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CANARISMOS

Sacar los trapos viejos

Esta locución verbal se emplea a menudo en las islas para referirse a cuando alguien hace públicas o revela las faltas, desconocidas u olvidadas, que se atribuyen a otro, para dejarlo en evidencia con el ánimo de ofenderlo o denigrarlo. «Sacar», en sentido recto, se refiere generalmente a ‘poner fuera algo que permanecía encerrado, oculto o metido dentro de otro espacio, recinto u objeto’. En un sentido figurado puede ser sinónimo de mostrar, ‘traer a la luz’, dejar al descubierto, destapar; y en la locución «sacar los trapos viejos» tiene la connotación de ‘echar en cara’, reprobar, criticar, reprochar algo a alguien, casi siempre movido por «viejos rencores».

«Los trapos» hacen referencia a la ropa o vestimenta en general, lo que nos sugiere la idea de aquello que sirve para taparse o cubrir ciertas partes del cuerpo. Se asocia por un automatismo inconsciente a ‘protegerse de las miradas’ (este es seguramente el significado simbólico primordial del tejido o vestido) y, al mismo tiempo, nos insinúa intimidad, pudor o vergüenza («tapar las vergüenzas»). Tiene así un doble sentido: taparse como acto reflejo e instintual de cubrir la desnudez, gesto que rememora el mito de la pareja primigenia descrito en el Génesis en el que, Adán y Eva, después de haber comido el fruto del árbol del conocimiento, sorprendidos in fraganti, desnudos, sintieron vergüenza y cosieron unas ceñideras con hojas de higuera para cubrirse. En un sentido laxo, la idea del vestido nos reporta también al adorno, a la apariencia, «lo que envuelve», oculta o disimula lo que está debajo. [El estar desnudo, ‘en pelete’, asocia en la psique del hombre canario el acto de desnudez con el frío (se dice que «hace pelete» para expresar que hace frío) y, por ende, con la necesidad de cubrirse].

El adjetivo «viejos» (que a veces viene sustituido por el hablante por «sucios») refuerza la idea de manera significante con «cosas de hace tiempo», «trastos viejos», excavar, desenterrar «viejas rencillas», faltas o vicios que estaban casi olvidados, ocultos, escondidos, guardados en secreto (lo que se relaciona con la expresión «esconder un muerto en el ropero»). Así, pues, la idea que transmite esta metáfora es la de trascender, eliminando las apariencias y sacando a la luz los «trapos viejos» que permanecían olvidados en una gaveta o en el fondo del ropero.

Sin embargo, la ropa («los trapos») se presta a significados diversos al que comentamos, pero que guardan cierta relación entre ellos. Es el caso de la locución isleña que advierte: «hay ropa tendida», empleada para referirse a lo inoportuno de una conversación entre adultos y hacer notar la presencia de un menor que la escucha. La metáfora de la ropa recién lavada y tendida (al sol) nos inspira la pulcritud y la inocencia de los niños que debe ser protegida, aunque se trate de un tabú (como ocurre a menudo en las situaciones en las se emplea la locución). Otra expresión de ámbito universal es «rasgarse las vestiduras», dicho de resonancias evangélicas que ha pasado a ser sinónimo de escandalizarse alguien o mostrar indignación con lo que se ve o se escucha. O bien la frase proverbial que aconseja «lavar en casa los trapos sucios» («los trapos sucios se lavan en casa»), de uso general, además de en Canarias, en otras modalidades del español y que viene a señalar que los problemas que surgen en el ámbito familiar, en este hay que tratarlos y no en presencia de desconocidos o de personas que no pertenezcan a la esfera íntima.

Así mismo, existen en el español de Canarias multitud de voces con el significado de criticar o hablar mal de alguien (como rajar o chismiar), amén de varias frases construidas con el verbo «sacar» y con similar significado a la comentada: «sacarle el cuero a alguien» (además de explotar de manera cruenta y abusiva, significa también criticar con saña); «sacarle las tiras» (es murmurar o criticar con dureza a alguien); o «sacarle guasca a algo» (es dar una tunda o una cueriada y más comúnmente difundir o airear noticias, casi siempre chismes).

«Sacar(le) los trapos viejos» a alguien es, pues, revelar/desvelar (’levantar el velo’) aquello que permanecía oculto por inconfesables razones, por exceso de pudor o por vergüenza de que se venga a saber. Esto es, pregonar o airear tales excesos o perversiones que se han mantenido en secreto o en el olvido, y con el propósito de denigrar u ofender al sujeto al que conciernen.

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