Alexander Corredera pasa por boxes. El centrocampista blanquiazul no volvió de Ponferrada junto a sus compañeros del CDTenerife y decidió permanecer en Madrid –con el correspondiente visto bueno del club– para ser intervenido y restañar las molestias físicas que le han acompañado durante toda la presente campaña. Lo ocurrido en el partido del sábado contra la Ponferradina fue la gota que rebosó el vaso. Partícipe de la acción que deriva en uno de los goles del rival y expulsado con roja directa por una entrada a destiempo durante la segunda mitad, el gerundense se vio superado por la situación y constató que ya no valía la pena retrasar la inevitable visita al quirófano.

Fuentes de su entorno explican que el empeoramiento de sus molestias era flagrante, estaba jugando cada vez con una mayor cuota de dolor y la orfandad de efectivos en su demarcación le obligaba a infiltrarse cada fin de semana. Hay varios motivos que aconsejaban no retardar mucho más la operación quirúrgica. Sin ir más lejos, la roja que vio en El Toralín le iba a impedir jugar este viernes frente al Sporting de Gijón (Heliodoro Rodríguez, 20:00 horas), así que se abría un impasse que convenía aprovechar.

La situación de Corredera ha ido variando conforme también lo hacían sus sensaciones. «Es un dolor que conozco, con el que ya he jugado y hay que darle normalidad», explicaba a comienzos de la presente campaña, descartando de cuajo la opción del quirófano. No obstante, su nivel nunca ha estado cerca de lo que se esperaba de un jugador como él, determinante durante el curso anterior hasta el punto de que le habían aparecido muy numerosos pretendientes de postín. En esta liga ha sumado 409 minutos repartidos en seis comparecencias, cinco de ellas como titular y suplente solo en la última en Ponferrada. Llama la atención que fuera expulsado en dos oportunidades; y también que solo lograse jugar dos encuentros completos.

Recuperación de efectivos

La intervención se produce en un momento que coincide con la progresiva recuperación de hombres para la medular, los últimos Javi Alonso y Pablo Larrea, que ya parecen listos para aportar y sumar minutos de calidad. De hecho, el madrileño se perfila titular este viernes en compañía de Aitor Sanz en la sala de máquinas. Todo apunta a que será un dueto para largo tiempo, con el canterano Alonso en la recámara y con otros efectivos como José Ángel Jurado o Sergio González en la recta final de sus respectivos procesos de recuperación.

Ambos jugadores cartageneros, que comenzaron la competición con el rol de titulares, han sufrido sendas lesiones musculares que obligaron a Corredera a forzar mucho más de lo debido. Fue una pésima decisión, aunque la tomase por compañerismo y compromiso con el grupo, como así reveló de forma muy elocuente el transcurso de los acontecimientos en El Toralín. De hecho, incluso si no se hubiera dado la operación, parecía difícil que Ramis volviese a apostar por el de Sant Joan de les Abadesses, consciente de que en su actual estado físico no ofrecía plenas garantías.

«El error en la expulsión de Corredera es mío», llegó a decir el técnico de los blanquiazules en su última comparecencia ante los medios. «Sabéis que no está al 100% y la competición no te perdona. Ha hecho un esfuerzo descomunal por ayudar y no le puedo culpar a él», fue otro de sus mensajes. Arenglón seguido, confirmó que los dolores que han acompañado al pivote blanquiazul desde finales de la campaña pasada sí «condicionan» su rendimiento.

«No hay que replantearse nada, pues la situación es muy clara. Hay un diagnostico, pero eso no le impide jugar, solo le puede limitar. Hablo del esfuerzo que ha hecho para jugar, y se lo valoro. Le vamos a dar solución cuando se pueda dar solución, y yo le voy a ayudar», fue otro mensaje de Ramis, quien entonces –aún en caliente y solo unos minutos después de acabarse el partido de Ponferrada– negó que la operación ya estuviese planificada. «No hay fecha, pero será más pronto que tarde», fue su respuesta.

Las palabras de Ramis invitan a pensar que lo ocurrido en El Toralín fue el detonante para que todas las partes implicadas apostasen por ir al quirófano. A partir de ahora, aunque desde el club no se ha explicitado cuál es el tiempo estimado de baja, Corredera pasará como mínimo por un mes y medio de inactividad. En un momento de la competición en el cual comienza a haber partidos entre semana, fácilmente se perderá unos ocho o nueve compromisos con el representativo.

Un año aciago

Las lesiones están siendo el gran quebradero de cabeza para Ramis en este segmento inicial de la liga, cuando tan solo se llevan consumidas siete jornadas de competición oficial. No es baladí que ya han sido dos los jugadores que han tenido que parar para ir al quirófano (el otro es Sam Shashoua)y que en total sean cuatro las intervenciones quirúrgicas por las que han pasado profesionales adscritos al primer equipo, si también se contabilizan las de Pablo Larrea y Elady Zorrilla, éstas últimas antes del inicio liguero.