“La cultura no es un lujo, es una necesidad emocional y anímica. Es nutrición para el alma, y en momentos así es cuando la gente más necesita evadirse”. Son palabras de la bailarina y Premio Nacional de Danza Lucía Lacarra. Junto a Matthew Golding, dio ayer vida a Fordlandia en el Auditorio de Tenerife. Sí que fue un lujo. Que le pregunten si no al público, que ovacionó a la pareja de bailarines sin descanso durante varios minutos.

Fordlandia desplegó ayer esa magia que solo es capaz de materializarse con la danza. Los bailarines Lucía Lacarra y Matthew Golding dibujaron con sus cuerpos imágenes que evocan el ansia por volver a estar juntos. La pandemia del Covid-19 dejará secuelas en toda la humanidad. La distancia forzosa hace mella y solo el arte puede curar esas heridas y grietas.

Lacarra y Golding nacieron para bailar juntos. La exhibición de anoche en el Auditorio de Tenerife provocó una salva de aplausos que puede que esté entre las más largas que se recuerdan en los últimos meses. Y aún así supo a poco después de contemplar a los bailarines en una producción donde cine, teatro y danza se unieron para recordar el poder del amor. Describir lo que despierta Fordlandia es prácticamente imposible. Es mucho mejor vivirlo.

La pareja de bailarines llegó al recinto cultural tinerfeño tras ofrecer diez exitosas funciones de esta pieza en Madrid. Fordlandia se estrenó el pasado septiembre en Alemania. “Concretamente fue el día 19. Estuvimos actuando allí entre los meses de septiembre y octubre. En diciembre empezamos con la gira por España lo que, dentro de lo que cabe, ha resultado ser una maravilla. Haberlo organizado así ha sido bueno porque en noviembre empezaron a cerrar los teatros en Alemania. Hemos estado en varios puntos del país y acabamos de terminar en Madrid”, explicó.

Fordlandia, la pieza que crearon durante el confinamiento del año pasado, ha conquistado al público allí por donde ha pasado. Tenerife no fue una excepción ayer. El espectáculo se divide en varias escenas e incluye música de compositores como Frédéric Chopin, Gueorgui Sviridov, Jóhann Jóhannsson o Arvo Pärt. Cuatro coreógrafos han colaborado con Lacarra y Golding para concebir esta reflexión sobre las distancias y las separaciones forzosas: Anna Hop, Yuri Possokhov, Juanjo Arqués y Christopher Wheeldon. Ellos son además los productores del espectáculo. Han fundado juntos Goldenlac Producciones.

La bailarina guipuzcoana, Premio Nacional de Danza, explicó este viernes cómo las peculiares circunstancias que se viven actualmente obligaron a ella y a su compañero a viajar un día antes de lo previsto. Lacarra festejó el hecho de haber podido pasar un día más en la Isla y recordó que era la primera vez que actúa en Tenerife. “Estuve una vez antes pero fue de vacaciones en el sur”, detalló. “Es la primera vez que estoy en Santa Cruz y voy a poder actuar en este maravilloso Auditorio que tenéis”, aseguró la que ha sido bailarina principal de algunos de los mejores ballets del mundo. Entre sus distinciones figuran el haber sido nombrada bailarina de la década en el Kremlin de Moscú y Bailarina de Cámara del Estado de Babiera.

“Por azar y mala suerte aquellas circunstancias nos separaron”, recordó sobre el confinamiento del pasado mes de marzo. “Estábamos actuando en Alemania a mediados de marzo cuando se cancelaron todas las funciones porque se cerraron los teatros. Yo volví al País Vasco, porque tengo una niña de cinco años que estaba con mi madre en ese momento, y Matthew se fue a Amsterdam a visitar a su hijo. Sin saberlo, viajamos los dos el 13 de marzo y el 14 nos confinaron en España”, continuó. Lejos de dejarse llevar por el desánimo, Lacarra y Golding convirtieron esa mala suerte en una oportunidad. “Ese tiempo fue un lujo del que no disponíamos antes para crear. Llevábamos un año deseando hacer algo pero nunca teníamos el tiempo necesario. Así nació el concepto. Necesitábamos soñar, evadirnos de esta dura realidad en la que vivíamos, huir de tanta incertidumbre, de tanta duda y tanto temor. Pusimos toda nuestra energía en algo positivo que fue crear Fordlandia”, explicó.

Sobre la posibilidad de trabajar con cuatro coreógrafos, la intérprete detalló que con dos de ellos ya habían preparado dos de las piezas antes de que el Covid-19 obligara al mundo a pararlo todo. “Uno era Yuri Possokhov, con el que fuimos a trabajar en enero en San Francisco. Fue mi compañero cuando estuve en San Francisco y siempre había querido crear una pieza con él pero nunca se había dado la oportunidad. En enero, cuando tuvimos diez días libres, nos fuimos. En febrero creamos con Anna Hop. Lo habíamos hecho todo con la idea de unirlo y hacer algo y esta fue la oportunidad”, aseguró. Los tres meses de confinamiento les sirvieron para contactar con Juanjo Arqués y Christopher Wheeldon. “Todo surgió como algo muy honesto, era esta la forma en la que nos sentíamos: soñábamos con volver a un escenario”.

Los audiovisuales que acompañan el espectáculo funcionan como hilo conductor de una historia que “no es narrativa”. “Es más como una emoción, la forma en la que nos sentíamos al estar separados por un vasto mar. En las imágenes yo estoy en mi pueblo natal y Matthew en los Países Bajos. Queríamos plasmar esa separación y el anhelo por volver a encontrarnos”, sentenció.