Más de 250 veces Ángel

El lagunero traspasa el umbral de una cifra casi prohibitiva para la mayoría de futbolistas en Segunda

Con el de ayer, suma cuatro partidos seguidos marcando

Ángel.

Ángel. / ED

Manoj Daswani

Manoj Daswani

Aunque todavía lejos de los muy ilustres Nino y Rubén Castro, que firmaron casi toda su vida deportiva en la categoría de plata, el tinerfeño Ángel Rodríguez (La Laguna, 1987) cruzó ayer el umbral de los 250 partidos oficiales en Segunda División. Un logro superlativo si se tiene en cuenta que ha conseguido acompañarlo de 86 goles que acredita para el isleño uno de los promedios más relucientes del fútbol nacional. Su frecuencia anotadora en este Tenerife ronda los 120 minutos para hacer traca. «Un lujo para cualquier entrenador», afirma su jefe de este año, Asier Garitano.

Habiendo dejado estela, legado y sello propio en Elche, Zaragoza y ahora en su segunda etapa en el representativo, Rodríguez es tan apreciado por compañeros como elogiado (y temido) por sus rivales. «El secreto es muy sencillo tiene un talento innato para hacer gol. Eso no se entrena, con eso se nace», afirma el también delantero Airam Cabrera, que pasó igualmente por la cadena de filiales del club y vio crecer la figura extraordinaria de Ángel. «Es que sabe interpretar dónde va a caer un balón en el área para estar ahí», razona.

«Además, es un delantero que es muy incordio para los defensas. Me he enfrentado a él muchas veces y me decían mis centrales que odiaban cruzárselo delante. Es el típico nueve que sabe dónde colocarse, que te busca las cosquillas y vive al límite del fuera de juego», añade el portuense, quien cree que el profesional blanquiazul ha evolucionado y viajado hasta una mejor versión de sí mismo «por haber coincidido con determinados entrenadores y también por la experiencia».

«Pero te diría que su olfato es algo con lo que se hace; y va a mantenerse en la primera línea hasta que él quiera. Tiene 36 años y en una liga tan exigente como la Segunda División está haciendo unos números increíbles. Creo que su fútbol durará lo que él quiera, como Rubén Castro», afirma. En términos semejantes se expresa otro atacante canario como Jorge Padilla.

«Varios entrenadores me lo ponían como ejemplo y me sorprendía que todos coincidieran en que Ángel era el prototipo de delantero perfecto, el que todos querrían para sus equipos», sugiere. «Solo me faltaba conocerlo como persona y ahí fue cuando confirmé que no solo era y es un delantero excepcional, también un compañero de diez», dice tras trabajar a su vera en la última pretemporada. «Al principio le costó arrancar, pero está haciendo lo que venía buscando: es importante para el club y vuelve a tener el gol como costumbre», asegura el majorero, ahora en las filas del Mérida.

El terceto de opiniones cualificadas para testar el regreso de Ángel lo ofrece uno de sus mejores amigos en el fútbol. Lo que casi nadie sabe es que su ahora íntima relación nació torcida, pues en sus inicios –en el primer equipo del Tenerife– chocaron incluso en alguna ocasión de forma muy estruendosa. Desde ahí, la química entre ambos canarios no hizo sino crecer, hasta el punto de que Ayoze resalta la gran humanidad de Ángel y que otros muchos compañeros suyos –como hizo Maffeo en verano en sus redes sociales– hayan resaltado a la persona por encima del «extraordinario» futbolista.

«Hablamos hace meses y le dije que iba a vivir algo especial con el regreso a casa; él estaba convencido y preparado. Sabía que era un reto grande después de diez años en Primera División pero ahí estamos ya viendo el profesional y goleador que es. Lo está disfrutando y lo va a seguir disfrutando, porque va a ser un buen año», pronostica el de Puerto de la Cruz.

«Al principio estaba un poco preocupado, como es lógico, porque se vio suplente y no supo cómo reaccionar. Lo hizo finalmente como mejor sabe, con trabajo y paciencia. Es ante todo es un futbolista inteligente. Ha trabajado en la sombra y ahora está cumpliendo con goles. El acierto se entrena, pero él ya nació con él», subraya Ayoze, que le desea lo mejor.