Una prueba a pedir de boca. Ni en el mejor de los guiones podía imaginar Txus Vidorreta llegar a la última jornada de la fase regular con el Lenovo Tenerife en su actual situación. Los aurinegros, terceros de forma matemática desde hace unas semanas, recobraron el miércoles en Zaragoza la autoestima que se dejaron en Rusia con su prematura eliminación en la Final Eight de la BCL. Lo hicieron, además, con la sensación de recuperar para la causa a Tyler Cavanaugh, irreconocible en el último mes de competición. Hoy, contra el poderoso Barça, tienen la ocasión de refrendar que han revitalizado sus más marcadas señas de identidad mientras pasan un exigente test para calibrar sus verdaderas posibilidades en el tramo decisivo de la temporada.

Se mide esta tarde el cuadro canarista a un adversario de lo más exigente en el plano físico. Ese con el que habitualmente sufren horrores los de Vidorreta. El mismo que ya padecieron en el choque de la primera vuelta, cuando cayeron en el Palau frente a un rival que dio un giro de 180 grados al partido cuando apretó atrás. Se añade la circunstancia de que el enfrentamiento de esta última jornada podría ser el mismo en una hipotética semifinal. Es consciente el entrenador canarista de que es casi una quimera «mantener el nivel físico» del Barça, aunque deja claro que su intención es «tratar de incrementar el tono» de los suyos «al máximo para tener alguna opción». «Los cinco jugadores que permanezcan sobre la cancha deben estar a tope para tratar de paliar los problemas de rebote que sería lógico que hubiera también contra sus hombres grandes», explica el bilbaíno, sabedor igualmente de la superioridad en este plano de los exteriores de Sarunas Jasikevicius.

La situación podría apuntar también a una versión algo menos fiera del Barça, que en apenas unos días afrontará en Alemania la Final Four de la Euroliga. Pero por tener en el horizonte el máximo reto continental es por lo que más desconfía Vidorreta. «Precisamente porque tienen ahí partidos importantes tratarán de jugar con buen ritmo e intensidad, que es lo que pide siempre su entrenador, para llegar en la mejor condición a Colonia», explica Txus. Ahí, Leandro Bolmaro es uno de los mejores ejemplos de esa ambición que inyecta Saras a los suyos. Así, el argentino promedia en estos cuatro últimos partidos 16,5 puntos (10/19 en triples), 2,75 rebotes, 3,75 asistencias y 2,75 robos.

Pau, 23 años después

Pero independientemente de la implicación de la plantilla culé, en la que podría descansar alguno de sus hombres más cargados, uno de los grandes alicientes del choque de esta tarde será poder ver jugar en la Isla a Pau Gasol, que apura su puesta a punto tanto para el tramo final de la temporada como para despedirse a lo grande con la selección en los Juegos de Tokio. El de Sant Boi volverá a jugar en la Isla 23 años después de que lo hiciera cuando todavía era júnior y ya deslumbrara a propios y extraños en el Torneo de Navidad del Unelco antes de irrumpir de forma descollante con el primer equipo y dar el salto a la NBA. Ahora, en los últimos estertores de su carrera, su mera presencia vestido de corto ya es noticia. Su nombre sigue causando asombro y admiración.