“Valentín Vada ha dado un paso adelante”. La frase de Juan Carlos Cordero, en la rueda de prensa en la que analizaba el mercado de invierno resuena en la cabeza de muchas aficionados. Seguramente, los más escépticos se habrán fijado mucho más en el argentino durante el partido de Vallecas. Y habrán descubierto, para su asombro, a un profesional sacrificado por el equipo.

Ubicado en la banda, fuera de su demarcación natural, el 6 del Tenerife ha aceptado el rol defensivo que le toca: cerrar líneas de pase, realizar ayudas, activarse rápido en la presión y evitar el ahorro de energías en beneficio del grupo. Diestro natural, en ataque sigue abarcando mucho campo y aprovecha que juega en la izquierda para orientar su juego hacia dentro. Ayuda así en la salida a los dos mediocentros y trata de dar algo de continuidad a las jugadas de ataque blanquiazules. Abandona el costado, como hace Nono en el otro, para permitir que los laterales sean los encargados de dar amplitud al equipo.

Entendida y asumida su misión, el Vada de ahora ha pasado de ser un futbolista insustancial a un soldado más del ejército de Ramis. Sigue sin tener apariciones decisivas, como de él se esperaba al cierre del mercado estival, pero aporta más al colectivo. “Sí, ha dado un paso adelante y no es el mismo que hace dos meses. Lo ha hecho en el terreno de juego”, confirmaba Ramis el pasado viernes. El domingo recordó que sabía que tenía “unas condiciones extraordinarias con el balón”, pero que sin el balón hacía falta “ir hacia atrás y ser más consistente”, situaciones que ha mejorado en las últimas jornadas.

Vada alternó titularidades y suplencias en la etapa de Fran Fernández desde que se produjo su estreno en la quinta jornada. Con el actual técnico en el banquillo, entró en el once en su segundo encuentro. Aquella victoria ante el Albacete parecía dar una pauta de su presencia en el equipo, pero Ramis optó pronto por un 4-4-2 que le dejaba sin hueco. “Le vemos más por delante, en posiciones más ofensivas”, decía su jefe cuando se le preguntaba por la opción de alinear al argentino en el doble pivote.

Sin la existencia de un mediapunta en el dibujo táctico, Vada ocupó un lugar en el banquillo con frecuencia. Pasaron casi dos meses, entre la visita al Carlos Belmonte (29 de noviembre) y su siguiente presencia en el once (23 de enero). Cierto es que participó en la Copa del Rey contra el Sestao, el Castellón y el Villarreal. Pero nunca pareció una alternativa hasta que Ramis se vio obligado a inventarle un hueco.

Las ausencias de los hombres de banda le dieron una escapatoria a Vada. Ya había jugado en la derecha contra el Villarreal, repitió en el Anxo Carro y sorprendió su presencia repetida contra el Fuenlabrada. Ese día tuvo mayor peso en el juego que en anteriores jornadas partiendo desde la izquierda y repitió en Vallecas. “Estoy jugando en una posición nueva, pero el míster me da mucha libertad para meterme por dentro, que es lo que me gusta”, explicaba ayer Valentín Vada que agradece “la confianza” pero no se relaja: “Eso te come porque hay mucha competencia, así que voy a seguir trabajando para responder a la confianza del míster”.

Atrás queda ya el mercado de invierno y las dudas sobre su continuidad. Tiene por delante cinco meses más para que se vea su mejor versión en la Isla. “Se hablaba mucho de mi salida, pero al míster no le importó, vio mi trabajo en el día a día y valoró eso, mis gamas de estar, de ayudar al equipo”, explica el mediapunta argentino al que le hubiera quedado un mal sabor de boca abandonando la disciplina blanquiazul en el mes de enero.

“Yo no vine por seis meses, aposté por el proyecto porque me gustó y quiero estar acá”, replica. Su siguiente meta es el gol en Liga, algo que “con el trabajo seguro que va a llegar”. Vada ha marcado “en todos los equipos” en los que ha estado. Sabe que el Tenerife no será una excepción.

“Me voy encontrando a mí mismo”

Ser suplente y tener el cartel de jugador prescindible no es agradable para nadie. “He tenido meses difíciles, en los que no me encontraba a mí mismo, donde no me sentía cómodo. Me faltaba confianza en mí mismo y del míster”, reconoce Valentín Vada que ahora se va “encontrando” a sí mismo, “con partidos y la confianza del míster”. Todavía aspira a dejar su “huella” en el Tenerife y destaca el buen momento del equipo, algo que puede hacerlo posible. “En Lugo no estuvimos a nuestro nivel. De resto venimos de partidos muy buenos, jugando en equipo”, sostiene el argentino satisfecho por el resultado de Vallecas. Fue un partido “trabajando durante la semana” y que tuvo su recompensa.