CRÍTICA

Rebuscando en el pasado

| e. d.

| e. d. / Gerardo Pérez Sánchez

Gerardo Pérez Sánchez

Gerardo Pérez Sánchez

En 1976 un ya veterano Gregory Peck, con sesenta años, acompañado de la actriz Lee Remick, protagonizó la película La profecía. Tras la gran repercusión obtenida por La semilla del diablo y El exorcista, el cine de terror volvió a alcanzar un gran éxito con esta recreación del Anticristo. El maestro Jerry Goldsmith ganó el Oscar a la Mejor banda sonora y las salas de proyección de medio mundo temblaron con la mirada de aquel niño que, en honor a la verdad, resultaba satánico. Hasta que llegó el pequeño de Looper (que encarnaba al hijo de Emily Blunt en la innovadora cinta protagonizada por Bruce Willis y Joseph Gordon-Levitt), el miedo asociado al rostro de un menor recaía indudablemente en el del terrorífico Damien.

Como ocurriera con la citada El exorcista, su recaudación y popularidad generaron secuelas y nuevas versiones. En 1978 se estrenó Damien: Omen II, nada más y nada menos que con el respetado actor William Holden en el reparto. Le siguieron El final de Damien (1981), con Sam Neill y, pese a ese título de la tercera entrega, una cuarta: La profecía IV: El renacer (1991). Incluso se filmó un remake en 2006, donde Liev Schreiber y Julia Stiles asumían los personajes de Peck y Remick.

Ninguno de estos títulos posteriores al original estuvo a su altura y, como sucede habitualmente en estos casos, derivaron en intentos fallidos de estirar artificialmente una historia para conseguir unas cifras de taquilla que, a pesar de todo, seguían menguando. Ahora llega a las pantallas La primera profecía tratando de repescar en las mismas aguas esquilmadas por sus predecesoras. No obstante, cabe reconocerle mayor calidad que a aquellas, teniendo en cuenta que la magia y magnetismo de la cinta dirigida por Richard Donner a mediados de los setenta en ningún momento se superan.

Arkasha Stevenson debuta en la realización con este trabajo, revelando su capacidad para generar tensión y para saber narrar cinematográficamente. Procede calificar su propuesta como correcta, si bien en su inevitable comparación La profecía sale perdiendo. Sea como fuere, los espectadores aficionados al género que todavía no hayan visto ésta, quedarán satisfechos.

Tras prometer sus votos como monja, una joven estadounidense viaja a Roma para comenzar su nueva vida como religiosa al servicio a la Iglesia. Sin embargo, una vez allí, se topa con una realidad más lúgubre y tenebrosa de lo previsto. Ello le conducirá a cuestionarse su fe y a descubrir una conspiración maligna para provocar la venida al mundo del hijo de Satanás.

Nell Tiger Free, que ha intervenido en algunos episodios de la serie Juego de tronos, se sitúa al frente del elenco. Le acompaña Ralph Ineson (La bruja, The Creator). Ambos intérpretes cuentan hasta la fecha con escasa popularidad entre el público. A cargo de papeles secundarios figuran los conocidos Sonia Braga (El beso de la mujer araña, Un lugar llamado milagro), Charles Dance –quien debutó profesionalmente en 1981 con la película de James Bond Sólo para sus ojos y que, desde entonces, ha intervenido en infinidad de largometrajes, destacando Gosford Park y The Imitation Game (Descifrando Enigma)- y Bill Nighy, nominado a la estatuilla dorada de Hollywood por su actuación en Living y célebre gracias a su participación en Love Actually o Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto.

Confiemos en no hallarnos ante el enésimo inicio de otra serie de secuelas. Porque una cosa es que La primera profecía supere a otras propuestas de la misma saga y otra muy distinta, que posea base y enjundia para continuar por esta senda. A mi juicio, aquí ya no queda jugo que exprimir.