Ayer hubo público en el teatro Guimerá de Santa Cruz de Tenerife durante el desarrollo del acto institucional del Día de Canarias. A ese hecho diferencial aludió el presidente autonómico, Ángel Víctor Torres, como prueba del territorio ganado al covid. Tras mostrar su pesar por las muertes que el coronavirus ha provocado en el Archipiélago, anunció «años duros» pero «apasionantes» en los que, para salir de la actual crisis, se recorrerán caminos diferentes a los seguidos «hasta que irrumpió la pandemia». «Es el momento de la transformación de Canarias», enfatizó Torres. Y mientras comienza a concretarse ese resurgimiento, el jefe del Ejecutivo regional señaló que las Islas han recibido la ayuda paliativa más cuantiosa de España de cara a aminorar la destrucción de empresas.
Aludió así a los «1.144 millones» de euros que deben llegar a la sociedad, a cada empresa, a cada autónomo que lo necesite». Sin embargo, la reconstrucción será lenta y restan aún muchos meses de dolor. También para que se marche el que Ángel Víctor Torres aseguró sentir al comprobar los daños que, más allá de lo sanitario, ha provocado el parón económico.
Mención al desempleo
Entre las más perjudicadas, «las 280.000 personas que hay en paro en las Islas» y las «más de 80.000» que aún continúan afectadas por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). «Nos duelen las colas para pedir alimentos. Nos duelen los negocios vacíos. Nos duelen las familias sin recursos, los que esperan por una atención a su dependencia o por una lista de espera sanitaria», enumeró Torres.
En el resurgimiento que el presidente atisbó, el camino largo los constituyen, entre otras cuestiones, la construcción de «los estudios cinematográficos más modernos de toda España», «ser parte esencial del impulso del hidrógeno verde como fuente energética» o «liderar la implantación de las eólicas off-shore». Todo ello en comandita con el capital privado.
Sin embargo, hasta que ese árbol crezca y dé frutos, cuatro de cada diez empleos seguirá aportándolos la actividad turística. Y al hito de su reactivación se refirió el presidente vinculándolo al plan de vacunación y a la seguridad sanitaria. El objetivo es «alcanzar el 70/70: 70% de inmunizados antes de acabar el verano y recibir, en el último mes del año, al menos el 70% de los turistas» que visitaron las Islas en diciembre de 2019.
No obvió Torres que para ello es necesario que el ritmo de llegada de vacunas mantenga su actual intensidad e incluso la supere. Se mostró seguro de que así sucederá, lo que permitirá cumplir con las previsiones de recuperación de la activación alojativa.
No obstante, sin renunciar a las ventajas que presenta el Archipiélago como bastión del turismo mundial, el presidente abogó por incrementar el valor añadido «aplicando la economía del conocimiento (del big data y de las tecnologías habilitantes para las personas) y descarbonizando» el destino «con hoteles y coches de alquiler» que eliminen las emisiones de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. Turismo, sí; pero más limpio y tecnológico.
«Habrá quien dude aún de esos conceptos, pero nunca las palabras reactivación, solidaridad, progreso, transformación, sostenibilidad y oportunidad habían estado tan cargadas de sentido», abundó Ángel Víctor Torres. «Tenemos que convertirnos en lo que queremos ser. En las islas que queremos ser», añadió.
A juzgar por el contenido de su discurso, en esa aspiración no hay lugar para revisionismos ni sendas que conduzcan a posiciones insolidarias o fanáticas. Lo explicitó en el tramo de alocución que reservó a la cuestión migratoria. Al homenaje que tributó a «los equipos de rescate, al personal sanitario, al voluntariado, y a todas las personas que han hecho lo imposible para salvar vidas en medio de una tragedia en el mar», opuso la tibieza con que la Unión Europea (UE) ha respondido al incremento de la presión.
«Solidaridad obligatoria»
Con un «debe entender que nuestra frontera es su frontera y que la solidaridad obligatoria no es una opción, sino una necesidad», retó el presidente a Bruselas. Y tampoco ahorró en críticas para las regiones españolas que se ponen de perfil cuando se les habla de repartir entre todas a quienes logran llegar a tierra firme. «Nuestro país debe hacer un ejercicio de corresponsabilidad, especialmente cuando hablamos de menores acompañados», afirmó Torres.
Por encima de toda consideración política, Ángel Víctor Torres colocó el repudio a cualquier intento de culpar a los recién llegados de los problemas que cada cual pueda arrastrar. «Rechacemos con todas nuestras fuerzas cualquier manifestación xenófoba o racista», exigió Torres.
«Fuimos un pueblo emigrante, y esa es una de las razones por las que en este Archipiélago solidario y acogedor no hay hueco para el odio y el fanatismo», continuó el jefe del Ejecutivo canario, que también demandó de la clase política una altura de miras suficiente para no utilizar el asunto en su propio provecho.
Torres tampoco dejó pasar la oportunidad de destacar que en este año las tres galardonadas con los premios Canarias sean mujeres. En su opinión, se trata de «otro feliz síntoma de que nuestra sociedad está ya experimentando una transformación igualitaria».
«Desgraciadamente, en la historia de la Humanidad, de forma sistemática, se ha condenado a la invisibilidad el trabajo de muchas mujeres. Un talento injustamente silenciado», lamentó el presidente regional. Ante ese agravio que se ha mantenido durante siglos, Ángel Víctor Torres afirmó que el Ejecutivo que preside «está volcado en combatir las desigualdades. Somos un Gobierno decididamente feminista (...). Defendemos el esfuerzo y la superación. Apostamos por el talento», aseguró.
