Seriedad, paciencia y fondo de armario. Los tres argumentos empleados ayer por el Lenovo Tenerife le bastaron para acabar venciendo con holgura al Igokea bosnio en la primera jornada del Sweet 16 de la BCL. Un triunfo vital dado el escaso margen de error de esta segunda fase continental y que los laguneros, en una situación con ciertas similitudes a la que exhibieron solo tres días antes en Santiago, maduraron a lo largo de la primera parte para luego decantar la balanza en la segunda. Llegaron a tener un +15 los isleños mediado el segundo acto (21-36), pero entre que se atascaron en ataque y sufrieron lo indecible para cerrar su rebote (11 capturas de los locales en apenas 23 minutos), la sentencia no llegó hasta bien avanzado el juego. Un desequilibrio en el que mucho tuvieron que ver una notable implicación defensiva (28 puntos encajados entre el tercer y el cuarto periodo) y una más que destacada lectura del juego para hacer daño en las fisuras que dejó la activa defensa del cuadro balcánico. La aportación de los hombres de banquillo, con un total de 69 puntos, terminó de sentenciar la victoria aurinegra.

Le costó entrar en calor a los canaristas, imprecisos en medio del juego de alta velocidad propuesto por su rival. Sufrieron algunos minutos los isleños, que se encontraron huérfanos de aportación exterior (0/5 en triples) y tampoco encontraron referentes dentro, toda vez que cuando Fran Guerra recibió fue objeto de ayudas. Con el Igokea corriendo siempre que pudo el Lenovo se vio 10-4 abajo (5’).

Pero todo cambió con las primeras rotaciones. Salin rompió con la sequía desde el arco tras una buena circulación (10-7), si bien fue Shermadini el que resultó realmente diferencial. El georgiano anotó dos libres, repartió dos asistencias (Cavanaugh bajo el aro y triple de Rodríguez) y volvió a anotar bajo el aro para colocar por delante a los suyos (15-16). El impulso se mantuvo con un nuevo triple de Rodríguez y una canasta de Huertas (15-21).

El segundo acelerón aurinegro lo protagonizó Salin, que participó activamente en siete puntos consecutivos: canasta tras rebotear su propio fallo, tres libres y asistencia a la carrera para Cavanaugh. El parcial alcanzó un 5-23 y obligó a Dragan Bajic a pedir tiempo para frenar el vendaval canarista (17-30). Pese a que Jovanovic sacó de entre las cuerdas al Igokea gracias a su movilidad interior, el Lenovo alcanzó su máxima diferencia con un triple de Huertas (21-36). Sin embargo, el choque volvió a dar otro giro radical, esta vez por un aspecto extradeportivo, la caída del LED publicitario frente al banquillo canarista que tuvo el encuentro parado varios minutos.

Ahí el Canarias se enfrió, errando tiros relativamente cómodos, como una contra o dos triples liberados de Cavanaugh desde las esquinas, si bien su desacierto tuvo una respuesta similar en el otro aro. Pero lejos de aprovechar la oportunidad perdida por el Igokea, el cuadro lagunero no despertó. Se atascó ante la zona local, no logró encontrar situaciones claras para Shermadini ni Guerra, pero sobre todo se mostró demasiado blando detrás.

Reeditando deficiencias del arranque del curso, el Canarias no estuvo sólido en la pintura. Permitió que el cuadro bosnio se moviera con soltura cerca de aro y además le dejó hacer daño en el rebote ofensivo. El resultado numérico, 26 puntos al descanso del Igokea dentro de la pintura, 10 de ellos fruto de las segundas opciones, un total de siete en los dos primeros cuartos.

Sin ser capaz de anotar ni una sola canasta en juego (y solo un tiro libre fruto de una técnica al entrenador local) a lo largo de más de seis minutos, el Canarias encajó un 13-1 que no solo le impidió dejar encarrilado el encuentro (como amagó con hacerlo en el 21-36) sino que vio como su rival se metió de lleno en el partido (34-37), con el añadido del despertar de Clemmons, bien atado durante 19 minutos antes de anotar un triple.

Un inteligente ataque sobre la zona bosnia (con canasta de Shermadini) y un triple de Salin parecieron dar aire a la vuelta de vestuarios (36-42) a los isleños, que sin embargo no fueron capaces de acabar con su particular sangría en el rebote de su aro, concediendo otras cuatro segundas opciones en menos de tres minutos y medio (40-42).

Un triple a la desesperada de Fitipaldo y un nuevo golpe de autoridad de Shermadini (2+1, otra canasta y asistencia para el triple de Salin) volvieron a permitir a los de Vidorreta pegar un pequeño estirón (46-53), que tuvo su continuidad con tres puntos desde la esquina de Doornekamp para el +8 (48-56). Pese a que los locales se agarraron al partido a base de una mayor actividad y empuje interiores (52-56), tres acciones seguidas de Fitipaldo devolvieron los ocho de renta para el Lenovo justo antes del cuarto final (52-60).

Con un quinteto pequeño (dos bases y Salin de tres) el Canarias aumentó su intensidad atrás (solo concedió dos rebotes ofensivos en este periodo final) y le dio una marcha más a sus ataques, una situación en la que Cavanaugh fue el más beneficiado (54-66), ayudado también por un Guerra no muy acertado en ataque, pero que sí sacó del partido a Carmichael (antideportiva y técnica). Fabricó así el Lenovo un parcial de 2-14 con el que se disparó hasta el 54-70 con poco más de cinco minutos por delante. Lejos de reeditar la pájara del segundo cuarto, el conjunto lagunero amplió incluso su renta para acabar venciendo por 20 puntos en su primera y trascendental victoria de la segunda fase continental.