Reflexiones

De la importancia del espacio aéreo y espacial de Canarias y de su defensa

Imagen del encuentro entre Pedro Sánchez y Mohamed VI en Rabat.

Imagen del encuentro entre Pedro Sánchez y Mohamed VI en Rabat. / E.P.

Sebastián Pérez González

A principios del mes próximo Canarias se juega una parte importante de su estabilidad económica futura con los acuerdos que se alcancen en la cumbre hispano-marroquí de Rabat, en cuya agenda de trabajo figura como asunto relevante el control del espacio aéreo sobre su territorio.

De la importancia del espacio aéreo y espacial de Canarias y de su defensa

De la importancia del espacio aéreo y espacial de Canarias y de su defensa / Sebastián Pérez González

En esa cita está en riesgo la pérdida de casi dos millones de kilómetros cuadrados de la gestión de espacio aéreo entre el nivel del mar y 20 kilómetros de altura, que se reduciría a una superficie rodeando perimetralmente las Islas y por debajo de los 8 kilómetros lo que supone, además de una pérdida significativa de proyección de Canarias en el tráfico entre Europa y Sudamérica y la cancelación de un derecho histórico impulsado por las Naciones Unidas, las siguientes realidades:

– El incremento automático de la tasa unitaria de ruta que directamente afectará al coste de los vuelos interinsulares, que podría hasta duplicar el precio de los billetes. En paralelo con una reducción que se estima en el 20% de puestos de trabajo de calidad (controladores e ingenieros) en Canarias, que están vinculados a la provisión de los servicios de navegación aérea que se proveen desde la región.

– La pérdida de oportunidad para la participación de las universidades y de la industria aeroespacial canaria en la explotación del espacio de órbitas bajas circulares, así como, la desvalorización de proyectos como los que se llevan en Fuerteventura para la explotación económica de la estratosfera con plataformas HAPS (High Altitude Pseudo Satellite), con trabajos como la observación de la Tierra, Internet de las cosas, las comunicaciones, la geolocalización y logística o la monitorización de señales.

– Además, supone la desvalorización de iniciativas de lanzamientos de nano satélites al espacio en Canarias utilizando su ubicación en medio del océano y la desprotección de los trabajos en los Observatorios de La Palma y de Tenerife desde Canarias, trasladando la responsabilidad de su control a instancias no nacionales, aunque el daño por invasión de espacio protegido sea en territorio propio.

La integridad y gestión del espacio aéreo de Canarias están en riesgo por la solución que se dé al espacio aéreo en el Sáhara Occidental por la Organización para la Aviación Civil Internacional (OACI) y por el proyecto de Espacio Único Europeo.

En la Sala de Operaciones del Centro de Control de Tránsito Aéreo de Canarias en Ojos de Garza (Telde), es donde se maneja el tráfico aéreo de la región y se gestionan las transferencias de aviones de entrada/salida con otros centros de control (Lisboa, Casablanca, Dakar...) y con otras dependencias internas definida en los entornos de los aeropuertos (Dakhla, Laayoune, Fuerteventura, Tenerife Sur...). Marruecos se encarga de mejorar las instalaciones en tierra y de su mantenimiento, además de los servicios de control de aeródromo.

Por otro lado, se debe recordar que la aviación militar tiene como función primordial, en cualquier parte, la defensa de su territorio, lo que le permite aplicar sus propias reglas de circulación aérea como es la gestión de su propia separación del resto de aviones y obstáculos. Y, puesto que Marruecos entiende que el Sáhara forma parte de su territorio, permite que sus aviones militares operen, en ocasiones, sin conocimiento del sistema de control de Canarias. La OACI no cuestiona estas reglas, solo requiere su regulación y su aplicación dentro de los territorios nacionales propios que es lo que en el Sáhara todavía no se ha dilucidado. El Gobierno de España siempre cerró los ojos ante esta cuestión porque asumía que no suponía riesgo alguno para la aviación civil que sobrevolaba u operaba en la región.

