Jorge López Santos: el joven que empezó a arbitrar para ver gratis al CD Tenerife y acabó haciendo historia en Tercera División

El colegiado tinerfeño cuelga el silbato a los 40 años

Lo hace tras 27 temporadas consecutivas pitando, las últimas 19 en Tercera División, una auténtica proeza

Jorge López se colegió con 13 años. Lo hizo para ver gratis los partidos del CD Tenerife. Con 16, le agredieron y le rompieron la nariz. Ni se planteó dejarlo porque, para ese entonces, ya había encontrado su gran pasión. A un chico de barrio, como él se define, pitar le marcó la vida para bien. Por eso, asegura, seguirá siendo árbitro para siempre.  

Jorge López Santos empezó a arbitrar cuando tenía 13 años. Lo hizo porque un primo lo convenció para empezar. «Así te sacas unas perritas y, lo más importante, vamos gratis a los partidos del CD Tenerife». No se lo pensó dos veces. A Estebaranz y César Gómez no se les podía decir que no.

Ahora, 27 años después, los últimos 19 de manera consecutiva en Tercera División, a López le toca colgar el silbato. No porque él quiera y tampoco porque ya no esté a la altura, sino por imperativo reglamentario. El colegiado adejero ya ha alcanzado los 40 años, edad tope para seguir pitando en la máxima categoría del fútbol regional. La posibilidad de arbitrar en base existe, pero a Jorge no le convence. «No es lo mismo. A mí me gusta la presión, me gusta tener la responsabilidad. Si no voy a sentirme cómodo, prefiero ser honesto y renunciar. Como informador [es la actividad de quienes, dentro del propio Comité, acuden a los campos para valorar las actuaciones de los árbitros] sí me veo», declara el protagonista.

Su cifra de temporadas en Tercera es un récord. Llegó cuando en el Colegio existía la norma no escrita de que los árbitros tenían que llegar muy rodados a la categoría (él, sin embargo, fue precoz) y se marcha ahora que se prefiere todo lo contrario, que los talentos prometedores promocionen lo más rápido posible. De camino, aprobó en varias ocasiones las pruebas para ascender a Segunda División B, pero se quedó sin hueco. No obstante, guarda numerosos recuerdos de promociones de ascenso en las que sí tuvo la oportunidad de ejercer como primer árbitro en territorio peninsular. Alguna, incluso, en la que futbolistas de los dos equipos, y sus delegados, felicitaron a él y a su equipo por la gestión de partido y por el respeto con el que se dirigió a ellos en todo momento.

Pedro Rodríguez, Dani Carvajal, Suso o Vitolo son algunos de los jugadores a los que ha arbitrado

«Yo soy así, algunos compañeros me dicen que soy un señor mayor, pero me tomo las cosas en serio porque este trabajo es muy importante para mí. Mi vestuario, por ejemplo, tiene que estar perfectamente ordenado. Mi trato con los jugadores es de máximo respeto. Sobre todo con los que peor te hablan. Cuando les respondes con educación los desarmas. Yo soy un chico humilde, soy de barrio. A mí el arbitraje me ha dado educación, valores, experiencias y grandes amigos. Solo me quedo con cosas buenas», afirma López orgulloso.

Y tiene mérito, eso último. Con solo 16 años le rompieron la nariz cuando arbitraba un partido de juveniles. Expulsó a un jugador que, después, trató de golpearle y él se defendió para repeler la agresión. Lo consiguió, pero otro energúmeno le atacó por la espalda. «Eran chicos mayores que yo. Imagínate lo que supuso eso para mí. Incluso fui noticia a nivel nacional, pero nunca pensé en dejar de pitar. Ni me lo planteé», asegura el colegiado.

López ha perdido la cuenta de las ocasiones en las que algún compañero suyo lo ha elegido para ejercer como asistente en Segunda B (estos últimos años en Segunda Federación), pero sí recuerda partidos, y escenarios, de indudable categoría. Uno de ellos, el Alfredo di Stéfano con Nacho, Carvajal, Jesé, Morata o Joselu Mato –hombre ahora de moda–. Además, estadios como Pasarón (Pontevedra), el Rico Pérez (Hércules) o el Miniestadi.

En clave local, recuerda a caras conocidas del tinerfeñismo como Suso Santana o Vitolo, a los que le tocó amonestar y expulsar alguna ocasión y recuerda con cariño que dirigió partidos de Pedro Rodríguez hasta su marcha al FC Barcelona. El jugador, de hecho, lo recuerda perfectamente. Por eso mantienen alguna breve charla cuando se reencuentran.