Más de diez años después de su última exposición en Tenerife, el grancanario Francis Naranjo aterriza en Santa Cruz de Tenerife, en la sala de arte Bibli, con ‘Fracaso’, una propuesta que aglutina sus creaciones desde el año 2015 y que una vez más invita al público a reflexionar sobre la condición humana a través de un viaje por los regalos que ofrece la naturaleza. Sus largas estancias en Latinoamérica permiten que los espectadores no solo conozcan algunos de los rincones más bellos del planeta sino que además crean un discurso que, aunque a veces pesimista, es necesario en una época tan crucial como la actual. 

Hace 150 millones de años, el desierto de Atacama, en el norte de Chile, estaba ocupado por una gran masa de agua. La que es ahora una de las zonas más áridas del planeta estaba repleta de vida animal y vegetal pero el paso de los años han convertido a esta zona en un testigo del paso del tiempo y de la evolución del ser humano. Parte de este camino queda ahora reflejado en la propuesta artística de Francis Naranjo, Fracaso, que se expone en Bibli (calle San Francisco Javier, 20).

La muestra, que se podrá visitar hasta el próximo día 26, congrega tres series realizadas por el artista grancanario a lo largo de los últimos seis años. Las piedras sueñan, 150 millones de años y Fracaso ponen de manifiesto el poder de la naturaleza y la obsesión del ser humano por colonizar y saquear todos y cada uno de los territorios del planeta. Piedras de sus viajes a Latinoamérica, imágenes de Bolivia, restos médicos y vídeos en los que colabora con poetas son algunos de los detalles que componen las piezas con las que Naranjo alerta sobre el fracaso de la humanidad y de la victoria de la naturaleza sobre el ser humano.

Tras su inauguración el pasado viernes, todos aquellos que lo deseen pueden ya visitar esta sala de arte situada en el centro de Santa Cruz de Tenerife. La muestra abre con una primera pieza, la más antigua de la propuesta, que supone un primer acercamiento al desierto de Atacama, con la que el artista trabaja la concepción del espacio y el tiempo. “Atacama es un desierto increíble y alucinante y durante una residencia en ese lugar me encontré con una piedra que data de 150 millones de años, y dentro de la cual hay un fósil. Todo eso se gestó en el lecho marino pero ahora esa zona es una de las más áridas del planeta”, reflexiona Naranjo, quien busca que el espectador se involucre en esta y en todas las propuestas artísticas de esta exposición. El gerente de Bibli, Fernando Pérez, añade que con piezas como esta “nos damos cuenta de que somos una anécdota en la historia del planeta”.

Completa esta creación el Atlas de la periferia, una colección de piedras rescatadas en diferentes puntos de Latinoamérica. Pérez reflexiona: “Muchas personas ansían estar en el centro; en el centro de la ciudad, en el centro de los sucesos, pero al final las grandes cosas suceden en la periferia”. Es a raíz de esta idea que Francis Naranjo recuperó todas esas piedras, formadas en la periferia del planeta, para traerlas hasta el centro, donde muchas de ellas se llegan a considerar auténticas joyas.

En la Isla de la Luna, en Bolivia, existe la tradición de dejar dos piedras a modo de ofrenda. Durante su visita, Francis Naranjo únicamente dejó una y luego pasó semanas soñando con ellas. La leyenda cuenta que, para que eso deje de suceder, hay que regresar al lugar y realizar la ofrenda de manera correcta. Con minerales recolectados en diferentes zonas de Latinoamérica y una fotografía nocturna de la capital de Bolivia, La Paz, Francis Naranjo realiza su particular homenaje a las historias populares del país americano a través de Las piedras sueñan.

Una muestra de las ofrendas realizadas a los muertos en un cementerio de Chile conduce hasta la única pieza de la exposición en la que Naranjo ha realizado una colaboración. Se trata de la del poeta Dionisio Cañas, con quien el artista grancanario realiza un vídeo en el desierto de Atacama en el que ondea una bandera negra, “apátrida, mientras el poeta repite ‘la concha de tu madre’ a modo de mantra”, relata Naranjo, quien aúna en esta propuesta referencias hacia el útero materno y la Madre Naturaleza. Tras esta propuesta, varias imágenes de una mina de Bolivia son fiel testigo de cómo las minas de plata y zinc se han convertido en uno de los lugares más contaminados del planeta. Esta serie de imágenes en blanco y negro es uno de los últimos trabajos de Francis Naranjo, al que se une además otra serie de fotografías del Valle de la Luna, también en el desierto de Atacama, a la que acompañan varias piezas de sal y de cobre. No en vano, Chile es el mayor productor del mundo y cuenta con el 28% de las reservas mundiales. Es en este punto en el que el artista comienza a introducir productos médicos en sus propuestas, que protagonizan algunas piezas de la serie Fracaso.

Forget es el nombre de la última instalación de esta muestra que se estructura alrededor de sábanas que sirven a modo de paredes de un laberinto que trasladan al espectador de la sala de algún hospital. Fernando Pérez recuerda que el artista grancanario realizó numerosas exposiciones en la década de 1990 en los que empleó la tecnología de la videovigilancia para sumergir al público en su propuesta. Ahora, Naranjo recuperar una fotografía antigua en la que se ve a un hombre con los ojos vendados tras sufrir una operación acompañado de un mujer que le sirve de guía. El creador le tapa ahora los ojos a la mujer de la imagen, “de manera que ambos quedan ciegos, uno por la obsolescencia de la condición humana y la otra por la obsolescencia del nuestro sistema social”, explica.

Naranjo no exponía en Tenerife desde 2006 y ahora llega a Bibli con esta propuesta que ha tenido “un proceso de creación denso” puesto que cada una de las piezas conlleva un largo tiempo de maduración y producción. Reflexionar sobre la situación actual del ser humano y del planeta, sobre un camino que la actual pandemia ha marcado con fuego, tanto para el primero como para el segundo, que no ha quedado indiferente a esta crisis. Fracaso es la radiografía del “fracaso social, de la guerra de la condición humana frente a un territorio llamado Planeta”, reza Francis Naranjo.