El adiós de una leyenda: Fran Rodríguez se despide del voleibol

El histórico jugador tinerfeño se retira tras más de 20 años como profesional, los últimos siete en el Cisneros, con el que ascendió a Superliga

"Todos los años digo lo mismo, pero esta vez es diferente; toca pasar página y dedicar tiempo a mi mujer y a mi hijo", apunta

Fran Rodríguez en su última temporada como profesional

Fran Rodríguez en su última temporada como profesional / E.D.

Fran Rodríguez deja el voleibol. Al menos por ahora. Y es que la voluntad de mantener vivo al deportista que lleva dentro influye, pero el tiempo que demandan su mujer y su hijo (de diez años) pesa más. Aunque es una decisión difícil, y dolorosa, no puede esperar más. Pronto cumplirá 44 años, 20 de ellos entregados al deporte que le hace feliz. Le sigue haciendo feliz.

Rodríguez, que ha pasado en el Cisneros Alter las últimas siete temporadas, combinaba una jornada laboral de ocho horas con el deporte profesional. Una situación “muy especial”, según reconoce el veterano jugador. “No deja de ser una cosa rara. Compaginar mi trabajo con el equipo. El club siempre ha tratado de encajarme en la fórmula. Eso se lo agradezco al presidente y al entrenador. Tengo una conversación pendiente con Tomy [el presidente del club], pero sí, muy probablemente, esta sea la definitiva”.

Fran ya avisó, el verano pasado, de que este sería su último trayecto. Hubo quien no le tomó demasiado en serio. No era la primera vez que adelantaba su final, él mismo lo reconoce justo antes de matizar que "en esta ocasión es diferente". “Todos los veranos digo lo mismo, que la que viene será mi última temporada y al final termino enganchado una más porque siempre hay algún nuevo objetivo. Cada año estoy un poco más viejo y mi hijo es un poco más grande”, explica resignado. “Excusas” no tiene. Fran se siente bien físicamente. Se ve capacitado para cumplir con el nivel de exigencia que requiere la máxima categoría nacional o para probar en una más que posible aventura europea del Cisneros. Si estuviera “solo”, no se retiraría. “Soy muy competitivo y, si me viera mal, daría un paso a un lado. Esta temporada me he visto a la altura. El problema es que tengo familia. El deporte tiene fecha de caducidad y bastante he alargado yo mi carrera. Tengo compañeros en el equipo que tienen solo unos años menos que mi hijo. Eso significa que estoy un poco pasado”, argumenta mientras se ríe.

"Quiero ver crecer a mi hijo"

Padre de familia y autónomo (dirige una empresa de construcción), no tiene tiempo para más. Su núcleo íntimo demanda más atención y Rodríguez quiere cumplir. “Tengo una mujer con la que quiero pasar tiempo y que no tenga que hacer tantos sacrificios por mí: viajar, entrenar sábado y jugar domingo, Semana Santa, Navidad, fiestas, cumpleaños... y luego está mi hijo. Quiero verlo jugar al baloncesto, quiero verlo crecer, ayudarlo y acompañarlo. Toca pasar página y dedicar tiempo a cosas que lo merecen y que, hasta ahora, estaban aparcadas”.

“El tiempo es finito, se acaba”, comenta el de Valle Guerra. Así, explica encantado que este fin de semana ha podido ir a ver jugar a su hijo, que practica baloncesto en un club de la zona norte. Antes no podía. Muchos padres y madres encuentran en las actividades extraescolares de los menores a su cargo una responsabilidad tediosa, que implica renunciar a tiempo libre y de ocio y no deja de ser repetitiva. Se turnan entre ellos para hacer de chóferes o alegan cualquier excusa posible. Para él es un privilegio.

En casa, ese debate natural y humano, que combina el egoísmo de una mujer que quiere ver feliz a su pareja, pero espera poder disfrutar de tiempo juntos y de un joven deportista que ya es capaz de entender lo importante que es el vóley para su padre, aunque también necesite eso de él, que haga de padre. “Ellos prefieren que esté más tiempo disponible, aunque quieren mi felicidad y saben que dentro del campo lo soy”, comenta el ya ex del Cisneros Alter.

Fran Rodríguez posa con la Copa del Príncipe y de campeón de Superliga 2 obtenidas en la temporada 22/23

Fran Rodríguez posa con la Copa del Príncipe y de campeón de Superliga 2 obtenidas en la temporada 22/23 / María Pisaca

Lo tiene claro. Es una de esas decisiones que se toman a conciencia, pero con dolor. A veces lo correcto no es lo que nos hace felices, pero sí lo que se debe hacer. En el pasado, no obstante, ya tomó decisiones diferentes y el tiempo le dio la razón. “Si hace cinco años lo hubiese dejado, me hubiera perdido cinco temporadas maravillosas en el Cisneros, eso también lo pienso. Nunca se sabe, porque objetivos deportivos hay... pues hasta el infinito y más allá. El momento tiene que llegar. Es mejor poder elegir que verte fuera porque ya no estás a la altura o porque llegue una lesión importante”.

La despedida oficial, sin embargo, aún no se ha producido. Primero era necesario un tiempo de reflexión y de reseteo mental después del 'playoff' frente al Herce Soria. Ahora, hay que ajustar agendas. Será esta semana cuando el veterano jugador se reúna con el presidente Tomy López. El club “necesita tener claro” si va a tener que reforzarse y el capitán lo sabe. No quiere que su marcha suponga un hándicap en la planificación deportiva de la 24/25.

Si hace cinco años lo hubiese dejado, me hubiera perdido cinco temporadas maravillosas en el Cisneros, eso también lo pienso

El trayecto de su larguísima y exitosa trayectoria (más de 20 años siendo profesional y habiendo ganado ligas, copas y supercopas) llega a su fin. Ya puede hacer balance. Y elegir momentos. En el Cisneros, si duda, llegaron la temporada pasada, que califica como “magnífica incluso tratándose de Superliga 2”. “El momento de la Copa del Príncipe fue muy especial. Fue en Gran Canaria y por allí estuvieron mi mujer y mi hijo. Era el único título nacional que no había podido ganar porque, afortunadamente, tenía todos los demás”.

Siendo leyenda del club, y del voleibol, su despedida acapara todas las miradas. No puede ser el único tema de conversación. “Hay que hablar del Cisneros”. La temporada del equipo ha sido excelente y no se debe pasar por alto porque, como apunta el protagonista, “tendemos a pensar que lo que sucede es lo natural y no siempre es así”. El año ha sido sobresaliente y, por eso, “ponerse techo es anecdótico”. “Simplemente la permanencia habría sido digna de remarcar. Todo lo demás hay que valorarlo muchísimo. Estar en un 'playoff' y llegar a semifinales es un superéxito”, sentencia.