada totalmente por una IA?

¿Hasta qué punto es fiable una máquina que actúe de forma autónoma si se parte de que siempre lo hará gracias a cómo la programen otros?

En el caso de los sistemas informáticos tradicionales que no utilizan la IA, la fiabilidad está garantizada si los elementos que los componen (hardware y software) funcionan de manera fiable, y para ello existen metodologías y técnicas de validación que evalúan el nivel de fiabilidad de los distintos elementos que forman el sistema. En el caso de los sistemas basados en la IA, y más concretamente los que se basan en un proceso de aprendizaje previo, la fiabilidad de los resultados que proporcionan dependerá de la validez de las técnicas de IA utilizadas y del proceso de aprendizaje realizado, midiéndose la fiabilidad del sistema en función del porcentaje de resultados correctos que proporcione. También existe otra vertiente relacionada con la fiabilidad de los resultados, que tiene que ver con el sesgo de los resultados que proporcione y que depende también del proceso de aprendizaje realizado. Por ejemplo, si entrenamos a una máquina que es capaz de conversar de manera natural con una persona y la entrenamos utilizando sólo un determinado estilo de conversación, su capacidad de adaptarse a diferentes estilos de conversación será limitada. Por otro lado, y en un terreno más filosófico, si los humanos somos imperfectos y tratamos de construir máquinas que nos imiten, no nos debe extrañar que esas construcciones inteligentes en ocasiones tengan un comportamiento anómalo. El quid de la cuestión sería saber si ese comportamiento anómalo es aprendido o se trata de un fallo en su creación. ¿Qué sería peor, lo primero o lo segundo?

¿Hay nivel aquí entre los profesionales de este sector?

En las Islas ya existen numerosas empresas en el sector tecnológico que están trabajando en el diseño de soluciones y productos basados en IA y aplicados a una amplia variedad de sectores. Una simple búsqueda en Internet de ambos términos empresas e inteligencia artificial arroja la friolera de más de 600.000 resultados, muchos de ellos en los que se hace referencia a empresas con sede en Canarias que ofrecen productos basados en IA. En este sentido, por ejemplo, dirigimos la cátedra Edosoft-ULPGC sobre Computación en la Nube e Inteligencia Artificial, promovida desde la empresa Edosoft y el Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Cibernéticas que pretende contribuir a la generación de conocimiento en dos áreas de gran interés actual y futuro en el ámbito de la Computación.

En materia de inteligencia artificial y robótica, ¿en qué situación se encuentra Canarias?

Hay que tener en cuenta que la IA y la robótica en Canarias han estado presentes desde finales de la década de los 70 del siglo pasado, cuando el profesor Roberto Moreno Díaz creó su grupo de investigación en el campo de la Cibernética. Las personas que formaron parte de este grupo fueron los que pusieron en marcha los estudios de Informática, en la antigua Universidad Politécnica de Canarias, y como consecuencia de ello en los planes de estudio de esta carrera ya se impartían contenidos relacionados con la IA. Es un hecho tremendamente destacable haber contado y seguir contando actualmente con un investigador de la talla internacional del profesor Moreno, quien trabajó bajo las órdenes de Warren McCullough en el MIT, que tal y como hemos indicado, fue uno de los precursores de la IA en el año 1943 cuando trataban de modelar el comportamiento de una red neuronal. Además, la IA ha sido una temática habitual del congreso científico Eurocast, cuya primera edición se celebró en el año 1989, es decir, tiene tanta antigüedad como la propia Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, promovido también por el profesor Roberto Moreno Díaz y el profesor Franz Pichler de la Universidad de Linz. El Congreso Eurocast es singular entre los Congresos Científico-Técnicos Internacionales europeos (y posiblemente, global) por ser de los pocos encuentros periódicos que es promovido y organizado exclusivamente por instituciones universitarias y socioculturales, sin la tutela, dirección ni financiación de asociaciones profesionales ni empresas. En la actualidad es el más veterano de ellos. Por la pandemia, Eurocast 2021 fue retrasado al 2022 , año en el que hemos celebrado su decimoctava edición.

A finales de los 70 el profesor Roberto Moreno Díaz creó en Canarias un grupo de investigación sobre cibernética

En definitiva, en el siglo pasado, cuando la IA era un tema que se abordaba en las películas, en Canarias nuestros estudiantes de Informática ya tenían formación en IA y Robótica. Actualmente, las universidades canarias siguen contando con numerosos investigadores que trabajan y publican sus trabajos en revistas internacionales de reconocido prestigio, y además con aplicación a diferentes ámbitos: salud, industria, turismo... Pero el gran reto es que este conocimiento trascienda del ámbito académico y llegue el tejido productivo de Canarias. Hay que tener presente que la IA impactará de tal manera que aquellas empresas que sean capaces de incorporarla a sus sistemas de producción serán capaces de proporcionar mejores productos y serán más eficientes y las que no sean capaces de utilizarla, tendrán serios problemas para ser competitivas. Para abordar este reto es necesario que se disponga de personas formadas en el campo de la IA y en este sentido disponer de una oferta formativa adecuada es fundamental. Un ejemplo de iniciativa en esta línea son los nuevos estudios de Grado en Ciencia e Ingeniería de Datos de la Escuela de Ingeniería Informática que oferta la ULPGC.

Concretamente, en nuestro grupo de investigación Ciperbig (Computación Inteligente, Percepción y Big data) del Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Cibernéticas de la ULPGC, cuyo primer director, el profesor Roberto Moreno, ha sido un gran impulsor de esta línea de investigación, hemos trabajado tradicionalmente en muchos proyectos relacionados con la IA. Algunos ejemplos que podemos citar tienen que ver con el desarrollo de sistemas inteligentes basados en redes neuronales para la ayuda al diagnóstico de enfermedades mentales, donde la profesora catedrática de nuestro grupo Carmen Paz Suárez Araujo tiene una amplia experiencia; sistemas de procesamiento de imágenes para detectar la calidad de pieles animales; asistentes turísticos robóticos; sistemas de procesamiento de imágenes para control de calidad en plantas industriales a alta velocidad; sistemas automáticos de rastreo y clasificación de noticias; sistemas de monitorización y control de plantas desaladoras; sistema inteligente de ayuda para la búsqueda de aparcamiento en ciudades; sistemas de posicionamiento en interiores; desarrollo de soluciones inteligentes en el ámbito del transporte por carretera, etc. También en el grupo ETTIS (Empresa, Tecnología, Turismo, Internacionalización y Sostenibilidad) del mismo instituto y bajo la coordinación del catedrático y director actual del IUCTC Agustín Sánchez Medina se han desarrollado numerosos trabajos de investigación relacionados con la IA, por ejemplo, sistemas inteligentes predictivos de entrada y salida de concurso de acreedores (bancarrota); predicción de situaciones financieras complicadas o exitosas; predicción de la demanda; predicción del comportamiento del turista; predicción de cancelaciones hoteleras, y en general, todo lo que se pueda hacer aplicando inteligencia artificial a los datos que tiene a su disposición la empresa, especialmente en el sector hotelero y en el de retail.

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