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El Tenerife se reencuentra y derrota con claridad al Granada en el Heliodoro

Los blanquiazules se imponen con goles de Iván Romero y Enric Gallego, de penalti, y amplían a seis la serie de jornadas sin perder

Segunda División: CD Tenerife - Granada FCCarsten Lauritsen

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2-0. Tenerife-Granada. Las cosas se ven de otra manera con un triunfo como el de este domingo. La serie de cinco jornadas sin perder escondía la trampa de que incluía cuatro seguidas sin ganar. Ahora son seis partidos sumando con una victoria en cada extremo y un balance de 10 puntos de 18. Ya es una racha más consistente, un soporte para compensar un irregular comienzo de Liga y empezar a subir la escalera de la clasificación.

Este impulso tan necesario se produjo en un partido con aspecto de ser un problema, por el potencial del rival, y que se acabó convirtiendo en un encuentro a la medida de un Tenerife que se pareció mucho al que superó tantos obstáculos la campaña pasada, aquel que sabía sufrir y mordía en ataque, el que era casi invencible cuando lograba marcar primero.

El Tenerife empezó mejor que el Granada, ganando duelos, anticipándose, manteniendo la estructura de equipo, fijando su mirada en la portería rival con decisión... La maquinaria funcionaba, con Javi Alonso suelto y claro en la lectura de cada situación, con los laterales profundos y los extremos generando superioridad por dentro... La sensación inicial era la de esta noche, sí. En el arranque, los locales parecían un bloque más hecho que los visitantes. Pero el Granada acabó encontrando su sitio en el partido. Al cuarto de hora ya había tomado el control a base de toque, calidad, apertura a las bandas y despliegue de recursos.

Hasta ahí solo se había registrado un remate forzado de Gallego y una volea desviada de Víctor Díaz. Pugna por mandar, pero sin llegadas claras. El Tenerife tuvo su momento y lo dejó pasar sin golpear. En su turno, cuando los blanquiazules se tomaron un respiro y dieron un paso atrás, el Granada tocó a la puerta del gol. Ricard avisó (16’) llegando desde atrás y enviando el balón demasiado alto, después de una combinación por el costado defendido por Mellot. El Tenerife asumió que debía aplicarse para no perder el rumbo, y fue enfriando la fase de superioridad visitante sin sufrir daños. Ahí aprovechó para sacar el arma del contragolpe, utilizada en una acción gestionada sin éxito por Gallego en el carril izquierdo. Al menos, había servido para recordar que el Tenerife tenía sus herramientas para generar ocasiones. El Granada se resguardó un poco más y el encuentro entró en una fase de dominio local. Fueron unos minutos en los que a los de Ramis les faltó precisión en el último pase frente a un rival que había activado el modo defensivo para respirar y volver a intentarlo.

La ofensiva granadina dio paso a un rato de ruptura, como si el partido se fuera a terminar y no a llegar al descanso. De repente, el duelo se transformó en un ida y vuelta de camino al intermedio del que salió mejor parado el Tenerife, que supo convivir mejor con ese vértigo. Al menos, lo aprovechó para marcar. Lo hizo sacando el máximo rendimiento a un balón largo de Soriano, con toda la intención. El portero buscó a Iván Romero, quien protagonizó un control de alta escuela, le ganó la posición a Cabaco y batió a Raúl en el mano a mano. Fuerza y eficacia del delantero cedido por el Sevilla (30’). El Tenerife había conseguido colocarse en una posición de ventaja en el marcador, algo que solo le había pasado en 100 minutos de los 900 correspondientes a las diez primeras jornadas.

Con el golpe todavía latente, el Granada se esforzó por no salir del partido y apurar la primera parte para, al menos, empatar. Pero chocó con un Tenerife firme, concentrado y contundente en las tareas defensivas. Con todo esto, Uzuni se las arregló para poner a prueba a Soriano con un tiro cruzado.

La segunda mitad empezó con un Tenerife dispuesto a no conceder, a que no sucediera nada relevante en su área. Esa era la prioridad. De nuevo, orden y los sentidos puestos en presionar, recuperar y salir rápido. El partido estaba tal como quería, de la manera en que este Tenerife se hace grande.

Bajo esa tendencia, llegó el contratiempo de la lesión de Carlos Ruiz, al tratar de cazar un centro por alto y rematar (55’). Poco después, el árbitro anuló un gol de Dauda por fuera de juego de Romero, asistente tras recibir un pase filtrado de Gallego (57’). El 2-0 no había caído en esa jugada, pero el camino estaba marcado. El Granada, ya con cambios ofensivos, iba a dejar más espacios atrás, toda una invitación para un Tenerife  dispuesto a sentenciar con dos o tres toques. Y eso fue justo lo que ocurrió. En un abrir y cerrar de ojos, se plantó en el campo contrario y recibió el premio de un penalti. Romero controló, una vez más mejorando cada balón, y conectó con Dauda, quien llegó un segundo antes que Raúl al contacto con la pelota y fue derribado. Ais Reig no lo dudó y dirigió su mano al punto de penalti. Gallego asumió la responsabilidad y engañó al guardameta granadino (64’).

Con el 2-0, el triunfo tinerfeño no corrió peligro. Los locales tiraron de oficio y fueron inteligentes en el manejo de la situación. Todo lo contrario que un Granada que no generó nada. Apenas un remate de Arezo en el 83. Soriano tuvo menos trabajo en la segunda mitad que en la primera. Impontente, la escuadra preparada por Aitor Karanka se enredó en faltas y protestas. La pérdida de papeles fue significativa. La imagen de un grande de Segunda desquiciado.

En el tránsito hacia el triunfo, la noticia estuvo en el regreso de Elady Zorrilla. El atacante jienense no jugaba desde la primera jornada. Uno más para ir cogiendo posiciones y alargar una racha que ya es de seis jornadas sumando.

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