El corto margen de error que se encontró Luis Miguel Ramis cuando asumió la responsabilidad de entrenar al Tenerife a finales de noviembre de 2020, condicionó en gran medida la manera de proceder de un equipo que alcanzó el objetivo de la permanencia en Segunda siendo consistente y práctico, pero poco diverso en recursos ofensivos. Ahora, sin aquellas urgencias y con más tiempo y nuevas alternativas, el entrenador va modelando a un Tenerife más completo en su funcionamiento.

Después de dos semanas de pretemporada, Ramis reconoció ayer que «hubo aspectos del juego de la campaña pasada que hay que mejorar». El tarraconense recordó que el «contexto» en el que estaba el equipo cuando los dirigentes optaron cambiar de entrenador «era el que era». En ese momento, el nuevo ocupante del banquillo creyó conveniente «revertir la situación a partir de ser sólidos y muy difíciles de ganar», para ir cogiendo confianza y no dejar de dar pasos adelante. «Y creo que se consiguió», añadió Ramis, cuyos planes consisten ahora en introducir otros matices en el juego del Tenerife. «La idea es que sigamos siendo igual de difíciles, aunque imagino que todos buscarán el mismo sentimiento de ser rocosos y defender bien, porque esa es una fase muy importante, pero la temporada pasada nos privamos de algunos conceptos ofensivos que tenemos en la cabeza y que queremos desarrollar», apuntó en los medios del club.

En ese aspecto, indicó que la política de altas y bajas se ha orientado hacia ese objetivo. «Estamos incorporando jugadores y quedan por venir otros que nos van a hacer mejorar en ese aspecto», señaló sobre un Tenerife que cuenta con caras nuevas como las de Corredera, Míchel o Elady.

Ramis se mostró convencido de que la dirección deportiva del club, con Juan Carlos Cordero al frente, está «dando los pasos adecuados». Es más, afirmó que «en ningún momento» han surgido dudas entre el responsable en materia de fichajes del Tenerife y el cuadro técnico que él comanda. «No hemos dudado de que el camino elegido era el correcto», advirtió Ramis, que está al tanto de todos los movimientos que se van produciendo. «Sabemos cómo funciona el mercado y las posibilidades que pueden ir surgiendo. Sabemos a qué se puede acceder y a qué no, y con paciencia, seguiremos cribando y ajustando lo que necesitamos».

De momento, la actuación del Tenerife en la ventana de fichajes de verano arroja el balance de siete novedades que dejan «muy contento» al entrenador. «Todos los que han venido nos van a añadir muchos recursos, experiencia, talento, calidad... Hay gente más joven y otra con mucha más madurez en la categoría, pero sobre todo con predisposición y ganas de crear un Tenerife sólido y que tenga continuidad», declaró Ramis, liberado de la «precipitación» de momentos de mayor agobio. «Tenemos un camino muy claro, que es el de hacer un Tenerife mejor cada año, y eso pasaba por tener continuidad; y la tranquilidad con la que se está haciendo todo invita a ser optimistas, pero todo esto (la Liga) empezará en tres semanas y el camino será largo», insistió. En esa aventura, Ramis parte con la intención de formar «un equipo, que es lo que triunfa».

Partícipe directo, como jugador, de la mejor etapa del Tenerife, Ramis conoce muy bien el terreno en el que se mueve, así como la coincidencia del nuevo curso con la celebración del centenario del representativo. Por todo ello, aseguró que tanto él como los jugadores trabajan «a destajo para posicionar al equipo, a nivel deportivo, conforme a la historia y a la importancia que tiene este club ahora en Segunda División».

Sin hacer mención a la meta del ascenso, Ramis recordó que «no es fácil alcanzar los objetivos y las posiciones clasificatorias que merece una entidad de esta importancia», entre otras cosas porque se trata de un premio por el que compiten casi todos los clubes. «Miramos alrededor y vemos que esta es una situación por la que muchos pelean. Queremos ser uno más y trabajar con ilusión. Tenemos las ideas claras y ojalá estemos a la altura en este año tan significativo para el Tenerife», manifestó el técnico dando lugar a la «obligación de intentarlo».