Parafraseando el título de la película, las terrazas de los bares de la capital tinerfeña fueron escenario de originales “desayunos con pelucas” en altares tradicionales del Carnaval chicharrero, desde el Orche a la plaza del Príncipe, de la plaza de Weyler al Platillo Volante.

Los incondicionales de la fiesta de la máscara vivieron ayer el primer Viernes de Cabalgata sin desfile por las calles de Santa Cruz en los sesenta años de historia desde que don Carnal se alongó a las calles chicharreras con el antifaz de las Fiestas de Invierno en 1961.

Triqui abre la Cabalgata digital

Los niños no habían entrado aún en el colegio –muchos lo hicieron con alguna peluca o tocado para reivindicar su pasión de Carnaval– y ya la Afilarmónica Triqui-Traques, la murga más antigua de cuantas concursan en el Carnaval presencial, abría la Cabalgata virtual en la que varios grupos convirtieron las redes sociales. Fue el particular estreno de su letrista, Carlos Casanova, el poeta de las murgas, que a finales de la pasada edición dejó La Traviata para incorporarse a la factoría Triqui de la mano de Javi Suárez Plata. Y sin embargo, ese anhelado estreno en concurso, tendrá que esperar. Pero Carlos Casanova, con el montaje de Suárez Plata y la dirección artística de José Otero hizo las delicias de los amantes de la fiesta, sean o no aficionados del la murga que fundó Mamá Lala. O será que ayer era el día de la Cabalgata anunciadora y la nostalgia y el romanticismo estaba a flor de piel.

Seguían los desayunos, con más camareros con pelucas que clientes. Y es que el atípico Viernes de Cabalgata virtual fue de más a menos, como los buenos repertorios murgueros. Eso sí, el carnavalero de la mañana que iba con tocado por la mañana a su puesto de trabajo se convirtió en un rara avis, si bien ya después del almuerzo se incremento el gesto de quienes se “mandaron la peluca”, secundando la invitación que en septiembre lanzó el periodista Jaime Pérez Llombet y que en las últimas semanas amplificó el humorista Darío López.

En las primeras horas de la jornada lectiva también se coló en las redes un vídeo rescatado de la edición anterior, en la que los maniquíes de Almacenes El Kilo, en su nueva sede de la calle del Pilar, cobraban vida y bailaban a ritmo de una canción de 2020, “Coronavirus”, cuando ni se intuía lo que estaba por venir ni la incertidumbre que se vive en la actualidad.

En la plaza de Weyler, el periodista Jaime Pérez Llombet predicó con su peluca. Inició su jornada laboral en la Cope con la misma peluca de la que se enamoró una abeja en la plaza de Weyler. Eso sí, de camino de la radio a la Weyler le dio tregua para mandarse el casco de la moto, que diría el humorista Darío López. A falta gente con peluca, no faltó el chiste fácil, de quien pasó por delante de Capitanía y elogiaba la calidad del disfraz de los militares que habían guardia.

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Chicharreros disfrazados este viernes

Sin sillas en Ramón y Cajal

Fue un viernes vacío, atípico, sordo... sin sillas bajadas de los edificios de la calle de Ramón y Cajal y entrelazadas por cuerdas. Ayer no había motivo para reservar localidades en primera fila. No habían sillas reservadas en Ramón y Cajal y tampoco vallas en la Weyler para acotar los jardines y protegerlos de las aglomeraciones.

Itanar Álvarez, mentor y promotor de la incondicional carroza Los Mismos de Siempre –habitual en los pódium de estos concursos que tradicionalmente se celebran cada Viernes de Cabalgata– no ocultaba su “súpertristeza”. Poco antes del mediodía expresaba su “desconsuelo con todo esto que está pasando. Ahora mismo estaríamos nosotros rematando todo y preparándonos para poner rumbo al desfile”.

De quiosquero a guiri

No es el título de la canción de La Traviata ni de otra murga. Es la situación que vivió ayer Dani Baute, quiosquero al que la mayoría del año se le puede encontrar en su establecimiento a la entrada del puente Serrador, en la parte más próxima al Mercado Nuestra Señora de África, y que ayer no evitó disimular su pasión de Carnaval.

Precisamente esta edición su comparsa, Río Orinoco, tenía previsto volver a concurso después de un año sabático. Este coreógrafo que ha elevado a altas cotas la calidad del baile acudió ayer a su puesto de trabajo vestido de guiri; sobre sus espaldas, un cartel que recordaba la chispa de la crítica murguera: “Especie en peligro de extinción. Cuídalos”.

También el cliente con peluca parecía una especie protegida en el Orche, otros de los altares del cuadrilátero festivo, precisamente una zona que ha sido conquistada por el Carnaval en la calle en las últimas ediciones. Su propietario, Orlando Morales, no ocultaba que ayer fue un día de mucho lío, algo que se agradece precisamente en estos tiempos de restricciones.

