Los Sabandeños, grupo folclórico que combina su raíz canaria y atlántica con la herencia latinoamericana, dura ya más de medio siglo; han cambiado sus voces, claro, pero al frente sigue quien los creó, Elfidio Alonso (Tenerife, 1936), periodista y folclorista, hijo de Elfidio Alonso Rodríguez, que fue director del ABC republicano y de izquierdas durante la Guerra Civil. Tiene 85 años y aún dirige el grupo que fundó en 1967, una actividad artística que le ha dado muchas satisfacciones. Tiene una memoria de elefante, es capaz de contar la historia de Los Sabandeños con la precisión de un reloj suizo. Es un conversador ameno y como buen periodista que ha sido sabe dar tiempo para que quien le hace la entrevista desde la distancia pueda recoger sus testimonios sin prisa, disfrutando de la conversación que es, insisto, amena. Su mujer Magdalena Machado Palazón, de 81 años, habla de la vida que han disfrutado en su casa de La Laguna, en la que no había día en el que no sonara la música. “Mis hijos y luego mis nietos se han criado escuchando música; de hecho, todos cantan y la aman”. Tiene tres vástagos, un varón y dos hembras. Un hijo cineasta y, ya puestos a entrar en la despensa de la casa, digamos que el humorista Juan Luis Calero ha incrementado el listado de nietos con su mujer, una de las hijas de Elfidio y Magdalena. Elfidio es poseedor de todos los premios posible como director y creador de un grupo del que ha sido santo y seña. Siempre que hablamos quedamos en vernos en La Laguna pero la vida se empeña en enredarnos y así han pasado los años. Hablaba de los premios que ha recibido Elfidio y, honestamente, para mencionarlos todos habría que dedicarle una separata. El jueves pasado, una vez finalizada la entrevista, Magdalena cuenta que esa tarde su marido se llevaría una alegría: después de marzo de 2020 vuelve a los ensayos. “Con mucha prudencia con la pandemia pero ya les hacía falta a todos verse, ensayar... En fin, dar algún paso frente a tanta adversidad”. En el caso de Elfidio, la música es su vida, su qué…”. Nos reímos cuando Magdalena cuenta una intimidad que ambas la vinculamos con el clan Flores, Lola. “En casa los niños se han criado con música hasta el punto de que en ocasiones al regreso de una juerga Elfidio y algún amigo de parranda despertaban a los chicos para que cantaran alguna canción aún con la legaña puesta. “Lo mismito que hacía Lola Flores con Rosario o Lolita… Igualito”. La casa familiar es enorme “pero en ocasiones han sido tanto los amigos y familia que no había casa para tanta gente; no cabía nadie más”.

Ya habrán observado que, sin proponerlo, la charla con Elfidio ha encontrado en Magdalena una veta que hizo más amena la entrevista. El director de Los Sabandeños, “85 años, no 86”, dice, tiene problemas en las piernas que trata de aliviar con paseos en la cercanía de su domicilio. “Es que se ha caído tres veces. Ahora está en la calle: espera que le pregunto lo que necesitas…”.

Los Sabandeños nacieron al mundo en 1967 y en febrero del año siguiente debutaron en el Ateneo de La Laguna; ahí siguen con la misma ilusión y la misma creatividad. Una de las curiosidades que desconocía es que Elfidio Alonso no sabía música. Tocaba de oído aunque con los años se propuso leer notas y lo logró aun reconociendo carencias que suplió con oído y estudios. A lo largo de los años muchos han reconocido que la disciplina que impuso Alonso en un grupo con más de 35 componentes ha sido determinante para llegar a lo que han llegado.

“¿Cuáles han sido las claves para que Los Sabandeños hayan durado tanto? “, le preguntó el periodista y amigo personal Juan Cruz. “Presumo que tiene algo que ver la constancia, el haber sabido amoldarnos a situaciones complicadas que otros grupos no han sabido superar; y un sentimiento poderoso que nos ha permitido subsistir y permanecer”.

