En el Carnaval contemporáneo, Darío López escribió el pasado jueves, cuando presentó su vídeo grabado en el Centro de Atención al Carnavalero Embajonado (CACE), uno de los momentos que con el paso de los años se recordará como un hito de la edición virtual. En el corto, con grandes dosis de humor y la participación de personajes de la fiesta, Darío iba a contagiar alegría y también logró poner a flor de piel los sentimientos de nostalgia y orgullo.

El vídeo, que parecía una acción encaminada a promover con responsabilidad la idea que sugirió en septiembre el periodista Jaime Pérez Llombet #MándateLaPeluca, adquirió entidad propia, con guiños que aúnan los sentimientos variopintos que despierta el Carnaval, desde el desconsuelo del murguero (Primi Rodríguez) por no tener concurso, al guiño del perrito (el “alimento” de los carnavaleros), el grito de guerra de la proclamación de la reina (que encarna Alexis Hernández) y decenas de perlas que alimentan orgullo.

Más allá del humorista que vemos en cada cabalgata y coso con la casa a cuestas, ¿quién es Darío López? Se define como un aficionado al humor, a la comedia... a despertar la risa; una excusa para lograr alguito de buen humor.

En Darío converge su condición de padre de familia, arquitecto técnico en su vida laboral y su afición por el humor. Y todo sazonado, todos los fines de semanas que puede, con sus escapadas a los altos de Icod donde tiene su cuna y donde creció entre monte y viña, en la casa de un abuelo bodeguero y el guachinche de un tío.

Nacido el 14 de junio de 1981, abandonó ese entorno rural para cursar los estudios de aparejador en la Universidad de La Laguna, si bien él reivindica el valor de nuestra gente de campo, esa inteligencia natural que se le reconoce a nuestro mago.

Darío no es de esas personas que las 24 horas es unas castañuelas; tiene fases y entiende que el humor es una condición transversal en la vida, aunque cada momento “tiene su cosa”. “Hay veces que estoy trabajando y tienes un humor para adentro, cuando piensas cosas y las interiorizas”, apunta, para precisar más tarde que “también te muestras según el contexto”.

El detonante de su faceta humorística o cómica está directamente vinculado al ADN del Carnaval en la calle, más allá de que después “tienes tu público”. “Antes tenía también dos facetas: me gustaban hacer vídeos y por otro lado, salía al Carnaval. La experiencia del diálogo con la gente me sugirió por qué no llevar esos diálogos al formato vídeo, adaptando esas historias de la calle a un formato escenario”.

En sus inicios, recuerda cuando salió por primera vez al Carnaval 2009 con la fantasía Air Mimadre y recorrió la Cabalgata anunciadora; y en otra oportunidad con un disfraz que recreaba el mercado de La Laguna, cuando lo cerraron en la plaza del Adelantado para trasladarlo a la plaza del Cristo. Y ahí “se mandó” la peluca que le inspiró la entonces alcaldesa, Ana Oramas. De eso han pasado ya doce años.

Pero Darío es diferente. Natural. Como su humor. Que lo cuenta y parece que no busca la gracia, aunque el público se desternille con sus cuentos. En 2015 nació Julia, la mayor de sus dos hijos; su segundo, Jaime, nació en 2017.

La esposa de Darío se cumplía el Martes de Carnaval y el miércoles y jueves antes de la Cabalgata su mujer lo animó a salir a la calle porque se encontraba bien. “Tardó más ella en darme permiso que yo en tener el pie en la calle. Me tenías que ver todo el rato con el móvil en la mano pendiente por si me llamaba; pero Julia nació el lunes de Piñata, y yo estaba todo lleno de purpurina”.

Pero antes de 2009, había vida de Carnaval en Darío, que llegó a La Laguna para estudiar desde 1999. Su primer Carnaval de noche fue el de 2000 o 2001, y recuerda que salió junto a un grupo de compañeros de Aparejadores. Una vez, coincidiendo con que se estaban haciendo las obras del tranvía, sacaron hasta su particular transporte ligero; en otra oportunidad montaron la carpa del circo chino que salió volando con el temporal. Dos máximas han marcado siempre su afán de contagiar Carnaval: mezclar la actualidad con el humor.

Se reconoce amante de las murgas en general, y por supuesto no se pierde una final por televisión y también por la radio. Su concurso estrella: el Ritmo y Armonía, ver a las comparsas en la calle, y también la Canción de la Risa, donde acudió como jurado por invitación de Manón Marichal y le permitió conocer a Elena González Bethencourt. Del diálogo de aquella velada nació Te lo curraste, mascarita, el particular concurso de disfraces que organiza en el Carnaval, en la plaza de la Isla de la Madera desde hace más de un lustro.

El Carnaval también es en la vida de Darío una excusa para estar más en contacto con su padre, pues es quien le hace sus disfraces. “Mi padre es maestro López, un ingeniero artesano que más allá de los disfraces que me hace es un manitas y un experto en la restauración de vehículos antiguos. A su taller vengo, además de los fines de semanas, para preparar el traje”. Y de eso han pasado doce años, aunque en 2020 celebró su décimo aniversario; en realidad, sus diez disfraces, porque no cuenta la fantasía que lució en 2015, cuando nació su hija Julia, porque fue con una adaptación del que había sacado en 2009.

La "ruta" de los disfraces de Darío López El Día

Sus hijos, cuenta Darío, ahora se pelean por maquillarlo; la pasada edición los subió de ayudantes al Te lo curraste, mascarita.

Darío admite que el primer sorprendido por la acogida del corto de Carnaval presentado el pasado jueves fue él. “Me encanta preparar los guiones y la parte técnica, y luego trabajar en equipo porque generas una pequeña familia. Pero el impacto nos ha llamado la atención sobretodo porque estaba pensado más en clave humorística o cómica y la gente se ha quedado más con el cierre, que toca más el corazón”.

Respecto a la convocatoria del Mándate la peluca, coincidiendo con el viernes de Cabalgata suspendida, admite que la reacción de la gente “ha sido una sorpresa por el entusiasmo de la gente, en especial de gremios expuestos en toda esta crisis como sanitarios, profesores o del sector turístico”. “Ha sido como una nota de color en medio de tantos días grises; compartiremos en redes un poco de esta reflexión; es para estar orgullosos de esta gente”.