El Tenerife confirmó ayer la cesión del majorero Jorge Padilla al filial del Levante, equipo que jugará en la Segunda RFEF. En una categoría superior, la Primera RFEF, lo harán otros dos canteranos, ya incorporados a sus nuevos equipos, Elliot Gómez en el Hércules y Borja Llarena en el Costa Brava. No todos son viajes con garantía de regreso.

Con la salida a préstamo de Jorge Padilla al Atlético Levante, equipo de la Segunda RFEF, ya son tres los canteranos del Tenerife que han hecho las maletas este verano en busca de minutos en otros destinos, con la seguridad o la esperanza, según el caso, de regresar al club blanquiazul con mayores garantías de afianzarse en la primera plantilla. Antes que el delantero de Fuerteventura, fueron cedidos el extremo Elliot Gómez y el atacante Borja Llarena, quienes competirán hasta junio en dos conjuntos de la Primera RFEF, el histórico Hércules y el Costa Brava, nueva denominación del Llagostera.

De los tres, el único cuyo contrato con el Tenerife se extinguirá al final de la presente campaña es Borja. Eso sí, la entidad insular se guardó una opción para recuperarlo. Llarena llegó a jugar ocho partidos de Liga con el representativo. Debutó con Martí en una derrota ante el Barcelona B en el Heliodoro, contó con cierta regularidad a las órdenes de Etxeberría y se despidió de la Segunda División en una visita a El Sadar, estando José Luis Oltra en el banquillo tinerfeño. No es la primera vez que Borja se va a préstamo. El curso pasado reforzó al CD Marino.

También repite cesión Elliot Gómez. Hace un año se incorporó al Valladolid Promesas tras ampliar el contrato con el Tenerife hasta junio de 2023. Su recorrido con el primer equipo blanquiazul se redujo a 13 encuentros, entre Liga y Copa, de la campaña 2019/20.

Para Jorge será la primera experiencia. El de Las Playitas también dio el salto hace dos temporadas, de la mano de Sesé Rivero –técnico puente entre López Garai y Baraja–. Aportó dos goles en ese curso y uno en el siguiente, ya con una menor presencia en las alineaciones diseñadas por Ramis. Ayer viajó a Valencia para unirse al filial del Levante y la tranquilidad de tener contrato con el Tenerife por tres cursos más, hasta 2025.

Precisamente, el tiempo dirá si los canteranos y, sobre todo, el club ha acertado con estas operaciones. El repaso a las últimas salidas a préstamo de jugadores formados en la Ciudad Deportiva Javier Pérez deja más fracasos que éxitos. Tomando como referencia la última década, hay muy pocos casos de jóvenes valores blanquiazules que hayan tenido recorrido en el primer equipo tinerfeño después de probar suerte con cesiones. El más claro es el de Alberto Jiménez, quien, tras debutar en el Tenerife que subió a Segunda División con Álvaro Cervera, se curtió durante una temporada en el Mestalla y luego tuvo un papel destacado Liga tras Liga, hasta la más reciente. Ahora ya no cuenta.

Tampoco le vino mal salir a Nano Mesa. En la campaña 13/14 asomó como apuesta de Cervera y en la posterior fue cedido al Hospitalet, de Segunda B. Si bien no llegó a ser para él un curso plenamente satisfactorio, por algún problema físico, marcó tres goles y adquirió experiencia. A su retorno firmó su mejor temporada hasta ahora, con 14 goles para el Tenerife 15/16. Ese rendimiento desencadenó su traspaso a la SD Éibar por 3,2 millones.

Salvando estas excepciones, los demás préstamos de canteranos –los principales– en la última década resultaron poco productivos. De hecho, quitando los tres ejemplos de este verano, sus protagonistas ya ni siquiera pertenecen al club (Omar Ramos, Gemán Sáenz, Jesús Álvaro, Abel Suárez, Jairo, Carlos Abad, Nahuel, Giovanni, Josué, Fede...). Algunos salieron hasta en tres ocasiones, como el centrocampista majorero Abel Suárez o el guardameta portuense Carlos Abad-Hernández –una fue por dos años al Castilla–. En definitiva, más sombras que luces.