La peluca era la excepción que confirmaba la regla al mediodía de ayer. Hasta José Antonio Morán, jubilado, se acercó a uno de esos intrépidos carnavaleros para entre lamentarse y felicitarlo por secundar la iniciativa. “De Almeyda a aquí (zona del Plantillo Volante) he visto cuatro o cinco personas con pelucas; a mí me parece bien mientras se respeten las medidas de seguridad”; a lo que su interlocutor, un cuarentón con traje y corbata, con una bolsa como la que guardan los abogados su toga, le espetó: “Antes de llegar al centro de salud Doctor Guigou tiene un chino; aproveche que estas son baratas”, reto que pareció asumir.

Bermúdez, con gorro de la Fufa

A la una de la tarde, un grupo de estudiantes en prácticas de las oficinas de información municipales alegraron la calle Méndez Núñez rumbo a la cita con el alcalde de Santa Cruz, José Manuel Bermúdez, quien los había citado para hablares de la importancia del sector turístico. El regidor municipal se presentó ante los alumnos con el sombrero que lució la pasada edición la Afilarmónica Ni Fú-Ni Fá, un detalle carnavalero pero resultado de una selección milimétrica para no abrir una espita en una edición huérfana de polémica, al menos murguera. Junto a Bermúdez, en el salón de pleno, el consejero delegado de la Sociedad de Desarrollo y concejal de Fiestas, Alfonso Cabello, con peluca modelo carnavalero trasnochado.

“Mi rondalla es El Cabo”

A las puertas del salón de plenos, una de esas historias de Carnaval que siempre emocionan. Tan anónima como reflejo de que la fiesta de la máscara está en el ADN del chicharrero. De lunes a viernes, Víctor Mikel acude a la Casa de los Dragos a prestar su labor como conserje; es habitual encontrarlo presto a atender las necesidades del alcalde o los concejales en las sesiones plenarias. Ayer Víctor Mikel también se había mandado su peluca, con un añadido: una camiseta roja –color pasión– con un nombre: “Unión Artística El Cabo”, tributo a la que fue la rondalla en la que tocó su padre, Lolo, las cuerdas durante veinticinco años. “Mi rondalla es El Cabo, aunque gane el Orfeón”.

Otro vídeo sale a las redes sociales. En esta oportunidad con unas imágenes de la plaza de España parcialmente vallada; no era la versión virtual de la Weyler; es la previsión de Fiestas porque mañana se hará la grabación de una orquesta en el corazón del Corazón, cuando era presencial.

Desfila Mamelucos

Sobre la una de la tarde, Mamelucos deja mudo a los amantes del Carnaval con un vídeo con el que desfiló con su exquisita elegancia. No le hizo falta incluir las letras cuidadas y mimadas de Airam Bazzochi y el ímpetu, la fuerza y la maestría musical de su director musical y artístico Xerach Casanova. Una simple melodía hacía un recorrido por los altares de la fiesta, desde el reloj de flores al Teide nevado. Solo les faltó incluir el “duro” de Luis Maya El Medusa.

La elegancia de Mamelucos desfila por la Cabalgata virtual

La elegancia de Mamelucos desfila por la Cabalgata virtual @MamelucosMurga

Las Celias, reinas virtuales

El hotel Príncipe Paz, frente a la plaza del Príncipe, reivindicó su protagonismo en el Carnaval de una edición virtual. Al frente, Javi García, alma mater de las once Celias de la fiesta de la máscara que reúne a tres generaciones. De los cinco hermanos iniciales que apadrinaron el grupo, hoy continúa dos, José David y el propio Javi. Es una edición especial, y no sólo porque celebren sus bodas de plata alegrando la ciudad esta edición con más sacarina que azúcar. Hace unas semanas falleció su madre, baluarte familiar. Pero Javi prefiere tutear la vida –precisamente él fue de los primeros pacientes en Tenerife que superaron el Covid– y mira al cielo. Esta edición, Va por ti, Carmen es el título de su fantasía en recuerdo a su progenitora. Incluso tienen diseño de Juan Carlos Armas, blanco y oro... pero será virtual y quedará en el papel y una fofucha.

A las tres de la tarde, no había un lleno como el anunciado, cuando se dijo que desde el martes estaban reservadas las terrazas para almorzar con peluca. A esa hora, Los Cornucas Atómicos, ganadores en 2014 y 2020, de la Canción de la Risa, cambiaron su registro para hacer una exaltación del ADN del carnavalero chicharrero.

Conforme pasaba la tarde, aumentaba los transeúntes con pelucas. Algunos hasta con disfraz. Hasta el bailarín Genaro Arteaga le bailó a Enrique González en la plaza del Príncipe. Y, como cada Cabalgata, volvió a chispear; anoche por desconsuelo.

mandaron la peluca y algo más