Entrevista |

Maximiliano Martín: «Solo quiero grabar con mi orquesta o con la Sinfónica de Tenerife, necesito que sea especial»

«Una orquesta tiene que ser una herramienta que tiene que ir a todos los sitios posibles»

Maximiliano Martín, esta semana, en el Auditorio.

Maximiliano Martín, esta semana, en el Auditorio. / Miguel Barreto

Almudena Cruz

Almudena Cruz

El clarinetista tinerfeño Maximiliano Martín participa este viernes día 24 de marzo en el noveno programa de la temporada de la Sinfónica de Tenerife. Será a las 19:30 horas en la Sala Sinfónica del Auditorio.

Da la casualidad de que conoce bien al maestro que se pondrá al frente de la Sinfónica en el concierto de este viernes: Joseph Swensen.

Fue director de la Scottish Chamber Orchestra, sí. De hecho él me dio el trabajo y coincidí nueve años con él. Le conozcó desde hace 22 años. Cuando entré, en 2002, él ya llevaba tiempo al frente. Le conozco muy bien, hemos hecho muchas cosas juntos.

Este será un concierto, por lo tanto, en el que se va a sentir más en casa que nunca...

Si soy sincero, es más fácil cuando conoces al maestro y has trabajado tanto con él. Considero que he hecho con él muchas cosas: el Concierto de Copland, de Bernstein... He hecho muchos conciertos y lo he tenido de frente como primer clarinete, lo conozco bien. De hecho, hemos hecho esta misma obra hace un mes. Concretamente, fue Estonia con la Orquesta Nacional.

Háblenos de Gnarly Buttons, que además será un estreno para la Sinfónica de Tenerife.

Pues es la segunda vez que la voy a interpretar. Es una obra nueva para mí.

Y para todos. Se compuso en el año 1996.

Se estrenó en Londres. La hizo Michael Collins con la London Sinfonietta. Es una obra bastante personal de John Adams. Además, creo que ya es un clásico. La gente dice de él que es contemporáneo, pero lleva escribiendo música más de 50 años. Acaba de cumplir los 76 años, creo. Esta obra es muy curiosa. Sucede que hasta que tuvo 50 años nunca había compuesto para clarinete como solista y curiosamente tanto él como su padre lo tocaban. Lo hacían juntos en una banda. Tenían una predilección muy grande por Benny Goodman, el clarinetista del jazz, y por Mozart. Esta obra tiene influencias de los dos, también del folclore americano y del jazz. Tiene un toque muy personal. Su padre se murió de Alzheimer y él último movimiento, Put your arms around me, retrata esa lucha de su padre contra la enfermedad. Lo plasma de una manera muy delicada pero, a la vez, hay una parte al final donde se ve la lucha de lo que pasa por su cabeza, se ve en cómo se enreda la escritura. Es una obra que se debería tocar muchísimo más y que no se toca por razones obvias: es muy complicada.

Suelen concurrir varios motivos para que una obra caiga repentinamente en el olvido. Muchas veces es casi una cuestión de ciclos o de modas. ¿No cree?

En este caso yo creo que es porque es muy compleja y porque utiliza instrumentos adicionales que normalmente las orquestas no tienen: un banjo, una mandolina y una guitarra. Además, tiene dos teclados adicionales y cosas grabadas que van apareciendo en medio de la obra, como una vaca. Para mí es sensacional, es una obra de arte. Pero parece que o por ser difícil y por tener todos estos instrumentos, la apartamos. En este programa, la Sinfónica de Tenerife hace una gran apuesta. Tiene el clásico de los clásicos en la segunda parte, por decirlo de alguna manera si hablamos de Cuadros de una exposición, y una primera parte más camerística. El Adams lleva una orquesta más reducida, al igual que Debussy. A veces, a las orquestas les cuesta encajar obras más camerísticas. Poner una obra de estas en programa es una apuesta importante.

Hace apenas un mes y medio pasaba por el Festival de Música de Canarias con una apuesta también muy local ya que la cita incluyó el estreno de una obra de Laura Vega.

Exactamente. Era un programa también bastante interesante, con mucha mezcla, con Haydn y Von Weber. Tenemos que apostar también por lo nuestro, por darle repercusión a lo que está pasando.

Además, hay muchas posibilidades para hacerlo. Profesionales como usted, que lleva tantos años trabajando fuera, formándose y aprendiendo, pueden mostrar cosas interesantes en las Islas.

Al final todo va en función de que las cabezas pensantes tengan esa idea. Se trata de intentar que la gente que está haciendo cosas interesantes tenga su reconocimiento también en su Isla. Y creo sinceramente que la orquesta lo está haciendo y el Festival de Música también.

Está a punto de celebrar con su orquesta su 50 aniversario.

Sí, la próxima temporada. Nos han dado algunas pistas de lo que va a pasar y hay cosas bastante interesantes con directores de renombre que vendrán, obras interesantes, giras y demás. La Scottish Chamber Orchestra es una maravilla y no solo por el aspecto artístico, es que es una orquesta muy humana.

Y que tiene unos objetivos muy bien definidos...

Muy definidos, sí: la excelencia por encima de todo pero también el trabajo de comunidad. Una orquesta tiene que ser una herramienta que tiene que ir a todos sitios. Si estas representando a tu país, esa orquesta tiene que llegar a todos los lugares. Y con eso me refiero desde la pequeña asociación de vecinos a los conciertos y las giras importantes.

Anteriormente, y en plena pandemia, grabó aquí un disco con nuestra orquesta. ¿Le gustaría repetir?

Tuve el privilegio y la suerte de poder venir a grabar aquí con un sello británico. Fue en la Sala de Cámara, es una experiencia fantástica el poder hacer algo que yo tenía en la cabeza desde hacía tiempo. Yo solo quiero grabar con mi orquesta o con la Sinfónica de Tenerife porque necesito que haya un ambiente especial. El Cabildo y la orquesta pusieron lo que había que poner para que eso sucediese y pasamos aquí una semana fantástica. El disco ha tenido bastante éxito, ha estado en muchas plataformas y ha logrado muy buenas críticas. A ver si los convenzo para hacer el siguiente. Para mantener viva una orquesta y mantenerse en un primer nivel, hay que grabar. Mi orquesta tiene una discografía amplísima y creo que es algo muy bueno, grabamos dos discos al año por lo menos. Ahora, por ejemplo, sacamos las Sinfonías de Mendelssohn. 

Se puede ser un chico de La Orotava y llegar a lo más alto en la música. Pero, en medio, ¿qué es lo que se debe hacer?

Me lo preguntaron el otro día y lo que dije es que, primero, hay que estar convencido de lo que haces es lo correcto, que es lo que realmente quieres hacer. Para llegar hay que poner trabajo, estudiar y machacar. Y cuando tú crees que está, no está, hay que seguir. Y así siempre, nunca para. O al menos es así para mí, yo necesito tener mis proyectos. Así soy feliz con lo que hago y eso es lo más grande que hay.