A sus 33 años y tras haber sido ciclista profesional dos temporadas (2010-2012) Xabi Zábalo es el técnico que se ha encargado de supervisar los entrenamientos de Froome en la Isla. El preparador navarro admite estar viviendo una experiencia casi irrepetible y habla de Froome como uno más dentro de su equipo.

¿Cómo es Chris Froome en el día a día?

Pues uno más del grupo. Él ha conseguido lo que ha conseguido, pero para nada tiene un trato diferente. Es un ciclista más, el primero dispuesto a trabajar y un profesional incansable. Un tío muy sencillo.

Pero aún así, ¿existe dentro del equipo un evidente respeto hacia su persona por ser quien es?

Respeto sí, pero como al resto de ciclistas. Está claro que él tiene más experiencia que otros, por lo que sus opiniones y preocupaciones, o aquello que igual cambiaría, son importantes. Su opinión siempre es muy válida y se tiene en cuenta. Claro que tiene peso, pero es un tío que no se hace notar porque sí.

Aunque su trato directo con él llega en los últimos meses ¿cree que Froome y su forma de ser son otros después de la lesión?

Está claro que su mejor rendimiento se produjo antes de la lesión y también es evidente que todavía está en proceso de recuperación. La lesión fue tan grande que él prácticamente tuvo que aprender a andar de nuevo. Yo le he conocido en esta fase en la que está volviendo a ser ciclista y con el objetivo de regresar al lugar en el que estaba. Ha venido arrastrando algunas secuelas derivadas del accidente en lo que a balance muscular y movilidad se refiere; se ha trabajado con mucho hincapié para compensarlas. Primero se ha logrado que regrese a un estado más saludable, tanto en su vida normal como en su pedaleo, y luego se ha empezado a construir su mejor forma física.

Y a estas alturas del año, a poco más de dos meses para el Tour de Francia, ¿se mantiene ese trabajo extra?

Chris trabaja tanto su movilidad articular, flexibilidad y fortalecimiento de diferentes grupos musculares. Es un trabajo específico que hace todos los días antes de entrenar.

A nivel particular, ¿es para usted una responsabilidad adicional saber que está entrenando a una superestrella?

Bueno, en tu ámbito profesional siempre aspiras a poder trabajar en un sitio puntero o, como es mi caso, con atletas de primer nivel, y la verdad que estar junto a él es un reto muy bonito. De alguien como él puedes aprender muchísimo, simplemente viéndolo trabajar de cerca. Es una experiencia muy positiva que profesionalmente te hace crecer.

Las dos concentraciones de este año son sus primeras visitas a Tenerife, todo lo contrario que Froome. ¿Qué le ha parecido la Isla?

Me la imaginaba más pequeña, algo similar a las Baleares, pero que va... Me ha llamado la atención el contraste brutal que existe, desde el Sur, que te da la sensación de estar en el Caribe; luego la zona media, con un paisaje más de Pirineos; y arriba del todo un paisaje brutal, que no tiene nada que ver con los sitios en los que se entrena habitualmente o donde te sueles mover con la bici. Es una Isla muy chula, y además siempre hay que acabar subiendo. Respecto a otras ubicaciones que están en altura, en estas fechas está claro que aquí hay más garantías de poder entrenar en unas condiciones positivas y agradables. Es una gozada.

¿Ha ejercido Froome de anfitrión?

Sí. Chris parece ya local con todos los días de trabajo que se ha metido aquí. Contar con él a la hora de hacer recorridos ha sido de mucha ayuda porque conoce cada rincón de la Isla, lo que nos ha permitido ajustar muy bien las rutas y las necesidades de cada entrenamiento.

Y alguna sorpresa también les ha dado...

Es un experto en buscar atajos y les prepara unas encerronas buenas a sus compañeros. Sobre todo en el Norte, con zonas superempinadas, en calles que no sabes ni dónde van a acabar ni cómo vamos a salir de allí. Una cuesta empinada o una rampa de cemento son como un imán para este hombre.