Medio siglo ha pasado desde la presentación de Los Sabandeños en el Ateneo de La Laguna.

¿Cuáles son los picos en esta carrera?

Con las lógicas variaciones que dan el tiempo y los cambios generacionales, el espíritu y la intención de ir a contracorriente siempre han prevalecido. No nos hemos apoltronado; ese sentimiento del amor al arte y a la música nos sigue manteniendo, así como el respeto al folclore que representa a Canarias.

¿Fue difícil que nombres como Kraus, Mercedes Sosa, Soledad Bravo u Olga Guillot aceptaran la invitación de cantar con Los Sabandeños para dejar un trabajo histórico?

Pues a ninguno se le cayeron los anillos por colaborar con nosotros. Pasó con Alfredo Kraus, lo mismo ocurrió con Mercedes Sosa, Eduardo Falú, Horacio Guaraní, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Soledad Bravo… La nómina de colaboraciones que hemos recibido de distinguidos intérpretes ha sido un espaldarazo importante para nosotros”.

¿Cómo lleva que de los fundadores de Los Sabandeños quede prácticamente usted?

Alguien tiene que desempeñar ese papel de superviviente, de rara avis; es cierto que han ido desapareciendo los más veteranos, unos por ley de vida y otros por cansancio. Creo que a mí me ha salvado el haber compartido con Quique Martín el invento de la criatura y sentir que soy un progenitor de algo que no puedes abandonar a pesar de que en estos momentos ya soy consciente de que se me aproxima la fecha de caducidad y que hay gente que me puede reemplazar con muchas más garantías de las que yo pueda sospechar. Está Benito Cabrera, la gente joven, no sólo imbuidos del espíritu del grupo sino que también tienen conocimientos musicales superiores a los míos. Eso puede permitir una continuidad y supervivencia a Los Sabandeños más garantizada que la que yo le puedo dar”, concluye.

Emoción en el primer ensayo

“Después de casi un año sin ensayar, de no poder están cerca los compañeros, el pasado jueves nos hemos visto por primera vez. La pandemia aconsejaba recogernos. Han sido días duros, soñando con volver poco a poco, pero era y es una norma necesaria para todos. Fue un ensayo atípico, con las reglamentarias distancias, pero desde que sonaron nuestros instrumentos y nuestras voces nos emocionamos. A ver si ya se reducen los contagios y comenzamos a normalizar una situación que a tantas personas se ha llevado y tanta ruina está dejando”, dice Elfidio Alonso.

No se anima a elegir el trabajo musical que siempre le emociona, así lo haya escuchado mil veces. “La Cantata es uno de ellos pero ahora mismo no podría elegir uno. Sí recuerdo la emoción que supuso grabar con figuras como Olga Guillot, Falú, Mercedes Sosa, Silvio Rodríguez... Siempre digo que la música ha sido nuestra aliada y esos nombres un regalo de la vida. Le diré que su generosidad para cantar con nosotros ha sido uno de los momentos más hermosos que he vivido yo y todo el grupo. Reconozco que cuando vuelvo la vista y compruebo hasta dónde hemos llegado siento un orgullo enorme”. Tiene Elfidio un recuerdo especial de admiración y cariño para Fernando (Nanino) Díaz Cutillas, director del mítico Tenderete, de TVE-C, el programa de música canaria que cuando se comenzó a emitir paralizaba Canarias. Se deshace en elogios a su persona, a lo mucho que el inolvidable Nanino hizo investigando el folclore canario. Nanino tenía en la casa familiar de Elfidio y Magdalena en La Laguna cama, mantel y amigos. “Pasaba días en casa. Tenemos fotos suyas jugando en casa con los niños, que también lo adoraban. Recuerda que el primer Ayuntamiento de Canarias que le dedicó una calle fue el de La Laguna. “Perder a un persona como Nanino, joven y válida, supuso una tragedia. Cuando veo fotos de aquellos año uno se conmueve. Una gran persona, magnífico amigo y gran defensor de Canarias”, asegura.