Y, finalmente, como consecuencia de una resolución de la Asamblea de la OACI, que se formalizó por España en mayo de 1952, Canarias tiene la responsabilidad del tráfico aéreo en el TMA Canarias (Área de Gestión Terminal), donde se encuentran todos los aeropuertos canarios, en el área oceánica atendiendo el Corredor Europa-Sudamérica y en el Sáhara Occidental. Pero, en esta última, el compromiso siempre se ha entendido como provisional desde que España abandonó la región y lo debería seguir siendo hasta que se cierre el actual conflicto a través de un acuerdo entre los países implicados que OACI debe revalidar, sabiendo que las Naciones Unidas a la que pertenece, tiene aprobada una resolución sobre el Sahara que, hasta la fecha, no se ha cumplido.

En ese escenario, Canarias ni puede ni debe intervenir, aunque sí asegurarse el futuro del resto de su espacio aéreo que corre un grave riesgo de perderlo, a causa de decisiones surgidas desde la Dirección General de Aviación Civil de España asociadas al proyecto de Espacio Único Europeo.

En este momento, si se aplicase el Acuerdo entre el Reino de España y la República Portuguesa, firmado para establecer el Bloque Funcional de Espacio Aéreo del Suroeste el 17 de mayo de 2013, Canarias perdería el control oceánico del corredor entre Europa y Sudamérica y el control en el espacio aéreo superior sobre las Islas, desde 24,500 pies a ilimitado. Ese servicio pasaría a ser asumido desde Madrid (quizás desde Barcelona o Lisboa) pero desde el momento que entrase Marruecos y Argelia en el Espacio Único Europeo, incluido en las previsiones de Eurocontrol, pasaría por lógica geográfica a llevarlo Casablanca que es África y no Europa, como lo sería en el caso de cualquiera de las otras tres capitales.

La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, a la que pertenece el Observatorio, alertó en 2014 al Gobierno de Canarias que, a su vez, lo trasladó a Madrid, del daño que representaba para Canarias mantener los términos del Acuerdo. Sin embargo, nunca se obtuvo una respuesta formal escrita y solo de manera verbal se facilitó una interpretación de lo que consideraban una dependencia orgánica y otra funcional, es decir, no hay argumentos objetivos que justifiquen ante Canarias el Acuerdo. Además, aunque no sea un escenario inmediato por la incapacidad europea para acordar la desaparición de las fronteras terrestres en el aire pese a la presión de los operadores aéreos por reducir consumos y contaminación, tampoco hay necesidad de mantener un acuerdo que incumple condiciones reconocidas en espacios oceánicos similares y se considera abusivo hacia Canarias.

El Gobierno de Canarias no debe seguir de perfil, como nos tiene cada vez más acostumbrados cuando se trata de temas aeroespaciales. Acaba de hacerlo al aceptar, sin explicaciones técnicas razonables, no ser la sede de la Agencia Espacial, o cuando defiende con simplezas la gestión de los aeropuertos canarios mientras pierde más de 400 millones de euros anuales.

Canarias tiene que exigir, en paralelo con la resolución del tema del Sáhara, la modificación del Acuerdo con Portugal copiando para Canarias lo que se ha hecho en el resto de los espacios oceánicos septentrionales. Ninguno de ellos necesita aplicar el proyecto de espacio único, pero en el caso de la comunidad canaria, además, implicará daños notables a su imagen, economía y desarrollo, que van más allá de la responsabilidad de coordinar los vuelos que lo atraviesen tanto en sentido horizontal como en el vertical, para cruzar hacia la estratosfera, donde tantas esperanzas de desarrollo aeroespacial están depositadas.

Pero, además, Canarias debe exigir con la máxima rotundidad y junto a los operadores aéreos europeos, el cumplimiento estricto del Cielo Único en el continente, porque reduce la huella de carbono y se perjudica notablemente la regularidad de los vuelos con las Islas. No han sido capaces, ni siquiera, de acordar la eliminación de las fronteras dentro de la Península y, sin embargo, se preocupan de ocupar la del océano que no es necesaria y a que se aplique en Canarias el impuesto por emisiones.

Señor presidente del Gobierno de Canarias, defienda con rigor los intereses de las Islas en el aire y en el espacio, rodéese de expertos independientes que le expliquen la importancia económica y social del sector, en una comunidad en la que la lejanía y su situación en medio del océano, fue siempre su gran problema, pero que ahora, representa su gran oportunidad.

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