El cónsul honorario de Rusia denuncia un complot para usurpar su cargo

Gonzalo Parada se enfrenta a penas de hasta cuatro años y medio de cárcel

por delitos de amenazas, coacciones y vejaciones contra la madre de su hijo

Parada, con su anterior letrada Teresa Campanario, en una foto de archivo.

Parada, con su anterior letrada Teresa Campanario, en una foto de archivo. / Curbelo

El cónsul honorario de Rusia en Canarias, Gonzalo Parada, denunció este miércoles una conspiración en su contra para usurparle el cargo que ostenta, en el juicio en su contra que se desarrolló en el Juzgado de lo Penal número 5 de Las Palmas de Gran Canaria. El diplomático voluntario se enfrenta a penas de cárcel de entre un año y medio y cuatro años y medio por delitos de amenazas, coacciones y vejaciones en el ámbito de la violencia de género. La madre de su hijo, y expareja -aunque él negó este punto-, le ha llevado a los tribunales después de dos presuntos episodios especialmente agresivos en diciembre de 2017 y enero de 2018.

Durante su declaración, en la que estuvo visiblemente nervioso y se mostró irónico y mordaz, rechazó haber insultado a la víctima durante los largos años de relación, utilizando expresiones como «No vales para nada, eres una inútil», «Eres una puta, no sirves para nada» o «¡Qué gorda y qué fea eres!». Según explicó a la magistrada Virginia Peña Hernández, «no es mi forma de ser tratar así a la gente, y cuando hay una discusión, lo que hago es irme», para luego desmentir, igualmente, que le controlara sus conversaciones telefónicas o sus movimientos.

La denunciante, que llegó a trabajar en el Consulado haciendo las veces de intérprete, relató que los «problemas» comenzaron cuando ella quedó embarazada, en el 2000 -mismo año en el que se conocieron, en Madrid-, y que fueron continuos desde entonces y hasta enero de 2018, cuando le denunció. Señaló que esperó hasta ese momento porque tenía miedo de su reacción. En ese sentido, relató que, cuando se enfadaba con ella, «no quería estar con su hijo y dejaba de ayudarnos económicamente». Y cuestionado por el abogado defensor, Armando Martín, sobre el por qué de que, pese a todo, siguiera yendo a la oficina consular, respondió con un contundente: «Tenía que alimentar a mi hijo».

Uno de los hechos más graves que denuncia la mujer, asistida por el letrado Eduardo López Mendoza, se produjo, presuntamente, el 28 de noviembre de 2017, cuando Gonzalo Parada intentó agredirla. Según contó a la magistrada, el cónsul honorario llegó al despacho y se enfadó con ella porque no funcionaba la impresora, hasta tal punto que «se hizo hacia atrás levantó el puño». «Pensé que me iba a matar y lo único que pensé fue en salvarme, me moví hacia el lado de mi mesa, donde tenía los teléfonos para poder llamar y pedir ayuda, pero no llegó a darme, se golpeó a sí mismo y tiró el reloj que llevaba, que se rompió», indicó la mujer.

Su versión fue respaldada por su hijo, que declaró como testigo, y que comentó cómo su padre había insultado en varias ocasiones a su madre en presencia suya, y cómo también hubo momentos en los que le empujó o le zarandeó, aunque reconoció que era muy joven. Fue él quien le animó a que diera el paso de denunciar a su padre porque no podía seguir aguantando las vejaciones que sufría por su parte.

El menor presenció en varias ocasiones cómo su padre profería insultos a la denunciante

El joven narró, con todo lujo de detalles, cómo su padre habría, presuntamente, controlado a su madre de múltiples formas desde que tiene uso de razón. «No le dejaba salir con sus amigas, me preguntaba a mí, cuando nos veíamos los fines de semana, que con quién salía mi madre, si se estaba viendo con algún hombre... Por eso, cada vez tenía menos ganas de quedar con él», expuso a la magistrada. Agregó que, en una ocasión y ya en enero de 2018, su progenitor le confesó que había instalado las cámaras en el consulado honorario para poder vigilar a la que fuera su pareja y poder controlar con quién hablaba.

Tras negar los hechos que denuncia la que fuera su pareja, Parada aseguró que todo el procedimiento judicial, como ya dejó claro en su momento, se montó como una conspiración en su contra perpetrada por la denunciante, su abogado y el letrado que fuera colaborador del Consulado en su momento, José Antonio Penichet, para hacerse con el puesto y el control de la legación diplomática. Insistió en que fue este último el que llevó a los medios su detención policial a finales de enero de 2018, y que se había comportado con deslealtad, al igual que la mujer, lo que le obligó a «cerrar» todos los cajones y armarios de la oficina.

Ni siquiera tengo acceso al embajador ruso en Madrid, aseguró la mujer en su declaración

Sin embargo, tanto el interpelado -que también declaró como testigo-, como la presunta víctima mostraron sorpresa al ser cuestionados al respecto. Penichet desmintió que hablara con el Consulado General en Madrid con intención de arrebatarle el puesto a Parada, sino porque le había mostrado su interés para que le informara de lo que sucedía en la legación diplomática insular. Mientras, su expareja apuntó que no existió ese complot ya que no tenía «ni siquiera acceso al embajador ruso en Madrid».

La Fiscalía interesa una pena de un año y medio de cárcel -ocho meses por el delito de amenazas y otros ocho por el de coacciones-, así como la pena de 15 días de localización permanente por el delito leve de vejaciones injustas. La representante del Ministerio público, Soraya Dávila, consideró que concurren «los elementos necesarios para acreditar que existían» los hechos tal cual los relataba en su escrito de calificaciones. Una opinión que comparte la acusación particular. Eduardo López Mendoza pide una condena de cuatro años y medio de prisión y puso el foco sobre las «explicaciones exóticas» que dio el acusado durante el juicio en cuanto a la trama conspiranoica. Por último, la defensa entendió que no había prueba suficiente para enervar la presunción de inocencia de su cliente, por lo que solicitó la libre absolución de todos los cargos, haciendo ver las «numerosas contradicciones» que detectó durante la vista oral.

Tras la lectura de los informes finales de las partes y la última palabra del acusado, el juicio quedó visto para sentencia.

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